Pueblorrico, Antioquia, Segunda Parte.

Miércoles 1 de octubre de 2014

Aprovechando los días soleados de estas semanas,  vine a Pueblorrico, municipio del suroeste antioqueño que ya había visitado antes.

Anciano con sombrero.
Don Antonio Tejada.

Don Antonio Tejada:

Cuando pasé cerca de la Casa de la Tercera Edad, en una esquina estratégica, saludé a Antonio Tejada Herrera, un señor de 70 años que, por estar sin afeitar aparenta más edad. Estuve conversando con él un rato, pues necesitaba quien lo escuchara para mitigar sus males. El médico le detectó un problema en el estómago, razón por la cual don Antonio tiene que dormir sentado. Y por la edad, me dijo el anciano, no se puede operar.

De todas maneras mi amigo viene todos los días, a mitad de la jornada, a tomar su almuerzo en la Casa de la Tercera Edad. Don Antonio ya no trabaja, porque

‘ya me daba culillo alzar un bulto de café,

y tenía que llamar al trabajador para que me lo cabeceara’,

me explica el viejo.

Calle e iglesia al fondo.
‘El Pasaje’, calle peatonal.

‘El Pasaje’ y la Plaza Principal.

Regresé al centro,  a tomar tinto en La Sombra, como se llama uno de los bares ubicados en la parte de abajo de la plaza. Lo bueno de Pueblorrico es que hay varios establecimientos que tienen sillas, mesas y paraguas afuera de los locales. Sentarse allí a conversar y tomar tinto, es riquísimo. Como al otro lado del local, el mesero no me miraba, palmoteé algo, hasta cuando uno de los lugareños, señalándome el paral de la sombrilla,  me dijo:

‘Toque el timbre’.

Y sí, cada asta tiene un interruptor a través del cual se llama al mozo cuando está dentro del local. Qué buen sistema, todos los bares con mesas en la acera, lo tienen. Algún parroquiano ingenioso, vendió la original idea.

Casas típicas.
Arquitectura de la Colonización Antioqueña.

Me he dado gusto tomando fotos sin tanto carro o gente por las calles. Los miércoles son especialmente solos estos pueblos. En este día descubierto, se divisa muy bien el crucifijo, arriba en el Gólgota, alto al cual subí en el 2005.

También fue objetivo para mi cámara, el perro que llegó a beber en la pileta del centro del parque, el campanero que tocaba el ángelus desde la puerta principal del templo, o las escaleras del municipio, tan coloridas y bonitas.

Campanero dentro de la iglesia.
Toque del ángelus.

La Calle 31 es peatonal, cuando se aproxima a la plaza. Todos la conocen como ‘El Pasaje’ y de verdad que es una cuadra muy comercial y concurrida. En esa esquina de la 31 con 31, están los negocios más representativos del pueblo: el bar la Espiga Dorada, el Café Babilonia, la cafetería Galicia y la panadería El Buen Gusto. Cada negocio tiene un color de sillas y mesas a disposición de los clientes, en la parte de afuera del establecimiento. En ese sitio parquean dos Renault 4 que prestan servicio de taxi en Pueblorrico. No están muy bien tenidos, pero para mí esa marca y  referencia de vehículo, nunca pasa desapercibida.

A las doce entro a almorzar con William en uno de los restaurantes del pasaje. A seis mil pesos el menú del día, estaba lo más de rico: sopa, pollo asado, ensalada, arroz y maduro, más el claro con bocadillo, que no puede faltar en la boca de este glotón.

Mi amigo escultor me cuenta cómo tiene varios niños muy pilosos, con aptitudes destacadas para el dibujo o la escultura.

A Jericó en ‘auto-stop’.

Bueno, ya logré mi objetivo: conocer a William Peláez , así que ahora puedo pensar en cómo pasar a Jericó, el municipio que dista solamente 11 kilómetros de Pueblorrico. La mala noticia es que por ser miércoles, hoy no sale el Toyota azul que todos los días, a las dos de la tarde, parte hacia ese municipio. La buena nueva es que si me ubico en la salida para Jericó, cerca del Colegio Salvador, no faltará el carro que me lleve a mi destino.

Más tarde supe que en Pueblorrico hay un señor que tiene un telescopio para ver los astros y como que lidera un grupo de gomosos por la astronomía. Conocer a ese hombre, será la tarea para la próxima venida a Pueblorrico.

Y sí, a pie, (he debido ir en moto), subí las seis cuadras que hay hasta el colegio. Pero durante el recorrido fotografié puertas y balcones y me hice retratar de los niños que salían de la escuela. Ya en el sitio por donde sale la carretera destapada, conocí una casa hermosa, que hay en un alto, y que cuida un joven amable quien me invitó a entrar al antejardín. Tiene muy buena vista, pues está en un alto, a un lado de la vía.

Hermosos farallones.
Farallones del Citará, desde Pueblorrico.

El primer carro que pasó y al que le alcé la mano, fue el Vitara de un cura que almorzó cerca de nosotros, ahora no más. Iba con su acompañante, y con puestos en el asiento trasero,  y por más que le eché dedo y me quité el sombrero, el bendito no se detuvo.

A la una y media de la tarde, sentado sobre la grama, recordé lo que leí ayer, de un viajero argentino que viene subiendo por América del Sur, solo y en auto-stop: a veces las cosas no se dan tan pronto como uno quisiera, pero hay que tener paciencia.  Me encantan estas aventuras, y como tantas veces le ha ocurrido a él, no perderé la esperanza de que alguien me recoja.

Y preciso, el segundo carro fue un campero Misubishi, conducido por un señor de buena presencia y algunos años más que los míos. Al sentarme a su lado, le mostré mi cédula, me le presenté y rápidamente me tuvo confianza.

www.pueblorricoantioquia.gov.co

Germán Vallejo

En este Blog publico relatos de mis viajes por Colombia y Antioquia. Desde el 2004 he realizado viajes, casi siempre solo, con pocos recursos y en transporte público. Estoy convencido que en un día soleado todo se ve más bonito, por lo que prefiero viajarenverano. Bienvenidos.

2 comentarios en «Pueblorrico, Antioquia, Segunda Parte.»

  • el 15 marzo, 2018 a las 3:21 pm
    Enlace permanente

    Estimado Germán….

    Reciba mis más sinceras felicitaciones por el buen relato que hace de nuestro pueblo. Me alegra mucho leer sus notas, las cuales dan testimonio de lo bonito y bueno que es Pueblorrico.

    Respuesta
    • el 23 marzo, 2018 a las 12:26 pm
      Enlace permanente

      Me encanta Pueblorrico y hay allí personas que hacen una gran labor cultural y cívica. Saludos.

      Respuesta

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *