San Bernardo del Viento (Córdoba).
Domingo 3 de julio de 2016
En Lorica abordé un taxi colectivo que después de media hora de viaje, a las dos de la tarde me dejó cerca a la plaza ‘del Viento’, como dicen acá.
Hace muchos años, a comienzos de los 70, vine yo a San Bernardo del Viento, cuando la carretera desde Lorica era un lodazal en invierno y polvero en verano. Ahora encuentro una vía en buenas condiciones y un pueblo cambiado.
Antes de mi destino se pasa por el puente sobre el río Sinú. Lo particular de este puente curvo es que en la mitad del viaducto se ubica una señora que autoriza el paso voleando un trapo verde.
Por ser en arco, no se ve de un extremo a otro si viene alguien en contra vía y al ser tan estrecho, solo cabe un carro a la vez.
Así que es la señora quien dá la vía, no sea que intenten atravesar el puente dos autos al tiempo.
Ya cerca de San Bernardo se ve a un lado de la carretera el río Sinú, bastante caudaloso y próximo a desembocar en el mar, a dos kilómetros de acá, en el punto llamado ‘Boca Tinajones’.
Un pasajero me cuenta que la desembocadura es bonita y por un canal tranquilo, amplio y a nivel del piso.
Por esta misma vía, a 30 kilómetros de San Bernardo se encuentra otro pueblo costero de mi juventud: Moñitos.
Recuerdo que en aquellos tiempos me ofrecieron una hectárea de terreno sobre la playa, por $15.000. Siquiera no la compré, qué encarte tener que venir siempre al mismo punto.
Actualmente están remodelando el parque principal de San Bernardo del Viento, cerca del cual no está la iglesia.
El templo católico se encuentra frente al Colegio San Francisco de Asís, a unas seis cuadras de la plaza principal.
En el centro del municipio se ve la estatua del militar español Antonio de la Torre y Miranda, fundador de este y varios pueblos cordobeses.
Como casi siempre, le falta una mano, pero se ve muy elegante el hombre, con su traje de campaña, botas altas, correa de cuero y sombrero de ala ancha.
Hoy no ha hecho mucho sol, ha estado fresca la tarde. De lo contrario estaría juagado en sudor.
En seguida salí a buscar el edificio de la Alcaldía, muy espacioso y pintado ahora de verde. Está en la ruta hacia la iglesia católica que no es mayor cosa y en honor de San Bernardo Abad.
De regreso a la plaza no esperé encontrar tan coloridas las fachadas de algunas residencias. Se ven bien, le dan buen aspecto a la calle.
En las vías principales de San Bernardo abundan los almacenes de artículos chinos a bajo precio y en general de ropa, calzado y por supuesto: celulares.
Por ahí me encontré la Plaza de Carnes, un local amplio en donde ubicaron a todos los carniceros del pueblo. Muy bien.
A las tres de la tarde abordo el colectivo de regreso hasta Lorica para viajar luego a San Pelayo y no perderme el Desfile de las Aguadoras.
El alcalde de San Bernardo del Viento hasta el 2019 es el señor Elber Luis López López.
En este pueblo costero habitan en total 31.000 bernardinos, ocho mil en el pueblo y 23.000 en los campos.
