Pajarito, Boyacá

Laguna La Tota
Vista sobre la laguna

Miércoles 24 de octubre de 2012

Aproveché los minutos de parada en Sogamoso, para comer una Génova muy rica, por mil pesos, y una torta de queso, por $900. En seguida abordé el bus de Libertadores, que ya estaba en marcha. Otra belleza de transporte, marca Mercedez Benz, con ventanas panorámicas y suspensión neumática. Gracias a ello tantas curvas como hay en el ascenso, casi no se sienten. Antes del alto hay un punto desde el cual se obtiene una bella panorámica de Sogamoso: la capital del acero.

El paisaje recuerda una colcha de retazos, con trozos de distintas tonalidades de verde, parches dorados y colores tierra. Muchos de los cultivos son de Cebolla Junca, y hay un tramo de la carretera con vista a la laguna de la Tota, cerca de Aquitania, municipio que recorrí yo en el 2010. Más adelante están las partidas: a la derecha para Aquitania y la alguna, y a la izquierda para Pajarito, Aguazul y Yopal.

Desde cuando dejamos atrás el casco urbano de Sogamoso, viajamos en  ascenso hasta el páramo que, luce una bella vegetación con frailejones, líquenes, musgos  y helechos, a los cuales mis ojos no están acostumbrados, y por lo mismo despiertan admiración.

Hay un punto en el cual ubicaron como 30 ringletes o visos, con un letrero que conmemora la Masacre de la Sarna. Supe luego que ese hecho ocurrió el 1 de diciembre de 2001, cuando un grupo paramilitar asesinó a 15 civiles, incluyendo niños,  que se transportaban en un bus de Sogamoso a Labranzagrande. La versión era que en ese transporte regresaba de Duitama, un jefe guerrillero que había asistido la noche anterior a un concierto de Vicente Fernández. Se dice que los paras, en asocio con militares, cometieron tan horrible masacre.

Ya en el descenso encontramos el paraje San Antonio que, por su hermosa topografía, me recuerda el valle del río Penderisco, cerca de Urrao. Aquí la vertiente que riega el sendero, corresponde al río Toquilla.  Durante un gran trecho ese río acompaña el recorrido y hay un punto donde baja por entre rocas escarpadas. Junto al lecho del río hay un peñasco alto y amarillo que se conoce como Peñe’gallo. Me llama la atención el color de las rocas dejadas a la vista, cuando construyeron la carretera. Presentan vetas rojizas, anaranjadas y amarillas, muy hermosas.  Ésta, por donde vamos, es la Puerta al Llano o La Ruta Libertadora, pues por aquí trasegó Bolívar con sus huestes.

En otro tramo de la vía se ve al fondo, un gran cerro muy alto. También hay cascadas preciosas y, ya por esta zona, predomina el bosque virgen. Por esta carretera no hay mucho tráfico de vehículos. Menos mal ya no hay amenazas de secuestros, pero a principios de este milenio, viajar por esta vía debió ser muy azaroso.

Lo novedoso por acá es que, las cascadas, de pronto, brotan de la espesura del bosque. La mayoría de los pasajeros están dormidos, yo ni riesgos de perderme este paisaje tan bello.

Ahora a la altura de Peñegallo, el río transcurre muy encañonado. La carretera sigue en ascenso  pronunciado, de muchas curvas, pero hermosas vistas. Montañas boscosas a lado y lado de la vía, profusa cubierta vegetal y entre la vegetación sobresalen las ramas, con hojas plateadas, de unos árboles semejantes al yarumo.  Quebradas de aguas cristalinas bajan camufladas entre la vegetación.

Desde el bus

Esta vía la llaman ‘La Puerta del Llano’, y fue la primera carretera que hubo para unir la capital de la República con los llanos orientales. El pavimento de esta carretera está en buen estado. Salvo una que otra falla geológica, o viaductos en construcción para salvar curvas o deslaves.  Siete kilómetros antes de Pajarito está el poblado llamado Corinto.

Por acá queda el salto Candelas, una hermosa caída de aguas que hace poco visitaron mis amigos Leonel y Niyireth. Tomaron fotos preciosas y de verdad que vale la pena conocer ese lugar, para quienes tienen rodillas en buen estado.

Más adelante nos detuvo más de media hora, la colisión de dos camiones que pasaban por un terreno resbaloso, donde obreros y máquinas trabajaban en la construcción de un puente. Unos metros más allá, se observa otro puente sin inaugurar, que fue desprendido de sus cimientos, por una falla que corrió toda una franja de tierra.  Aproveché la espera mientras se arreglaba lo del choque, para caminar un poco, tomar fotografías y conversar con el conductor de una volqueta, de las tantas y grandes, que trabajan en esta concesión.

Por fin, a las dos y media de la tarde, después de un viaje encantador, por los paisajes naturales tan bellos, me bajé en Pajarito, un pueblo pequeño pero bien tenido. Lo primero fue fotografiar el parque, que luce con eras bonitas y decoradas con matas de flores. Luego busqué a Niyireth, la prima de mi amigo de Couchsurfing Yopal.  Dejé mi morral allí y salí con mi anfitriona a recorrer algunas calles de Pajarito.

El alcalde de Pajarito es el señor Jesús Noé Riveros.  En este municipio habitan un total de 2.400 pajariteños.

La calle principal de Pajarito, es la misma vía por la cual suben muchos camiones llevando ganado para la capital del país. Pajarito es el último municipio de Boyacá, departamento que antes comprendía gran parte de lo que hoy es Casanare. Por eso la gobernación de Boyacá no quiere mucho a Pajarito, pues considera que debe ser atendido mejor por los gobernantes casanareños. Y efectivamente, delante de Pajarito está la pancarta que da la bienvenida al departamento del Casanare.

Niyireth me hizo caminar bastante, pero fue muy importante su asesoría, para llevarme una idea muy completa de este municipio boyacense. Primero subimos al mirador que hay cerca de los tanques del acueducto. Desde allí se aprecia muy bien toda la calle principal hasta el parque y la iglesia. Luego bajamos hasta la ribera del río, desde donde se ve, al otro lado, la canasta que sirve para atravesar la corriente, de un lado al otro, en una especie de malacate.

Panorámica de Pajarito

Dentro del casco urbano de Pajarito hay que destacar el moderno edificio de la Alcaldía, construido por la administración anterior, que la actual no ha ocupado aún.

También conocí el colegio de bachillerato, el ancianato, donde conversamos con dos de los viejitos; la gallera, a la cual ni me provocó entrar, y la manga de coleo, muy larga y bien cercada, entre el pueblo y el lecho del río.

Por último, tomamos jugo en un negocio cercano y, a las cuatro de la tarde le agradecí a mi amiga su compañía, y me dispuse a continuar el viaje hasta Yopal. Me dicen que está para pasar un transporte procedente de Sogamoso, pero de todas maneras intentaré viajar en el primer carro que me recoja.

 

Germán Vallejo

En este Blog publico relatos de mis viajes por Colombia y Antioquia. Desde el 2004 he realizado viajes, casi siempre solo, con pocos recursos y en transporte público. Estoy convencido que en un día soleado todo se ve más bonito, por lo que prefiero viajarenverano. Bienvenidos.

4 comentarios en «Pajarito, Boyacá»

  • el 11 junio, 2015 a las 1:34 pm
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    Ademas de buen fotografo
    Es usted un gran reportero
    felicitaciones

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  • el 25 diciembre, 2018 a las 10:40 am
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    Felicitaciones por recorrer las tierras Boyacenses, se que el tiempo fue corto y el resumen fenomenal, Pajarito es un municipio que se caracteriza por la venta de gallina, «QUIEN PASE POR EL MUNICIPIO DE PAJARITO Y NO SE COMA GALLINA no sabe que SABOR Pajariteño, No se dice pajaritense se dice Pajariteño su gentilicio.
    quisiera agregarle mas de las costumbres de este municipio, pero la felicito porque muy pocos nos atrevemos hablar de las regiones que conocemos.

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    • el 25 diciembre, 2018 a las 7:43 pm
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      Sí, conocí muy bien su pueblo, lo recorrí bastante solo faltó la gallina. Ja ja. Cierto, es pajariteño el gentilicio. Gracias.

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