Tibacuy (Cundinamarca).
Martes 1 de marzo de 2016
Fusagasugá, en Cundinamarca, es el epicentro de la región del Sumapaz. Ahí me ubiqué en los últimos cuatro días, para visitar desde allí, algunos municipios del sur del departamento.
Un periplo muy interesante que me permitió conocer Soacha, Sibaté, Granada, Arbeláez, Pasca, Silvania, San Bernardo, Cabrera, Venecia, Pandi y Tibacuy.
Este último pueblo me encantó por los paisajes tan bellos que se observan alrededor del casco urbano.
Desde esa montaña empinada donde se asienta Tibacuy, se divisa muy bien Fusagasugá y la meseta de Chinauta, por donde desciende la vía que une a Bogotá con Melgar.
Pero Tibacuy también es importante centro arqueológico. En sus laderas hay petroglifos muy significativos, cuevas y variadas muestras de Arte Rupestre.
Se cuenta que, a una de las rocas con inscripciones aún sin descifrar, llegaban las indias Panches a dar a luz sobre la peña, rodeadas de los mejores guerreros de la tribu, para asegurar la fortaleza de la creatura.
En otros sitios cercanos, los Panches celebraban ritos religiosos, según se desprende de las figuras encontradas.
Cerca de Tibacuy está la cueva de Manquetewinca donde se cree que los españoles enterraron tesoros, aún sin descubrir.
Y es que para dominar a los Panches, los ibéricos se aliaron con los Muiscas y fue la única forma como se adueñaron del territorio.
En los alrededores de Tibacuy se pueden hacer recorridos al Cerro de la Diosa Luna, la Cabeza del Indio, el Pico del Águila y otras formaciones rocosas que los aficionados al rappel utilizan para practicar su disciplina.
En el Cerro Quininí, hay nogales hermosos, como el que fotografié bajando de Tibacuy. Toda la naturaleza del sector atrae a los amantes de la ecología y a quienes practican deportes de aventura.
Yo disfruté de la vista sobre Fusagasugá y toda la región del Sumapaz.
Cumaca es un corregimiento de Tibacuy y su centro comercial más importante. Está ubicado a diez minutos por carretera de la cabecera municipal.
Esa es una región agropecuaria muy rica, donde se cultiva café, aguacate, granadilla y se crían cerdos y ganado.
Así como desde Los Ángeles se observan las letras con la palabra Hollywood, a un costado de su pueblo los Tibacuyenses construyeron letras gigantes de 13 metros de alto por 8 de ancho.
Esa insignia monumental con el nombre del pueblo, es visibles desde varios puntos de la vía que desciende hasta Melgar, permite que Tibacuy no pase desapercibido y atrae la atención de muchos turistas. Excelente recurso publicitario.
El cartel fue declarado Patrimonio Municipal por parte del Concejo de Tibacuy. Las letras fueron elaboradas con pintura sobre la roca, alrededor de 1.984, por parte de los señores Edilberto Soler, Hernán y Alejandro Torres en colaboración con la comunidad tibacuyense.
Ojalá el nuevo alcalde Javier Serrano Orjuela, gestione la pavimentación de la vía que sube a Tibacuy, que ahora tiene el asfalto en regular estado.
La alcaldía funciona abajo de la plaza principal, en una sede reciente, muy agradable.
Lo que sí tiene Tibacuy es un buen servicio de transporte público desde Fusagasugá. Cada 20 minutos sale una buseta y el costo del pasaje para 15 kilómetros y 50 minutos de recorrido es de $4.000.
Comenzando el viaje se pasa por casas campestres y condominios rurales. Todo el recorrido se hace entre arboledas y vegetación tupida.
Y por la vía a Silvania, se ven vallados de varias cuadras de longitud y diseños hermosos.
Lajas amarillas rectangulares o rocas de formas diferentes marcan el límite con la carretera.
Tibacuy también tiene importancia histórica. En sus laderas fue donde en 1.537 Gonzalo Jiménez de Quesada logró vencer a los aguerridos indios Panches, en la Batalla de Tocarema.
Esa victoria la consiguió el conquistador, sólo cuando algunas tribus Muiscas se unieran a la causa española.
En mi visita a Tibacuy fotografié el cielo raso antiguo y metálico de la iglesia parroquial. También me atrajeron las figuras, un tanto primitivas pero agraciadas, de las estaciones del Vía Crucis.
En el marco de la plaza se ubica el Colegio San Juan Bosco y dentro del parque hay juegos infantiles y una cancha mixta cubierta.
Estuve en el Centro Digital donde había jóvenes recibiendo clases de computación, en tanto que en la biblioteca los libros permanecen en los anaqueles sin quién los lea.
Antes de regresar, me ubiqué cerca a la salida para Siberia, para tomar fotos desde ese mirador imperdible que es la carretera a Tibacuy.
Más abajo, cerca al restaurante Carne Asada, hay miradores de ensueño con vista privilegiada. Allí esperé que oscureciera escribiendo este relato.
La buseta en la que regresé a Fusa, hizo tránsito por Silvania, por donde la carretera está en mejor estado.
Me fascinó Tibacuy. No solo por mi afición a los miradores, sino por su gente acogedora y el clima fresco que se disfruta a esa altura.
Muy recomendable este municipio que tiene de todo: Historia, Arqueología, caficultura, zonas únicas para deportes de aventura y paisajes de ensueño.
Lo ideal es subir a Tibacuy en horas de la tarde con el sol a la espalda y la panorámica de Chinauta iluminada.
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Sí, muy hermoso Villa de Leyva, lo he visitado varias veces. Saludos.