Valencia (Córdoba)

Viernes 19 de agosto de 2016

A poco tiempo de arrancar de Tierralta llegamos al paso del río sobre un Ferry con capacidad para ocho vehículos.

La plata para la construcción del puente permanente, la han girado varias veces pero nada que lo terminan.

Apenas si se ven los muñones de lo que será el viaducto, a lado y lado del cauce.

 

Qué vaina tanta corrupción de políticos y constructores.

Habiendo tantos funcionarios de Contraloría y Procuraduría, no se explica uno cómo ocurren estas cosas.

Definitivamente el dinero corrompe lo que sea.

La ventaja de esta demora sobre el planchón es que los alimentos que venden mientras se atraviesa el río, son ricos y económicos: mojicón pequeño a 200 y papa rellena a 700.

Al llegar a Valencia, fotografío la Biblioteca sin lectores, la plaza de mercado cubierta y el parque que está frente a la iglesia.

Porque unas cuadras más afuera está el otro Parque con la estatua pedestre del Libertador Simón Bolívar.

Pasamos también por el Idem José María Carbonel y el Hospital Sagrado Corazón.

Me llama la atención un establecimiento comercial grande llamado ‘Miscelánea y Abastos El Santuario’.

Con seguridad que pertenece a un aventurero del oriente antioqueño que se vino para Córdoba a probar suerte y le ha ido muy bien.

A mi lado va una abuela que espera visitar a sus hijos en Apartadó. Nos turnamos la posibilidad de apoyar el codo en el descansa brazo y de esa manera nos hicimos amigos.

La pobre mujer se queja de sus achaques, la consuelo haciéndole caer en cuenta que, al menos todavía se da el lujo de viajar sola.

En el otro extremo se acomodó una indígena con dos niños. Qué cosa cómo es de fuerte el instinto maternal, a la mujer no le importan sus incomodidades con tal que los niños duerman tranquilos.

En el viaje de San Pedro de Urabá hacia Montería pude concentrarme en admirar los hatos ganaderos tan bellos que rodean a Valencia. Qué prados tan verdes y planos, parecen una mesa de billar.

Y ni hablar de los árboles de frondas variadas y fértiles.

Esta zona del país y el municipio de Valencia es muy entretenida, vale la pena recorrerla.

Me encanta la especie de árboles que aquí llaman ‘rama de humo’, pues el tallo y los gajos tienen color gris muy bello.

A las cinco de la tarde pasamos por Valencia. Es muy especial esta hora del día en tierra caliente y mucho más en zonas ganaderas. Los últimos rayos del sol tiñen de dorado el paisaje, todo luce de película.

En este momento las reses hacen la última comida del día.

Son pocas las vacas que están rumiando sentadas. Me imagino lo que le dirán a las que se están alimentando:

‘Sí, cómo no, coma  bastante y engórdese rápido para que la lleven pronto al matadero’.

Qué bueno volver a pasar el Ferry. Es un cuarto de hora en el que los pasajeros nos podemos bajar del bus a la plataforma móvil y comer alguna de las delicias que venden, mientras el Ferry atraviesa de una orilla a otra.

Esta vez cené con una papa rellena que aquí las elaboran de manera más sencilla: dos mitades del tubérculo unidas por una porción de carne molida y atadas con huevo y harina. Todo se sumerge en aceite caliente, y listo.

Haga de cuenta un sánduche, pero de papa.

Y lo mejor fue la conversación que tuve con el conductor de una ‘Pastrana’, un señor sinpatiquísimo que al sonreír muestra unos dientes sanos y grandes, como de caricatura.

En 1.972 el presidente Misael Pastrana importó unos camiones marca HI con destino a las Cooperativas del país.

Parece que al fin de cuentas los camiones se comercializaron y ahora quedan unos pocos de esos vehículos de diseño tan hermoso.

Cerca de la apartada de Valencia, es decir el cruce que sale para este municipio,  hay un poblado grande con el Colegio Morales como el establecimiento más destacado.

Al regreso de Valencia,  unos cinco kilómetros antes de El Quince, identifiqué dos puntos muy importantes, con las entradas ubicadas casi una frente a la otra:

Costa de Oro, donde Mancuso tiene sus tierras sobre el margen norte y unos pasos más adelante está Santafé de Ralito en el costado sur, donde se firmó el acuerdo con los paras durante el gobierno de Álvaro Uribe.

El alcalde de Valencia hasta el 2019 es el señor José Ignacio Gómez Ramos.

Aquí viven en total 34.000 valencianos, 12.000 en el pueblo y 22.000 en las veredas.