San Juan de Rioseco (Cundinamarca).
Lunes 2 de noviembre de 2015
A las nueve de la mañana salí del municipio de Vianí hasta La Rioja, el punto donde comienzan las partidas para San Juan.
Son 13 kilómetros que recorrí en medio hora.
Estando en el cruce, pasó Luis, un taxista de buena honda que por $2.000 me llevó hasta la Plaza Principal de Rioseco. Es posible que por $10.000, el mismo Luis me regrese más tarde hasta Chaguaní. Qué bien.
Mi conductor paró de buena gana en la curva antes de llegar a San Juan, desde la cual, en horas de la mañana, se ve lo más de bien y con sol favorable, todo el casco urbano de ese municipio.
Rioseco es un pueblo un poco inclinado, pero de bella panorámica.
Luis me dice que acá no es mucho lo que hay para ver. Pero los dos cerros tutelares y los alrededores verdes ofrecen un paisaje de ensueño.
Al lado del parque está la tarima para eventos y el edificio de la Alcaldía con el despacho del burgomaestre en el tercer piso.
El alcalde electo para gobernar hasta el 2019 es el señor José Gregorio Espejo Jiménez. En el casco urbano viven unas 3.000 personas, 7.000 en el campo para un total de diez mil sanjuaneros.
Aquí la gente es acogedora; cómo será que el señor de la cafetería El Chamo, me regaló del café que había preparado para él. Por algo a San Juan se le conoce como ‘El municipio alegre de Colombia’.
Cambao, a orillas del río Magdalena y en límites con el Tolima, es un corregimiento de San Juan. Por allí cerca pasará la Ruta del Sol.
La iglesia de San Juan Bautista es decente, con retablo central dorado y hermoso.
Para mi colección de empleados parroquiales, tuve oportunidad de fotografiar otro campanero: Vicente, el sacristán de la parroquia.
No la vi, pero supe que detrás de la iglesia está la piscina municipal. Y lo que me llama la atención es que todavía se ven casas residenciales en el marco de la plaza.
También visité la emisora parroquial, a un lado del templo.
Alguien me decía en son de chanza, que San Juan es una plaza de toros con pueblo, y sí, qué coso tan grande y monumental. Algunos sanjuaneros se ufanan porque es la plaza más grande del departamento, un motivo de orgullo para bien o para mal, ahora cuando se intenta prohibir las corridas de toros.
Diagonal a la Alcaldía está El Pastelón, una panadería en donde laboran productos de mucha calidad y qué precios: un pan aliñado o de queso, de buen tamaño, cuesta solo $200.
Estuve conociendo la plazuela que hay frente a la sede de la Federación de Cafeteros. Por ahí queda la Plaza de Mercado cubierta, muy suficiente y central.
Aprovecho para consumir un aguacate papelillo, que le viene muy bien a mi sistema digestivo.
De un momento a otro se inundó el pueblo de neblina, pero al rato volvió a salir el sol.
A las 12 del día salí con mi conductor hacia Chaguaní, el municipio vecino.
