San Andrés de Cuerquia (Antioquia)
Jueves 7 de junio de 2012
Desde ‘El Valle’, el sitio más bajo de la carretera Ituango-San Andrés, y donde están los campamentos de los ingenieros, empieza el ascenso hasta mi nuevo destino.
Poco después del puente de Pescadero, el que une dos cordilleras, se empieza a ver Ochalí, un corregimiento de Yarumal que en el mapa, queda más cerca de Toledo que de su cabecera municipal.
El poblado está al otro lado de la cordillera, sobre una pequeña cuchilla en medio de la ladera. Tiene una capilla decente y una línea de casas sencillas.
Las montañas de esta zona se caracterizan por el ‘bosque seco’ que las cubre y que, según aprendí del funcionario de Cornare que me llevó hasta Ituango, es una vegetación de árboles medianos, donde llueve poco y hay escasa humedad.
La carretera transita entre precipicios profundos, muchas veces perpendiculares. No es fácil viajar por esta vía en invierno.
A veces las llantas del bus pasan rosando el límite del abismo recóndito. Abajo se ve el cauce del río San Andrés, por entre piedras gigantes y con aguas espumosas.
Un gallinazo baja por el cañón, con sus alas estiradas pero quietas, como dejándose llevar por la corriente de aire caliente que sube desde el cañón del río.
Mientras vuela, el animal va observando el panorama y mueve el pescuezo en busca de alguna podredumbre, tan escasa en estos tiempos de control ambiental.
Más adelante se observa una garrocha que baja desde lo más alto de la cordillera del frente, y le permite a los campesinos que habitan arriba, bajar hasta la carretera y transportar sus cosechas.
Pero lo más hermoso de esta vía son las cuatro o seis cascadas que bajan de lo alto, a veces formando con sus aguas blancas, un hermoso manto de novia y otras veces en chorros delgados y largos que descienden escalonados, por entre el espeso bosque.
En algunos casos las cascadas bajan entre rocas y se dejan ver en tramos discontinuos, a medida que se descuelgan sobre la cordillera.
A la una y media de la tarde llegamos por fin a ‘Alto Seco’, en donde hay un puente sobre el río San Andrés, comienza el tramo pavimentado y prácticamente se está en las calles del municipio cuerqueño.
En ‘Alto Seco’ está la Institución Educativa Rural Ana Joaquina Restrepo. Allí suben doce estudiantes con sus camisetas de color verde limón. No se les ve muy
contentos, a pesar que ya mañana comienzan sus vacaciones de medio año.
Lo que sí los tiene un poco ilusionados, es el hecho de que este viernes, comienzan las fiestas cuerqueñas, las mismas que, según escuché por radio unos días después, tuvieron que ser interrumpidas en solidaridad con las familias de tres soldados que fueron asesinados por las Farc, en mitad del jolgorio.
El caso urbano de San Andrés, casi no se ve antes de estar transitando sus calles. Hay una variante recién construida que permite transitar de un lado a otro, sin tener que entrar al pueblo, cuyas calles son casi siempre estrechas y pendientes.
A la entrada a San Andrés, viniendo de ‘El Valle’, está el Hospital y el Colegio.
El bus no ingresó hasta la plaza que ya está llena de casetas con publicidad de cerveza, para atender a los lugareños que celebrarán sus fiestas anuales.
Así que a pie y con el morral a la espalda, subí hasta la plaza principal. Es pendiente, pequeña y escalonada. Las palmeras tan altas que decoran el parque, como que le quitan aire al espacio público y se siente uno como apretado en medio de los fustes.
La iglesia no es gran cosa, con estructura metálica y un gran salón cubierto con tejas de asbesto.
El frontis sí es distinguido. Tiene algunas imágenes en la fachada, entre las cueles se destaca la del Patrono: San Andrés, con su cruz en forma de equis.
Con mucho entusiasmo, tomo algunas fotos del centro del pueblo, aprovechando que el día está soleado y abierto.
Luego entro al edificio de la Alcaldía, donde hasta el 2019 despachará el burgomaestre Eduar Rolando Pino Arango. Hay buenas fotos panorámicas en los muros del Palacio Municipal.
Este es un edificio decente, restaurado con gusto recientemente, quizá la mejor edificación que tiene el municipio, después de la casa cural, la mejor del pueblo.
En el salón del Concejo Municipal me presentan a don Mario Fernández, el historiador de la región, que tiene a su cargo la custodia de las actas recientes y antiguas de las sesiones del Concejo.
Lo que más me llamó la atención en el recinto del Concejo Municipal, fue el retrato en óleo de un cura que para mi sorpresa, lo conocí ya viejo, en Santafé de Antioquia, cuando yo era un niño.
Se trata del Padre Lázaro María Hernández Yépez, quien fue un líder que hizo gran obra en San Andrés de Cuerquia, antes de retirarse a pasar sus últimos años en la ciudad madre.
En San Andrés hablan de él como una persona muy inteligente, sabia, médico y no sé qué más. El Padre Lázaro hizo construir la iglesia, que luego la devoró un incendio.
Según me cuenta don Mario, el Padre Lázaro María, fue quien se encontró dentro de una caja de madera y desbaratado, el Santo Cristo que se venera ahora en la iglesia parroquial.
En una casa de mujeres, había unas señoras haciendo réplicas de la imagen del Cristo, que se caracteriza por los rayos dorados que emanan de su cuerpo crucificado.
Este municipio tiene en total 7.500 habitantes, de los cuales 2.500 viven en el centro y el resto: 5.000, habitan las veredas. Antiguamente Toledo y San José de la Montaña fueron corregimientos de San Andrés de Cuerquia.
Desde el tercer piso de la Alcaldía se divisa, sobre el oriente, el edificio donde funcionó la Normal de Señoritas y el inmenso coliseo erigido por algún alcalde progresista. Ojalá tenga ocupación permanente con muchos deportistas.
Poco control han ejercido las autoridades de planeación, respecto a las edificaciones nuevas. Hay un inmueble alto que tapa completamente la vista sobre esa zona oriental, tal vez la más llamativa del pueblo.
Decido terminar mi visita a San Andrés, no sin antes abordar una moto taxi que por $ 2.000, me pasó por la Casa de la Cultura, de patio en frente, y otra casa patrimonial que mi conductor, un joven que entiende de patrimonio, valora y cuida tanto como su dueña.
A las 2:30 me ubiqué sobre el puente de la variante que sale de San Andrés. Diez minutos después de ponerle la mano a tres carros que pasaron, llegó una camioneta cuatro puertas, que se detuvo para atender mi solicitud.
Cuál no fue mi sorpresa al reconocer como conductor al mismísimo ingeniero, con el que llegué a Ituango ayer tarde. No, pues para mí fue una sorpresa agradabilísima, que me permite además ahorrar unos pesos y llegar muy cómodo hasta la estación Niquia del Metro.
Pasamos por las partidas para San José y Toledo. Más adelante encontramos corrales con toros de lidia pastando mansamente.
Y después las palmeras que me llamaron la atención de venida, y que el ingeniero me confirma que se trata de las mismas Palmas de Cera que sembré en Guarne, solo que éstas son de una especie que crece menos alto que las palmas del Valle del Cocora.
Lindo paseo este, agradables sorpresas de transporte; aprendí muchas cosas nuevas, gracias a los conocimientos del funcionario de Corantioquia. Que se repita esta aventura!
Don German, que gusto es leer sus cronicas de viaje. Preciosa iglesia tienen en San Andres de Cuerquia.
Gracias por ense~arnos cada rinconcito de nuestra bella Antioquia y Colombia.
Un saludo especial desde New Jersey.
Ah, qué bueno que te gusten Y es que lejos de la patria todo se disfruta más. Saludos.
Un cordial saludo. Mi nombre es Emiliano Botero Ruiz, actualmente tengo previsto, hacer publicación de un Libro de Poesía dedicada a 125 municipios de Antioquia, categorizados por subregiones; en efecto, me permito solicitar su consentimiento para hacer uso de la principal fotografía de: “San Andrés de Cuerquia», expuesta en su blog; y conservando debidamente sus derechos como autor de la misma. Para constatar la veracidad de la información, puede hacerlo mediante el correo electrónico consignado en los datos. Te agradezco infinitamente tu colaboración.
Claro que sí, basta que coloque que la foto es de viajarenverano.com. Saludos.