Onzaga (Santander).
No sabía yo que este viaje desde Bucaramanga demoraba siete horas. Pero más que todo porque el conductor no mostró afán, hizo paradas largas tanto en ‘Papi quiero piña’ de Floridablanca, como en Piedecuesta y en la Panadería Calidad de Aratoca, en donde le dieron desayuno a él y a su ayudante. Así que hasta San Gil no más, el viaje duró tres horas y media.
Largo y entretenido.
Entre San Joaquín y Onzaga hay una hora de recorrido por una vía destapada pero en buenas condiciones. Sin embargo no se puede andar muy rápido porque las curvas son cerradas.
El viaje continúa siguiendo el río Onzaga que avanza a un lado de la carretera, mientras los vehículos van en ascenso, es decir en contra corriente del río.
De entrada me gusta este pueblo apacible y amplio. El nombre de Onzaga se debe al Cacique Hunzáa, que habitó estas tierras en tiempos previos al desembarco de las tres carabelas en Santo Domingo.
A pesar de ser festivo, se ve muy sola la plaza. Los dos restaurantes del centro cerraron temprano.
La iglesia de la Inmaculada Concepción tiene en el interior el altar y la imagen del Señor de los Milagros, con ostentosos decorados en oro.
En 1.940 parte de la iglesia se vino al suelo, por lo que fue necesario colocarle torres nuevas a la fachada, que hoy le dan al frontis un aspecto elegante y destacado.
En honor al Santo Cristo, patrono del pueblo y del Maíz, cultivo muy extendido antes, se celebran cada año fiestas en Onzaga. En una página de Facebook publicaron fotos de las comparsas con lugareños entusiastas que exhiben máscaras de buena factura.
Tour en moto.
Más adelante Gerardo Vargas me lleva en su moto por sitios emblemáticos de la localidad.
Primero fuimos hasta el cementerio y a uno de los dos coliseos que posee el municipio. Por allí hay una subida al cerro, con las estaciones del viacrucis a la vera del camino.
Trepamos un poco hasta donde se ven muy bien las torres altas de la iglesia parroquial, con sol favorable en horas del tarde. También anduvimos por el Colegio Nuestra Señora de Fátima, de sobria fachada.
Como el fique ha sido uno de los productos bandera de la economía onzagueña, en el centro del parque se observa la escultura del fiquero, como flor de la mata y con azadón al hombro.
A falta de uno Onzaga tiene dos estupendos miradores: el de la Gruta de los Pinos, y el del Cristo Milagroso, ubicado en el mojón, detrás de la iglesia donde antes existió un resguardo indígena.
Los viernes de pasión y el día de la Santa Cruz los lugareños suben en peregrinación, hasta la imagen del Cristo.
En la plaza fotografié tres onzagueñas simpáticas y en el churubito de la belleza juvenil, que me dieron algunos datos de dónde almorzar y qué sitios conocer.
Tomo fotos en la plaza, donde además converso con habitantes que no dudan en colaborar con este viajero.
Pareja de emprendedores.
Hice amistad con una pareja de novios que planean un emprendimiento en Onzaga un pueblo pequeño que según ellos, ofrece pocas oportunidades. Les insisto en la conveniencia de aprovechar el tiempo, para consultar en la web acerca de sus proyectos.
Mientras en Onzaga haya conexión a Internet, disponen de todo el conocimiento posible.
Es cierto que en un pueblo el mercado es pobre. Pero también es válido que se dispone de mucho tiempo para un emprendimiento, distinto a las ciudades en donde la gente vive a las carreras y se pierde tiempo y dinero en movilidad. Mis amigos quedaron inquietos, ojalá actúen.
Onzaga tuvo una buena administración en el período anterior. Se construyó la Casa de la Cultura aún sin inaugurar, a un lado de la plaza y con la fachada entrada para no contrarrestar el aspecto y la altura de las edificaciones del centro.
También se le mejoró la cara a la alcaldía, que estaba deteriorada y se construyeron kilómetros de placa-huella en algunas veredas.
En la parte de baja del pueblo se hizo un segundo coliseo, junto al río; ese sí debe ser un elefante blanco, pues ya existía el de la parte de arriba y detrás del templo parroquial, en donde en día festivo no había nadie haciendo deporte.
La renovación del parque, con suficientes bancas en madera plástica y piedra, fue otra obra de la administración anterior. Algo raro pasó que todos miran atentos.
Recuerdos imborrables.
En uno de los asientos me hice fotografiar para conservar en la memoria este pueblo del que no quisiera irme. Que sea bonito o feo no sé, pero a mí me ha cautivado.
Y es que lo atractivo de un lugar lo lleva el viajero dentro. En ‘El Amor en los Tiempos del Cólera’ García Márquez evidencia esa realidad cuando escribe:
‘A París, a pesar de su lluvia perpetua, de sus tenderos sórdidos y la grosería homérica de sus cocheros, (Fermina Daza) habría de recordarla siempre como la ciudad más hermosa del mundo, no porque en realidad lo fuera o no lo fuera, sino porque se quedó vinculada a la nostalgia de sus años más felices’.
Al día siguiente regresé temprano a San Gil. Desde la salida de Onzaga subieron al bus jóvenes que van a estudiar en establecimientos de veredas o hasta las escuelas de San Joaquín, el municipio vecino.
Lo que me llama la atención es lo bien presentados de estos infantes que madrugan a estudiar y desde las 6:30 están a la vera del camino esperando el transporte.
Según mi vecino, los jóvenes no llevan el uniforme puesto para no ensuciarlo, lo cargan en sus morrales y al llegar al pueblo se cambian la vestimenta.
Acá viven en total 5.700 onzagueños, 1.300 en el pueblo y 4.400 en las veradas.
Alcaldes de Onzaga han sido: 2012-2015: José del Carmen Hernández Abril; 2016-2019 Hernán Sanabria, quien repitió mandato y hasta el 2023 la señora Johana Grimaldos Barón.
Domingo 29 de enero de 2017
Gracias por narrarnos sus viajes, sin embargo, sería muy bueno un comentario acerca de hoteles y sitios para comer, esto es importante para quienes queremos hacer turismo por nuestro bello país, pues esta información es a veces difícil de encontar. Buen trabajo el que usted hace. Felicitaciones.
Gracias Dora por su sugerencia. Para ese efecto le recomiendo la página viajaporcolombia.com. Saludos.
Me gusta es un bello pueblito d un clima agradable, muy frío al amanecer
Cierto, saludos.