Otanche (Boyacá).
Domingo 19 de marzo de 2017
Municipio joven.
Otanche es un pueblo reciente, con apenas 58 años de vida municipal. Está ubicado al occidental de Boyacá, en la ladera oeste de la cordillera oriental.
Ahora vengo a Otanche desde Bogotá y Chiquinquirá, pero también hubiera podido llegar más directo desde Medellín y Puerto Boyacá.
De todas maneras estas no son carreteras fáciles, por acá solo transitan camperos de servicio público con doble transmisión.
Conocido por ser gran productor de esmeraldas, en Otanche también se exploran minas de carbón.
Serranía de las Quinchas.
Lo más valioso de Otanche es la reserva de forestal Las Quinchas, con 24.000 hectáreas de extensión, es la segunda más grande de Latinoamérica, después del Amazonas.
Muchos exploradores llegan a acá para internarse luego en la floresta vecina y disfrutar su biodiversidad, ríos de aguas cristalinas y atardeceres de ensueño.
Allí ese encuentra una gran variedad de flora, como también mamíferos, aves, reptiles, anfibios que tienen en la reserva el hábitat apropiado.
Las Quinchas se extiende por tres departamentos: Boyacá, Santander y parte de Cundinamarca.
En la página de la alcaldía se encuentra el video de un minuto, que muestra las bellezas naturales de la Reserva Forestal Las Quinchas.
Carretera difícil y bella.
Durante el recorrido me hice amigo del conductor del campero.
Como el otro pasajero que venía adelante se quedó en Simijaca, ya puedo estirar mis piernas, voy muy cómodo como único viajero adelante.
Lo que más me impactó por esta carretera fue el tramo cómo de siete kilómetros cercano a la Nariz del Diablo. Y sí, por ahí en una curva, hay rocas de colores ocres y cierta forma nasal.
Pero lo sorprendente es la manera como construyeron la carretera ‘en el aire’, sostenida por pilotes anclados en la roca.
Es como si hubieran hecho una especie de cornisa o repisa con pie de amigos para colocar encima la carretera de cemento. Tremenda obra de ingeniería esa, que debió costar un montón de plata.
En el kilómetro 30 hay un ramal que conduce a Muzo y en el 34 la entrada a la Mina de Esmeraldas llamada La Marina.
Una de las bellezas de esta carretera son los Cerros Furatena que desde la vía se divisan cercanos. Uno más elevado que el otro, lucen muy bien incluso sin tanto sol como hace a esta hora. Por entre las dos alturas transcurre el río Minero.
Dicen que esas protuberancias están encantadas. Me cuenta Néstor, el conductor, que alguna vez un señor quiso izar una bandera en la cumbre del cerro, pero no se volvió a saber de él, ‘se lo tragó la peña’.
Paseo al Mirador.
A las 4:40, tal como me había prometido Néstor Peralta, mi conductor, me bajé en la plaza de Otanche.
Desde Chiquinquirá fueron dos horas y cuarenta minutos hasta este municipio boyacense.
Ya sabía yo que el Sheraton (Hujn hujn) era el hotel más reciente y el mejor ubicado en la esquina de mayor movimiento de la plaza. Allí arrendé una habitación limpia y cómoda.
Este es un pueblo de topografía inclinada, buen movimiento comercial y algunas cosas interesantes. Dejé el morral en el hotel y salí a recorrer sus calles.
Lo que más me gustó: el Mirador del Corazón de Jesús en lo alto de un cerro cercano.
Tuve suerte cuando un joven en moto me subió hasta la entrada al camino, que lleva a la cima. El resto fue disfrutar de tan hermosa vista, con luz favorable en horas de la tarde.
A esta hora la luz solar tiñe de amarillo todo lo que ilumina, y ese toque ámbar hace que las fotos se vean muy bien. Me encantan estas alturas para ubicarme en el pueblo al que llego.
Desde acá veo la cancha, allá abajo, el sitio donde cuadran las busetas, la iglesia moderna y de forma circular y los barrios con casas en su mayoría con cubiertas de zinc.
Tarde de domingo.
Bajé con cuidado a fotografiar la iglesia por dentro que es amplia y redonda pero con techo de cerchas.
Saludé a los policías que estaban de guardia, enfoqué el parque donde algunos niños patinaban asistidos por el profesor y las mamás, que vigilaban a los más pequeños desde las escalas .
Ahora están remodelando el parque central de Otanche, pero tuvieron la buena idea de hacerlo en dos mitades para no afear demasiado el centro y dejar siempre un espacio suficiente para que se diviertan los niños.
La parte hábil del espacio público tiene palmeras reales muy bellas y juegos infantiles.
Niños felices con poco.
A la salida del pueblo, estuve disfrutando de tres niños que se acomodaban en una patineta a dejar que la gravedad los arrastrada por el pavimento.
Y no solo ellos, sino que no podían bajar sin ‘la niña’, una perrita negra que iba más asustada que los pelaos. Cómo es de diferente la vida de los niños en los pueblos. Cualquier cosa les sirve para sacar sonrisas de donde no cree uno.
En la panadería me encontré con Néstor y otro conductor. Tomamos tinto con pan y con la asesoría de profesionales, programé el día de mañana: 5:15 salir hacia Pauna, alojarme en un hotel y desde allí visitar a Briceño, Tununguá, Albania y Pauna.
En este municipio viven en total diez mil otanchenses, 4.000 en el pueblo y 6.000 en las veredas.
El alcalde de hasta el 2019 es el señor Salomón Díaz Gutiérrez.
tengo como convicción que vivir en zonas apartadas de la capital no solo da tranquilad si también muestra lo mucho que poseemos en materia de geografía y riqueza cultural. Estoy a la espera de unas semanas para trasladarme a vivir definitivamente a este municipio con mi familia. Quiero vivir una vida mas tranquila. así tenga que trabajar en minería como hace la mayoría de su gente.
Hombre sí, sería una buena opción, mucha gente está regresando a los pueblos, ahora cuando gracias al internet no hay que estar presente en las ciudades. Saludos.
hola, la posibilidad de empleo en este bello municipio como es]?
La verdad no sé. De pronto para quien tenga experiencia de trabajo en minas de esmeraldas sí puede haber opciones. Saludos.