San Petersburgo (Rusia) 1/2.
Miércoles 1 de junio de 2011:
San Petersburgo, la antigua Petrogrado, más tarde renombrada Leningrado durante la época soviética en honor del líder bolchevique: Lenin, es una de las ciudades más bellas del mundo.
San Petersburgo es llamada la ciudad de las ‘noches blancas’, debido a que durante el verano apenas si se oculta el sol unas pocas horas. También ‘La Venecia del Norte’, por los canales que, a veces, forman sus calles.
La ciudad está construida en el estuario que forma el río Neva, antes de desembocar en el Mar Báltico, concretamente en el Golfo de Finlandia. Este río Neva, a pesar de su corto recorrido, es el tercero más caudaloso de Europa, después del Volga y el Danubio.
Viniendo del aeropuerto, cerca de la ciudad, empieza el trancón vehicular. Se ven carros marca Kia y Opel. Aquí en San Petersburgo hay tranvía, pero no se usa tanto.
También hay transporte férreo muy bien aprovechado, tanto para pasajeros como para carga.
Ahora vimos pasar un tren como con cien tanques petroleros. Rusia es el principal productor mundial de crudo y de varios minerales.
Avenida Nevsky.
A las 5:30 de la tarde estuvimos muy cumplidos en la recepción del hotel, para hacer la primera caminada por el centro de San Petersburgo.
Anduvimos primero por la conocida calle Nevsky, para llegar a pie al centro histórico.
En principio nos encanta esta ciudad, de arquitectura preciosa y con decorados únicos. Se ven Atlantis, cornisas, capiteles, artesonados, frontones y toda clase de adornos propios de la arquitectura clásica occidental.
Y algo que nos impactó: los tulipanes blancos y rosados que había en uno de los antejardines de la avenida Nevsky.
Llegamos hasta el Puente del Domador de Caballos, sobre el río Neva. Es un punto emblemático de la ciudad y sitio de encuentro para muchos lugareños.
En las cuatro puntas del puente, que ocupa toda una esquina, hay igual número de caballos con sus jinetes domadores. Como para quedarse un rato allí observando los detalles de las esculturas.
Más adelante encontramos la Catedral de Kasán, un remedo de El Vaticano, en el afán de los gobernantes rusos, por copiar todo lo bello que observaban en el resto de Europa.
En la misma avenida Nevsky, se encuentra un edificio propio de la escuela Art Nouveau, cuya esquina remata en una alegoría sobre el globo terráqueo.
Paseo por el río Neva.
Tomamos la embarcación para hacer el paseo por los canales del río Neva, mientras el sol comienza a declinar. El paseo costó 6.000 rublos, unos 40 euros por persona.
Qué maravilla de recorrido. Aunque venteaba frío, en la cubierta del barco había suficientes frazadas para que todos nos abrigáramos. Yo no necesité frazada, me sentía feliz, pleno, como extasiado.
El que lo hubiéramos hecho al atardecer, en vez de desmejorar el recorrido, antes le dio un encanto especial. Hubo arreboles dorados que hicieron más colorido al viaje.
Desde el barco todo se vio espectacular: la iglesia de la Sangre Derramaba, la catedral de San Pedro y San Pablo; el río Neva, las demás embarcaciones, la Torre Rostral, las torres de los edificios, los puentes, todo lució para nosotros sus mejores galas.
A esta hora el firmamento se puso lo más vistoso, a veces con nubes caprichosas, a veces con jirones blancos o rayas rectas de aviones tardíos, que dejaron su rúbrica sobre el cielo azul. Así que a las once de la noche caminamos de regreso a Nevsky, encantados.
Aunque ya son las doce de la noche, aquí cerca del polo norte, el firmamento está como cuando en el trópico son las seis de la mañana. Todavía no ha oscurecido del todo. El 21 de junio es la ‘noche blanca’, y estamos cerca de esa fecha.
Espere mañana miércoles: Iglesia de la Sangre Derramada, Palacio Peterhof y Museo Ermitage.