San Eduardo (Boyacá).
Lunes 25 de abril de 2016
Procedente de Berbeo, llegué a este municipio al medio día.
A San Eduardo me trajo en su moto, un señor que me subió a Berbeo y despuiés de una hora regresó por mí.
El hombre me cobró $17.000, nada costoso, habida cuenta que el ascenso a San Eduardo es bien pendiente y que gracias a la agilidad que tuve con él, podré regresar hoy a Miraflores, en la buseta que sale a la una de la tarde.
Ya en San Eduardo fotografío la escultura en homenaje al campesino en donde se ve a un labriego tomando el refrigerio con su mula cargada y el perro, compañeros de andanzas.
Contraté a otro moto-taxista que me bajó hasta el Monumento a las Víctimas de la Violencia en la región.
Allí levantaron una capilla de corte moderno y en el interior están escritos los nombres de personas de San Eduardo que fueron víctimas de grupos armados.
Cerca está la planta procesadora de leches, que hace poco construyeron y proveyeron con equipos en acero inoxidable.
Desde el Monumento sube una gran avenida con separador hasta la plaza principal.
El parque de San Eduardo está recién remodelado. Le han colocado banderas frente a la Alcaldía, sobre el marco de la plaza.
Una cancha mixta hace parte del parque y sirve además como escenario para eventos públicos desde la tarima, a un lado de la cancha.
También hay juegos infantiles en ese espacio público.
La iglesia parroquial de una sola torre puntiaguda no pude conocerla por dentro.
Aunque pequeño, este San Eduardo es tan moderno que fue aquí donde retiré dinero en un corresponsal bancario. Pa’ que vea…
En fin que este pueblo boyacense se ve bien, muy limpias las calles, el centro y el parque decorados con plantas de jardín, que lucen de maravilla en
esta tarde soleada.
La mayoría de las casas muestran fachadas muy coloridas.
En seguida del Palacio Municipal terminan de construir la Sede Cultural, con Biblioteca, me imagino.
Después de tantas carreras, recordé que no he almorzado y ya sale la buseta para Bogotá y Miraflores.
Entonces por $3.000 pedí una presa de pollo en el restaurante cerca a la plaza, me la empacaron en bolsa de aluminio y la devoré ya en el bus.
Me supo a manjar de reyes y en realidad ese pollo a la broaster estaba exquisito. Qué sabor, cuánto gusto me produjo.
El conductor muy amable detuvo el carro cuando la panorámica de Berbeo se vió tan clara. En seguida le agradecí al chofer mostrándole la pantalla de mi cámara.
Así que San Eduardo me gustó, un pueblo pequeño muy bien presentado y que se ve que ha tenido buenas administraciones municipales.
Acá viven en total 1.900 saneduardenses, 700 en el pueblo y 1.200 en las veredas.
La alcaldesa hasta el 2019 es la señora María Elisa Montañez Parra.
En Miraflores el bus me permitirá cinco minutos para reclamar mi morral en el Hotel y no perder el mismo transporte hasta Rondón.
Tuve que llamar por celular al dueño del hospedaje. Menos mal había catado a escribir el número del hospedaje.
Es algo que debe tener en cuenta el viajero: la dirección y número telefónico del sitio donde se hospeda.