San Pelayo (Córdoba).
Miércoles 27 de agosto de 2014
En Lorica llaman ‘Terminal’ al sitio desordenado, frente al supermercado Olímpica, en donde se detienen los buses que van y vienen por la troncal del Caribe. Allí abordé transporte para este otro pueblo cordobés, que huele a porro.
Por esta zona el paisaje es muy bello. Pastizales extensos donde se alimenta el ganado, palmeras con racimos de cocos amarillos, y una escuadra de aves que a esta hora cruza el firmamento, en perfecta formación.
Observo sobre la izquierda una garza de largo cuello delgado, que descansa sobre un tronco seco. Parece joven, por su pico color amarillo claro y ese cuerpo tan estilizado y puro.
Más allá se ven dos espejos de agua, no obstante las semanas de intenso verano que hemos tenido. Más acá hay un pequeño caño con espesa nata verde. Y al final, un cultivo de maíz de tallos secos ya cosechados.
Por acá poco cuidan los árboles de teca, pues los que sirven de cerco, conservan sus ramas en desorden, sin podar. Es necesario cortar las ramas bajas, para que el tronco se alargue y crezca derecho.
En un potrero dejaron crecer tanto el pasto, que las reses se ven como hundidas navegando entre la hierba verde. Al otro lado, un cultivo de sorgo maduro y al fondo, cercos limitados con árboles jóvenes, muy altos.
Allí un cultivo de papayuelas, de tallos arqueados y, más adentro, ya casi salen los primeros chócolos de un sembrado de maíz, los mismos que, como se sabe, siempre son para los pájaros.
Hermoso todo, rico viajar por entre estos paisajes maravillosos.
Llego directo a la plaza de San Pelayo, municipio al que siempre quise venir durante el Festival del Porro. Nunca se me presentó la oportunidad y cuando vivía en Barranquilla, me faltó decisión para venir solo, una vez que mis compañeros de trabajo desecharon la invitación. En aquella época no era todavía el ‘joven’ andariego que soy ahora.
La iglesia de San Pelayo está bien, mediana, de una sola torre cuadrada, tiene arriba un reloj que marca puntual la hora: 4:20 de la tarde; y encima del frontis, una cruz de hierro donde descansa un pajarito.
Por dentro, el templo parroquial no es gran cosa. Aunque está cerrado, estirando los brazos, logré que mi cámara ‘lo mirara’ y grabara la imagen.
Los andenes del centro de San Pelayo son parejos, y el parque principal luce bonito. Se ve que al menos en esas obras, sí se han invertido bien los dineros de la comunidad.
En una fuente luminosa que hay a la salida, se ve la escultura de ‘Las Aguadoras’, como homenaje a la mujer campesina que acarreaba el agua en múcuras.
En el parque, una colegiala se muestra difícil ante su compañero coqueto. Y varios jóvenes desocupados, charlan en las bancas de la plaza.
Le pregunto a uno de ellos si estudia, y me cuenta que ya terminó el bachillerato y en lo único que ha podido ocuparse, es en el pago del servicio militar.
Y qué fué lo que más le gustó de esa experiencia? – le pregunto a mi amigo.
Pues el fusil y las mujeres… – responde malicioso, y luego me explica cómo, gracias al uniforme y el arma, le era más fácil conquistar a ‘una hembra’.
Esa es la realidad: para muchas niñas un soldado o policía, es lo más cercano a su ideal de hombre fuerte y decidido.
El Palacio Municipal está bien presentado, a su lado está la Casa de María Varilla, una mujer cienaguera, que siempre asistía a los fandangos, pedía el mismo porro y al final le pusieron su nombre, como distintivo de esa melodía.
María de los Ángeles Tapias, como era su nombre original, vivió a principios del siglo XX, y es considerada la mejor bailarina de porro de todos los tiempos, por lo que pasó a ser símbolo de la cultura sinuana. Su apellido materno, lo cambió por Varilla, como se firmaba uno de sus amantes, pues le pareció un apellido más sonoro y bello.
Al principio el Festival Nacional del Porro se realizaba frente a la iglesia parroquial, pero últimamente, ante la gran cantidad de aficionados que llegan a la fiesta de mitad de año, el evento se celebra en un lote grande que hay a la salida y que ya empieza a ser pequeño.
Por eso existen los planos para una construcción definitiva, en las afueras del pueblo.
A las cinco de la tarde una moto me sacó hasta la carretera principal en donde abordé la buseta para mi hotel en Montería.
Hola hacia mucho tiempo necesitaba esta informacion 🙁 al fin voy a poder terminar el trabajo del semestre muchas gracias T.T