San Mateo (Boyacá).
San Mateo se encuentra a 200 kilómetros al norte de la capital boyacense.
Vistas espléndidas
Para llegar en San Mateo desde El Espino, hay que transitar por un ascenso empinado, con vistas profundas sobre las montañas y los estrechos valles, allá abajo.
A esta altura, si estuviera despejado, veríamos la Sierra Nevada del Cocuy, Güicán y Chita con sus mantos blancos cobijando la cordillera. Ahora, cordones de pesadas nubes impiden observar las crestas heladas.
Por estas vías del norte de Boyacá circula poco tráfico. Menos mal ya los buses no se varan y este carro en el que voy es bastante moderno.
Casi no se ven autos ni motos, los campesinos como que siguen apegados a la bestia de carga.
En tierras cálidas en cambio, la gente se inclina más por el vehículo de dos ruedas, también porque es más favorable en terrenos planos.
Durante largo rato la panorámica de El Espino, el pueblo que dejamos atrás, se sigue viendo desde diferentes ángulos.
San Mateo es más grande que los tres municipios anteriores: Guacamayas, El Espino y Panqueba.
Para este momento ya tenía amistad con el conductor, que prefiere encargarse de cobrar a los pasajeros que suben y bajan, y el ayudante que ejerce ahora como conductor de relevo.
Amplitud y limpieza
San Mateo se ubica como en un hoyo, en la base de una gran montaña. Su panorámica se divisa muy bien antes de transitar por esas calles amplias, pavimentadas con cemento y muy limpias.
Al medio día llegué a este pueblo de calles solitarias, con un sol canicular que me obliga a buscar los aleros, pero gracias al cual todo se ve espléndido.
El parque de varios niveles tiene palmeras reales y otras muy decorativas y comunes en las plazas boyaceses.
La iglesia de San Mateo se distingue por las cuatro puntas en que terminan las dos torres cuadradas. La fachada está pintada ahora de blanco y al frente ofrece una pequeña terraza con eras cultivadas a continuación.
Por dentro la ermita es preciosa. En tonos blanco y azul celeste, la cubierta superior simula de verdad un cielo despejado. Encima de los seis arcos ojivales, hay sendas claraboyas con las cuales se garantiza en el interior del templo y por muchas horas, la luz natural.
Los capiteles con volutas doradas le dan un toque de elegancia al recinto de tres naves, sobrio y elegante.
Junto a las escalinatas del atrio aparece la imagen del evangelista San Mateo, patrono del pueblo y se lee en caracteres griegos la palabra ‘apóstol’.
Déficit de maestros
La Normal Superior tiene magníficas instalaciones frente a la cancha de fútbol bien conservada.
En el establecimiento educativo se han formado los profesores de Boyacá y otros departamentos.
Lástima que a los jóvenes de hoy no les entusiasma ser maestro, una profesión más necesaria que comunicador social, veterinario o chef.
Cultivos y paisaje
La economía de San Mateo gira en torno a la agricultura, el turismo y la apicultura. Este municipio tiene la ventaja de poseer los tres pisos térmicos y de ahí la gran variedad de productos agrícolas.
La chirimoya es uno de los productos bandera y ya existen en los alrededores alojamientos para turistas en casas campesinas.
Queda para otra venida el ascenso a la capilla de la Veracruz, con amplia panorámica sobre el casco urbano y sus alrededores. El viernes santo es sitio de peregrinación para la mayoría de sanmatenses.
Viajando hacia La Uvita, se ve espléndida la panorámica de San Mateo durante un tiempo mientras se asciende la alto.
En este municipio habitan cinco mil sanmatenses. 1.500 en el poblado y 3.500 en los campos.
Pablo Roberto Estupiñán Sepúlveda será el burgomaestre de San Mateo hasta el 2019.
Martes 26 de abril de 2016
Excelente descripción.
Qué bueno que le gustó, saludos.