Plato (Magdalena).
Viernes 30 de abril de 2010:
Una moto taxi me arrimó hasta el Terminal de Transportes de Valledupar. El recorrido es largo y los precios módicos. Como aquí hay tanta competencia y también mucha demanda, los moto-taxistas mantienen precios bajos.
Afuera del Terminal había una camioneta como la de ‘Los Magníficos’, próxima a salir para Plato. En principio pagué $ 15.000 hasta El Difícil, pero en el camino completé los $ 20.000, para llegar hasta Plato. Parece que El Difícil no es gran cosa y me tocó el puesto de copiloto sin ninguna tabla que impida la vista frontal. Así que debo aprovechar al máximo tan buena silla.
Fue un viaje delicioso! Además estas camionetas son muy bien amortiguadas. Detrás de mí viene una señora con dos niñas. La de seis meses es preciosa, mira lo más de hermosa con sus ojos negros y grandes.
Por otra parte, durante todo el recorrido no dejaron de sonar vallenatos viejos de Diomédez Díaz: Aquel que no había escuchado antes y que empieza diciendo:
‘Un 26 de mayo del año 57’, la fecha de nacimiento del cantautor y, ya llegando a Plato no podía faltar: ‘Cantando’, mi canción preferida.
Qué viaje tan agradable, me divertí mucho escuchando esas melodías mientras veía los campos verdes con ganado pastando en sus praderas. El aire acondicionado de la camioneta también ayuda a que el viaje sea muy placentero.
Por esta vía transitan muchas tracto-mulas con carga de volumen, seguramente con destino Bucaramanga y la capital del país. Debe ser mercancía que llega a Colombia por el puerto de Santa Marta.
En Bosconia esperamos como media hora pasajeros que nunca llegaron. Mientras tanto completé el desayuno que había comenzado en el Terminal de Valledupar, con porción de chocolate y buñuelo.
De la capital del Cesar hasta Plato son 201 kilómetros y nos demoramos casi cuatro horas en recorrerlos.
Pasamos por las entradas a Pueblo Nuevo, El Difícil y Granada pero es poco lo que se aprecia de estos municipios. Como el terreno es tan plano no se alcanza a divisar nada de los caseríos.
Al igual que todo pueblo costeño, Plato es un municipio de calles empolvadas aunque estén pavimentadas; con un comercio abundante y las fachadas de las casas, no muy bien presentadas.
Al llegar a las once de la mañana, me bajé en la oficina de Cootracegua a dos cuadras de la troncal y sobre la calle 15, la más comercial de Plato.
Por cinco mil pesos contraté un tour por la ciudad, con un muchacho que conduce una moto de tres ruedas y con cubierta, claro. Mi chofer no es el más simpático pero sí se esmeró por llevarme a los sitios más representativos de Plato y para tomar fotos es de los que no mueve la cámara.
Primero pasamos por el Monumento al Hombre Caimán. No es cosa bonita, pero bueno, había que tomarle la foto de todas maneras. El testo dice:
Esta mañana, temprano,
cuando bien me fui a bañar,
vi un caimán muy singular
con cara de ser humano.
Cuenta la leyenda que:
Saúl era un pescador platense que deseaba ver bañarse a las mujeres jóvenes del pueblo, en el brazo del río Magdalena. Y para lograr ese objetivo, se ideó la forma de convertirse en animal. Como un simple caimán, con solo los ojos afuera del agua, Saúl podría llegar al brazo del Magdalena, en donde acostumbraban bañarse las jovencitas y de esa forma contemplar sus cuerpos esculturales.
Para conseguir la metamorfosis, Sául visitó en La Guajira a un chamán, que le suministró dos brebajes: uno color rojo, que al untárselo, lo convertiría en el animal reptil que Saúl deseaba ser, y otro líquido de color blanco, que lo regresaría a su condición humana, apenas el pescador del cuento, hubiere logrado su objetivo.
Saúl se frotó el líquido rojo por todo el cuerpo, transformándose de inmediato en un gran caimán.
El cómplice de Saúl para esta misión, fue un amigo de tragos quien guardaba la botella con el líquido blanco y sabía en qué momento dársela al hombre Caimán.
Un día, el amigo de farra no pudo acompañar a Saúl, y delegó la misión en otro compadre que llegó a la orilla del río con la botella del líquido blanco en su mano. Pero al ver emerger a Saúl con forma de caimán, fue tal el susto que dejó caer el envase sobre las piedras; gran parte del contenido se perdió, pero otra parte le cayó a Saúl en el rostro, convirtiéndolo en la figura mítica que siempre han recordado los platenses: un ser con cuerpo de caimán y cabeza humana.
Ante esa situación inesperada, las mujeres no volvieron al río, por temor de encontrarse con el fenómeno de un ser humano con cuerpo de caimán, y los pescadores del pueblo se empeñaron darle caza para matarlo.
Triste y decepcionado por el fracaso, el Hombre Caimán buscó la salida al mar, a través de las Bocas de Ceniza.
Este mito, es el motivo de las Festividades que cada año se realizan en Plato, en honor del Hombre Caimán.
El río Magdalena transcurre a pocas cuadras del casco urbano platense. Incluso ahora están construyendo un gran muro de contención para detener las aguas que inundan parte del pueblo en época de lluvias.
Después del Monumento al Hombre Caimán, fuimos a la iglesia de la Concepción, esa sí bonita por dentro y por fuera. La cúpula, el retablo del altar principal y el mosaico del piso son bien bellos y originales. Lo que me gustó menos fue la cantidad de imágenes de santos que hay en las naves laterales.
Luego anduvimos por el Palacio Municipal, un edificio moderno con la Casa de la Cultura al frente. Más adelante nos detuvimos al lado de una valla política que decía:
‘No es por plata, es por Plato’.
Parece ser la promesa básica de la actual administración municipal y en ese sitio me hice tomar una foto. Me pareció una frase creativa y vendedora.
Plato tiene en total 49 mil habitantes, de los cuales en el casco urbano habitan 35 mil y 14 mil viven en los campos.
Enseguida están las ruinas que quedaron de ‘Casa Loma’, una casa con vista preciosa sobre el río y parte del pueblo pero que, fue destruida con una bomba. Ya se imagina uno el principio y el resto de la historia.
Más allá vimos el Hospital 7 de Agosto y fuimos después hasta el Jardín Cementerio Cristo Rey, decorado con una portada alta y una cruz gigante de color blanco y puesta sobre un sitio elevado, que la hace visible de muchas partes.
Por fin regresamos al punto de partida en donde le dí mil pesos de más a mi conductor.
Allí almorcé en el ‘Restaurante y Asadero Medellín’, por $ 6.500, sopa de sancocho y bandeja con cerdo. El sancocho estaba espectacular, como hecho por cocinera costeña.
Después de recorrer parte de Plato entendí que no se justificaba pernoctar aquí y que lo mejor era continuar viaje hasta Carmen de Bolívar en donde espero pasar el resto del día y la noche.
Hola soy de Plato y vivo en Medellín, te doy gracias por publicar algo de mi pueblo e invitarte a que lo visites de nuevo, en 7 años es mucho lo que ha cambiado y modernizado, en mi opinión, y no por ser de Plato, podría decirte que tiene el parque mas bonito de toda Colombia, espero y lo visites de nuevo y quieras quedarte pasar una noche allí…
Pues te cuento que en el 2017 volví a Plato y sí, lo encontré muy bello y mejorado. Esa escultura nueva del hombre caimán: no, qué encanto. Gracias por tu comentario.
Por favor alguien me puede decir cual es la forma mas facil y segura de llegar a Plato?? que aeropuerto queda mas cerca el de Cartagena o el de Barranquilla o no se si el de Valledupar?
Cualquiera de los tres aeropuertos está igualmente cerca, solo que desde Cartagena llegarías por Carmen de Bolívar y desde Barranquilla y Valledupar por Bosconia. Saludos.