Salamina (Caldas)
‘Entre el bahareque y el sol’.
Martes 6 de enero de 2015
Salamina es un pueblo bien hermoso, con muchos sitios para admirar, calles amplias, aseadas; gente acogedora y querida y muy pocas motos, quizá por ser de clima frío. Definitivamente este es un pueblo con personalidad.
Luego de visitar Aranzazu, salí en una buseta hacia Salamina, otro de los 17 Pueblos Patrimoniales de Colombia. El pasaje cuesta $6.000 para 40 minutos de viaje. Las busetas intermunicipales, no llegan hasta la plaza principal, aunque en general el transporte por esta carretera del norte de Caldas, es muy escaso. Eso explica por qué Salamina se ha conservado tan bien, porque, al igual que Mompox, ha estado como aislada del progreso. Incluso a pocas cuadras del pueblo, saliendo para Pácora, ya ve uno bosque virgen a un lado de la carretera.
En buseta bajé hasta la plaza principal. Coloqué el morral en una de las bancas del parque, y entré a la iglesia a fotografiar esa gran área, a manera de nave única, que caracteriza la Basílica de Salamina.
En seguida fui a conseguir dormida para esta noche. La encontré y muy buena, en el Hotel Colonial, en pleno marco de la plaza y con balcón hacia la calle. Pagué $25.000 por la habitación 202 y acto seguido recuperé el morral que nadie se había llevado del parque. En estos poblados pequeños, todos se conocen y no hay riesgo de robos. Es en las ciudades donde hay que tener tantos cuidados.
Y, oh sorpresa, cerca de mi equipaje, conocí a un hombre culto y generoso que, sin que yo lo supiera, estuvo pendiente de mi morral hasta cuando regresé a recuperarlo. Por mi amigo supe que la casona del costado sur de la plaza, perteneció a Monseñor Carlos Isaza Mejía, un obispo conservador que tuvo Salamina. Aruñaba a las damas que iban a la iglesia con manga sisa, y se reunía en el Club Chamberlí con los gamonales del pueblo, a los cuales apoyaba desde el púlpito.
Porque en Salamina hubo familias adineradas que tenían el control económico y político de la comarca. Sin embargo, nunca se interesaron por desarrollar al pueblo, al contrario, según me cuenta mi amigo, los caciques, formaron una coalición política para asegurar sus curules en el Congreso y mantener al pueblo subdesarrollado. Durante la Bonanza Cafetera, por ejemplo, los pueblos de Caldas pudieron progresar, pero los políticos lo impidieron, con el fin de mantener ellos, el dominio del departamento.
También visité el Café El Polo, donde venden las especialidades culinarias de Salamina: Tirados de Albita, Huevos al vapor y la famosa ‘Macana’, una bebida hecha a base de leche, galletas de soda, mantequilla y canela, a $2.500 el pocillo. Y sí, me gustó, ya ve. Estos productos se venden allí, desde 1.955. Basta ver el aviso, los muebles y la decoración del local, para darse cuenta que así de viejo es el establecimiento.
En el Bar Bola Roja me entero que en Salamina existen tres rutas de busetas urbanas. Entonces, para conocer más de la periferia, abordé el carro que llega hasta La Palma donde también tomé Kumis a $1.500, esta vez con cuca.
Ahora el firmamento sigue despejado, hace mucho sol, qué bueno es viajarenverano. Pasé en seguida a la Casa de la Cultura, que ya conocía, la misma que tiene la imagen del diablo arriba del portón principal. Es una mansión bellísima, con chambrana, pasamanos hermosos al segundo piso, patio empedrado, palma de abanico en el centro y, en general, una mampostería preciosa. En esta casa-museo, se conservan algunas piezas arqueológicas y réplicas tanto de la iglesia principal, como de la fuente del parque Simón Bolívar.
Una señora turista, me recomendó visitar también el Colegio de La Presentación, fundado en 1.893, que está a pocas cuadras de allí y frente a la Capilla de las Mercedes. En realidad es un establecimiento educativo que se ha conservado bien. Sobre todo los pupitres con tapa, los tableros y las sillas metálicas antiguas, son de lo más hermoso que he visto en mobiliario escolar. Qué bueno que se han mantenido tan bien esas reliquias. Este colegio se me pareció bastante al de las Bethlemitas que recorrí también en Zapatoca, Santander.
Como me sentía agotado y sudado, fui a tomar un baño a la habitación 202. Al regreso visité otra mansión hermosa, quizá la más bella que he conocido en Colombia: la Casa de Rodrigo Jiménez Mejía, una residencia esquinera, en plena plaza principal. En algún sector, tiene tres plantas, pero la mayor área es de dos pisos. Pintada ahora de rojo y amarillo, es una vivienda de ensueño. Las chambranas, los pasamanos, los barrotes, pilares, cielo rasos, son de lo más fino y armonioso.
Más tarde, abordé otro transporte urbano, para hacer el recorrido contrario al de esta mañana, esta vez hacia el oriente, detrás de la Basílica. La buseta pasa por el Cementerio de cúpula alta, la Capilla de Cristo Rey, la Normal y el Parque de los Poetas que tiene en el centro, una moderna escultura abstracta.
Cuando tomé fotos a los balcones de la calle real y el kiosco antiguo del parque principal, se le acabó la carga a la batería de la cámara. Menos mal traje repuesto y pude continuar los disparos sobre portones, calles y balcones.
Antes que oscureciera, fui a cenar en Ricuras Quice, cerca de la Casa de la Cultura, en la carrera sexta con calle séptima. Allí venden unas tortas de carne, con arepa y tomate, como las que hacía mi mamá, y a solo $1.500, qué delicia y qué plato más adecuado para una comida en la noche. Le provoca a uno tener más hambre para repetir. Muy recomendable ese sitio que, infortunadamente, abre solo después de las tres de la tarde.
Terminé la cena en Delicias de Salamina, la panadería enseguida de la Casa Cural, en donde venden ‘Milito’ a $700 y un pan ‘aliñadito’ a $300, deliciosos.
La Basílica de la Inmaculada de Salamina es muy bella y tiene la particularidad que carece de naves, es como un gran salón, casi cuadrado, sin columnas. No sé cómo está asegurada la cubierta, pero debe ser algo muy sólido lo que la sostiene. La mampostería en madera es preciosa, solo que la hace ver un poco lóbrega. Y lo mejor: los vitrales tan finos que adornan las paredes. En el coro conserva un órgano tubular antiguo, de mucho valor. Las campanas suenan duro, pero no tan timbradas ni tan seguido. El reloj de la iglesia suena solo a las medias horas.
Noto que las calles de Salamina son más bien oscuras y, en general a todo el pueblo le falta iluminación. La fuente del parque fue traída de Alemania, primero en barco hasta Barranquilla y Honda, y de ahí en bueyes y mulas hasta Salamina. El parque es agradable, amplio, plano y con buena arborización.
Y lo más bonito fue la luna que vi salir cuando iba para el hotel. Primero camuflada tras una nube, luego deshaciéndose de ella, hasta emerger esplendorosa y dispuesta a iluminar la bóveda celeste.
Hombre German lo felicito por la valentia de recorrer nuestro pais, sus blog son muy amenos de leerlos, yo a usted lo conoci personalmente entrando a la Catedral de Manizales, donde me obsequio un papelito con el nombre de su blog, lo aliento a que siga recorriendo nuestro pais y escribiendo.
Pd No encontre sus comentarios de la visita a Manizales en este año 2015, saludos
Gracias Armando, me alegro que disfrute mis diarios. Sí, aún no he publicado sobre mi visita de 2015 a Manizales. Es que tengo muchos diarios para publicar. Saludos.