Tiuma Park Villavicencio (Meta).

Después de la Base Aérea de Apiay, en el kilómetro 15 de la carretera  que de Villavicencio conduce a Puerto López, está Tiuma Park, un novedoso Parque de Diversiones con atracciones únicas.

Me hospedé de domingo a lunes en una habitación amplia con aire acondicionado y todas las comodidades de un hotel moderno.

Además de la zona de carpas, el parque presta servicio de ‘glamping’: una especie de camping cinco estrellas al lado de la laguna y con deck para disfrutar en privado, los inolvidables amaneceres y atardeceres de la llanura.

El Tiuma Park de Villavicencio es una excelente alternativa para quienes ya conocen otros parques y suspiran por visitar el llano y deleitarse con su cultura.

El parque ofrece variadas actividades para toda la familia y en mi caso escogí tres:

1-Buggy Cerrero en Tiuma Park:

Se trata de un recorrido bajo techo en lo alto de un gran campero decorado con la bandera nacional, de llantas colosales y potente motor.

Algunos de los participantes en esta actividad fueron niños y sus padres, invitados a celebrar el cumpleaños de un chico de la familia o compañero de colegio.

Se recorre parte de la hacienda, con estaciones en los diferentes mundos: de los bovinos, los búfalos, los equinos y la Orinoquia.

Tan pronto llega el Buggy, los animales se dirigen al comedero donde un auxiliar les coloca alimento y los visitantes los aprecian de cerca.

Durante todo el recorrido por potreros, lagunas, quebradas y morichales, el conductor anima a los participantes, les enseña el silbido para llamar las reses y dá información sobre el atractivo de la siguiente parada.

La actividad dura una hora larga, es muy agradable, los participantes van sentados y solo se ponen de pie cuando el buggy se detiene para observar y tomar fotos del paisaje llanero, las garzas, los toros, los capuches, o los zaínos, todos en su medio natural y completamente libres.

Cuando nadie lo espera, surge de los bosques y a caballo un personaje mítico. Se trata de El Cabrestero, Superhéroe de la región que viste de negro, lleva el rostro tapado con máscara blanca y bajo la capa esconde el cuatro, instrumento de cuerdas típico de las sabanas ganaderas.

El espíritu altruista de El Cabrestero lo lleva a permanecer incógnito. Solo se hace  visible para los corazones apasionados con la naturaleza y la cultura llanera.

Antes de partir en su caballo pinto, El Cabrestero nos deleita con graciosas coplas alusivas a los visitantes. Es un momento para la risa y el asombro ante el repentismo y la creatividad del personaje mítico.

El recorrido en Buggy por la hacienda me permitió fotografiar aves en vuelo, disfrutar del aire puro y la belleza exuberante de las palmas de moriche.

A continuación fui al restaurante típico donde me sirvieron un auténtico plato de la gastronomía llanera.

Mientras almorzaba se sintió de pronto un ruido estremecedor: justo cuando despegó un avión supersónico de la base aérea de Apiay, que está en seguida del Parque.

2- Canopy Misión Delta:

Este deporte de aventura permite surcar los aires de un punto a otro y contemplar la hacienda desde arriba con sus variadas especies animales y vegetales.

El desplazamiento sobre los hilos de acero es seguro y divertido, gracias a los arnés que proporciona el Parque, las tirolinas dirigibles y los cables inclinados que aprovechan  la gravedad.

El distintivo del Tiuma Park, es un viejo avión DC 3 encaramado en una plataforma a 40 metros sobre la tierra, hasta la cual se sube en moderno ascensor.

Para mí, amante de estos viejos aeroplanos fue emocionante estar dentro de un auténtico DC 3, con sus costillas metálicas sosteniendo láminas de aluminio. Me encantó mirar de cerca el tren de aterrizaje, sus potentes motores y la cola de tres aletas.

De pronto el motor derecho comenzó a echar humo, mientras por los alto-parlantes se nos advertía de una grave emergencia, ante la cual no quedaba otra que abandonar la nave lo más pronto posible.

Uno a uno nos lanzamos al vacío, suspendidos del cable aéreo al cual los instructores amarraron los arnés.

Previamente nos habían instruidos respecto a la forma de frenar cerca al piso, utilizando en la mano derecha el guante con carnaza que debíamos presionar contra el cable. Y con la mano izquierda a manera de timón, pudimos dirigir el cuerpo hacia un lado u otro.

Me encanta la aviación y todo lo que tenga alas me hace vibrar, por lo que esta actividad para mí fue emocionante al máximo.  El descenso rápido a través del cable hizo hervir mi sangre y sentí cómo la adrenalina fluyó a borbotones dentro del cuerpo.

Siguieron otras siete pruebas de Canopy, a través de cuerdas más bajas pero siempre con los arnés amarrados al cable de seguridad.

El primer Puente Tibetano fue para mí lo más difícil: caminar con los pies sobre  delgada cinta de acero y teniéndome con los brazos de otros dos cables, no fue fácil para este viajero setentón. De todas maneras fue apasionante la satisfacción de llegar al objetivo.

3- Recogida de Ganado:

A las cinco de la tarde nos encontramos junto al establo para participar de la recogida de ganado: arrear unas 30 reses de un potrero a otro después de pasar una quebrada y algunos pastizales.

Me asignaron a ‘Pelod’oro’, un caballo color amarillo y alto, al cual me dio brega trepar. Solo con la ayuda del caporal pude colocarme arriba de la silla.

En cambio había compañeros muy duchos para andar a caballo. En el potrero adecuado y cuando el conductor lo autorizó, salieron a galope por la manga. Incluso una de las chicas, llanera por supuesto, fue la que más rápido cabalgó por la sabana.

Este ‘Pelod’oro’ se parece a mí: siempre quiere ir de primero en la fila. No es fácil de controlar con la rienda; sin ser bravo, se le notan los bríos y el deseo de ocupar la delantera.

A las 6:15 regresamos al establo a entregar las bestias y fotografiar el atardecer con el DC 3 en primer lugar.

Para quienes ya conocen el Eje Cafetero, la costa Caribe o el Chicamocha, Tiuma Park les espera con diversiones inéditas y emociones nunca antes sentidas.

Domingo 28 de abril de 2019