San Antonio de Palmito (Sucre).
Domingo 3 de julio de 2016
San Antonio de Palmito está ubicado a 35 kilómetros de Sincelejo, sobre la llanura costera aluvial de Morrosquillo.
La torre central de la iglesia de Palmito me recuerda aquellos templos de cartulina que armaba uno de niño para decorar el pesebre en los días previos a la Navidad.
La llegada a Palmito desde Chimá, no es tan fácil. Tocó dibujar una Z sobre el mapa: primero en taxi por $3.000 devolverme a Tuchín, de ahí por $4.000 en moto hasta las afueras de Momil donde esperé transporte para Palmito.
Por este punto pasaron dos jaulas llevando los toros que se soltarán esta tarde en las corralejas de San Onofre.
Hoy también hay corralejas acá en Momil, en donde espero el transporte para el pueblo de Sucre. Incluso este punto de comidas rápidas está decorado con pinturas alusivas a las Corralejas de Momil.
Qué ironía: es mejor esta carretera sucreña que las que van a los pueblos de Córdoba, que casi siempre son destapadas. Pero eso sí, con muchos árboles y sombra, unas y otras.
Mientras consigo transporte, converso con el vendedor de chócolos que los transporta en su bicicleta y amarrados con ‘cinturón de seguridad’.
En vista que no pasaba carro, me tocó contratar una moto que por $8.000 y en 25 minutos me llevó de la troncal frente a Momil hasta el centro de San Antonio de Palmito.
Fue un viaje muy agradable, observando árboles de teca que están sembrados en pequeños lotes o a manera de cerco. Algunos cultivos están muy bien y los árboles maderables crecen muy derechos hacia arriba.
Y cuando no son de teca, los árboles que cruzan sus ramas arriba son cedros que le dan a la vía un aspecto encantador.
En el 2010 se elaboró en Palmito a base de trenzas de caña flecha, ‘El sombrero vueltiao más grande del mundo’, que tiene 3 metros de alto por 14 de ancho. Fue un trabajo comunitario excepcional en el cual participaron varios artesanos y gente del municipio.
Unos tejían las trenzas, otros las cosían y muchos sostenían la enorme pieza para unir las tiras de color blanco y negro con figuras geométricas y ancestrales.
Lo que más me gustó de Palmito fueron las bancas del parque cómodas, económicas y durables.
Con espaldar en cemento y asiento de metal, es difícil que se dañen.
Fuera de eso el parque tiene corredores amplios y árboles en crecimiento.
Abajo está la cancha mixta que también sirve como escenario para la tarima que ocupa uno de los extremos. En fin, algo decente y práctico.
De todas maneras se ven todavía muchas residencias con techo de paja que las hace tan frescas y llamativas.
Parece que en Palmito se han invertido bien los dineros. El edificio de la Alcaldía es un lujo; de dos plantas y con la estatua del fundador don Antonio de la Torre y Miranda.
Y quién lo creyera, en este pueblo de solo cuatro mil habitantes hay un terminal de Transportes funcional a una cuadra de la plaza.
El problema para mí es que solamente salen busetas para Sincelejo que está a solo 30 minutos de Palmito.
Pero como mi Dios favorece a sus viajeros, al momento pasó un camión Dodge 3.5, le puse la mano y pude viajar muy cómodo adelante con el conductor y su ayudante.
En síntesis, Palmito me gustó, se ve acá más progreso que en algunos pueblos de Córdoba.
Y la abundante vegetación tanto en las calles como en los alrededores, es otro atractivo especial de San Antonio de Palmito.
El alcalde de Palmito 2016-2019 fue Alcides José Pérez Barrios y hasta el 2023 es la señora Angely María Díaz Quiroz. 035 249 79 00,
En esta localidad viven en total 11.000 palmiteros, 4.000 en el casco urbano y los 7.000 restantes son campesinos.
Muy bonito Palmito. Y si, en Córdoba hay muchísimos pueblos donde solo manda la corrupción y el poco sentido de pertenencia de sus habitantes.