Oporapa (Huila).
Jueves 8 de junio de 2017
Oporapa espetápa apa hoporapa ypi mepedipiapa depe Pipitapalipitopo, enpe elpe surpu delpe Hupuipilapa.
El nombre de este pueblo huilense me recuerda las jeringonsas con las cuales jugábamos de niños. Una forma de hablar en clave que no todos comprenden y que, hasta García Márquez utiliza en ‘Cien años de Soledad’.
En Arco Iris, cerca a Pitalito, abordé un taxi que por $5.000 me dejará en la Y, donde se bifurca la carretera: a la izquierda para Saladoblanco y a la derecha para Oporapa.
El taxista va para Oporapa, pero muy amable me llevará el morral hasta la oficina de su empresa y lo reclamaré después que visite Saladoblanco. Gente amable como son la mayoría de los opitas.
En plena ladera.
Está bien Oporapa, lástima que sus calles sean tan inclinadas. Con razón se ven tantas motos con potentes máquinas, capaces de subir por semejantes arrugas. ¿Por qué no le darán una planchadita a este pueblo, ah?
Si hace 30 años en los días de mercado la plaza de Oporapa se veía llena de mulas y caballos, hoy no se siente el olor a berrinche ni a cagajón, sino que la contaminación es por ruido y humo de las decenas de motos que andan por el centro del pueblo.
Lo novedoso en Oporapa es que la iglesia principal no está en el marco de la plaza central, sino en otra explanada más arriba.
Alrededor del parque principal se ubican la Alcaldía y los establecimientos comerciales.
‘El Pesebre del Huila’ es un pueblo ‘abrigadito’: la tarde estuvo opaca y ya comienza a sentirse el frío. Sus 22 grados centígrados son ideales para el cultivo del café, base de la economía oporense.
Jardín Mariano.
En la parte de arriba de la montaña, sobre el oriente, se observa la cruz que decora el alto desde el cual en la mañana se divisa muy bien Oporapa.
Unas cuadras más arriba del Alto de la Cruz está el ‘Jardín Mariano’, un parque florido en donde cuentan que se le apareció la Virgen a un tal Sofonías.
El día 13 de cada mes se celebran misas y hasta allá suben los peregrinos en busca de algún milagro que alivie sus males.
Para ir al Alto o al Santuario, se puede tomar un carro con destino La Argentina y bajarse en la ermita o en el Monasterio de los Frailes Renovados.
He oído decir que existe un proyecto para represar el río Magdalena en territorio de Oporapa.
Desde el Alto se divisa muy bien el cauce serpenteante del principal río de Colombia, algunos kilómetros después de su nacimiento en el Macizo Colombiano.
Nuevos y mejores tiempos.
Oporapá fue una localidad muy asediada por la guerrilla y en el 2002 hubo una toma que destruyó gran parte del pueblo.
Hoy los oporenses viven en paz pero no olvidan esos años difíciles que no se deben repetir.
Arturo Ciro es un hombre de camisa abierta y crucifijo en el pecho que, desde hace 40 años se vino de Antioquia a montar su negocio en Oporapa.
Esta mañana cuando vine a comprar el pasaje para La Argentina, me saludó muy amable en medio de sus tragos.
Bella escultura.
Lo que más me gustó de Oporapa fue la escultura del ilustre oporense: Milton Morales Grillo, una bella muestra del expresionismo abstracto que se ve en la plaza de arriba, frente a la iglesia.
Me encantan sus formas y los colores verde y naranja, tonos característicos de sus obras.
Anduve también por la piscina y cancha municipales y cuando iba a regresar: ¡Qué veo! Un pedestal vacío y no tan alto.
Entonces le pedí ayuda a un joven que pasaba para que me tomara fotos memorables cual héroe oparense. Genial.
Es el tercer pueblo en donde hago tal ocurrencia.
El alcalde de Oporapa hasta el 2019 es el señor señor Pablo John Trujillo Motta.
Acá viven en total 10.000 oporenses, 3.000 en el pueblo y 7.000 en las veredas.
Felicidades, que agradables escritos, nos llevas a recorrer nuestros pueblos y verlos como una Mamá ve a sus hijos…hermosos y únicos, que don tan preciado para extraer hasta de las piedras una historia que contar. Muy bueno leerlo. Gracias.
Gracias a ti Diana, que bueno saber que te divierten mis publicaciones, Saludos.