Playa Mayapo (La Guajira).
Miércoles 22 de enero de 2014
Esta semana me dedicaré a visitar pueblos de la Guajira; ya conozco su capital y ahora empiezo a recorrer municipios. En colectivo por mil pesos, fui hasta la plaza de mercado nueva de Riohacha, que no conocía. Hay mucho comercio allí, y también venden las famosas mochilas, para las cuales ofrecen además, riatas de repuesto, por diez mil pesos. Compré dos pantalonetas de baño, que me parecieron muy bonitas, a doce mil pesos cada una. Me atendió una chica Danis Griego Peñalver, tan atenta y simpática, como su pomposo nombre.
En este Mercado Nuevo es en donde se cogen los carros para Mayapo, a cinco mil pesos el cupo, si es hasta la playa. A los lugareños que van hasta el pueblo, les cobran cuatro mil pesos. A las doce salimos. Vamos dentro del auto cuatro pasajeros y, en la maleta otros cuatro, pero chivos. Amarrados en sus cuatro patas, los pobres tienen que resistir el calor dentro del baúl. Cada seis minutos berrea uno y luego el otro. Adelante va un muchacho francés, que no habla mucho español. No hago esfuerzo para comunicarme con él, pues los franceses no me caen muy bien.
El conductor ha sintonizado Rumba Estéreo, ‘la emisora más diomedista de Colombia!’ Hoy, un mes después de su muerte, se rinde homenaje a El Inmortal aunque ya está muerto: ‘Diomédez Díaz, el hijo de La Junta’. A mí me gusta su música, pero no su personalidad.
Me entero en el colectivo que hubo en Riohacha una alcaldesa famosa, que se inventó lo de las placas especiales para legalizar los carros que habían entrado de contrabando, o robados en Venezuela. Casi todos los conductores, incluso los que tienen un Toyota Corolla, la odian, pues dicen que se robó la plata y al fin no legalizó nada.
Iván, el conductor, me cuenta que los Wayuú trabajan muy poco, pues se acostumbran a vivir de las regalías y los subsidios que les paga el gobierno, por la explotación del gas. Por acá, en la vía hacia Mayapo se ve una sub estación del gas que extraen del fondo del océano, por allá mar adentro.
Y sí, las casas de los paisanos, como les dicen acá a los indígenas Wayuú, son bien presentadas, y muchas de material. Hay un gran Instituto de Educación, con Internado, especialmente hecho para ellos. También molinos de viento para la extracción de agua y canchas de futbol que construyó Ecopetrol para los wayuu. Y, no obstante, ayer contaban que hay bandas de ‘paisanos’ que atracan los buses en la vía a Maicao. Con escopetas y tal, el año pasado, mataron a una señora que se negó a detenerse, ante el retén ilegal. Cría cuervos… Me cuentan que, en temporada alta, los niños indígenas acostumbran poner retenes para pedir monedas y a veces hasta se molestan si les dan dulces y no dinero.
Pienso en tanta gente que veo como de balde, sin hacer nada: el que vende en la tienda, la que expende chance, o el ama de casa frente al televisor, todos tienen tiempos muertos, que podrían aprovechar haciendo algo, por ejemplo, punto de cruz. De esa manera el tiempo y el trabajo, se les harían más llevaderos. Y el país progresaría más. Estas tierras, está bien, por su esterilidad, no son aptas para cultivo, pero para otra cosa podrían ser útiles. Recuerdo la foto aquella de Europa, con casas que tienen su parte de atrás completamente cultivada. Para salir del subdesarrollo, lo que necesitamos es educación. Y menos televisión latosa.
Casi todas las casas de los wayuu están cercadas con palitos, de los pocos árboles que crecen en estas tierras desérticas. Se ven preciosas esas barandas tan naturales. Los pencos, también se aprecian muy bonitos. Algunos echan flores amarillas. Iván, nuestro conductor accede a detener el vehículo, para que yo los fotografíe.
Esta vía, fue pavimentada durante la administración de Álvaro Uribe, pensando en prolongarla luego hasta el Cabo de la Vela. Antes de llegar a nuestro destino, acompañamos al conductor a dejar los animales de la maleta, en una casa un poco retirada. La otra pasajera se quedó en el pueblo de Mayapo, del cual conocimos algo. No tiene iglesia ni plaza central, las casas son muy separadas y no hay digamos, calles rectas, sino caminos empolvados, aunque limpios. De la carretera donde nos dejó Iván, hasta la playa, no hay más de dos cuadras.
Una de las cosas que más me ha gustado de La Guajira es la brisa. Al llegar a la playa, pido mi almuerzo con pargo rojo, por $12.000. Muy rico. Para el postre, traje del mercado cuajada simple con bocadillo. Delicioso! El mar aquí es muy bello, la playa limpia y más bien de arena coralina, por lo que el color del mar es, más azul y verde, que el de Coveñas.
Frente a mí, unos jóvenes juegan a tirarse y revolcar al otro en la arena. Luego corren en medio de risas, a lavarse en el mar. En esta época, cuando la playa es poco frecuentada por turistas, el ambiente es delicioso.
Aquí hay un centenar de ángulos preciosos para fotografiar. Dos arbustos y encima hojas de palma seca; los cordones de olas blancas que desaparecen en la playa; las aves marinas que vuelan en parejas o grupos pequeños, en fin, todo un espectáculo natural y bello, encantador, para quien vive en la ciudad. Y es que el mar acá es precioso, las aguas son más limpias que en Riohacha y muchos metros adentro, el agua apenas si te llega a la cintura. Total parece una piscina.
Conozco dos parejas que vinieron de Valledupar. Me hubiera gustado conversar con ellos más tiempo, pues fueron muy amables, pero a las dos de la tarde, aproveché para regresar a Riohacha, en un colectivo que llegó de pronto. No sé cuándo disponga de otro transporte, así que lo mejor es aprovechar este carro. En estos pueblos pequeños a veces ‘se le pega a uno la aguja’, o toca pagar transporte expreso. Además, ni de fundas me bañaría en el mar, bajo este sol tan fuerte. Pero eso sí, me encantó conocer Mayapo, vale la pena volver con calma a este balneario.
El regreso incluyó otra ida al pueblo de Mayapo que, como queda dicho, no es más que un poblado de casas saltonas y separadas, protegidas con cercos de pencos o palos secos. El transporte me dejó de nuevo en la plaza de mercado nueva. Me provoca conocer la otra playa cercana, la de Camarones, mañana decido. Los carros se toman en el round point de la policía o de Francisco el Hombre, donde está la escultura de un vallenato, tocando acordeón.
Me encantó este paseo de hoy. Definitivamente viajarenverano y con vista al mar, es algo espectacular!
HOLA SOY LA SEÑORA QUE LO ATENDIÓ EN LA BIBLIOTECA EN URIBIA, LA GUAJIRA. QUIERO FELICITARLO POR SU BLOG ESTA ESPECTACULAR Y DESDE AHORA ME CONVERTIRÉ EN SU SEGUIDORA. DIOS BENDIGA SU CAMINO
Muchas gracias Lucette, un abrazo y felicitaciones a tí por tu labor en la biblioteca. Saludos.
Hola German. Te escribo porque me parece muy descriptivo tu relato y además muy asertivo porque, también deseo conocer las Playas de Mayapo y tus comentarios sirven para saber con que situaciones me voy a encontrar y como puedo llegar sin gastar mucho dinero. Gracias
Que bueno que le es útil, Saludos.