Niños de pueblo VS niños de ciudad.

 

Esta es una ‘Historia del Camino’ con muchos capítulos. Tantos cuántos niños he encontrado jugando en los municipios colombianos que visito.

A veces alcanzo a fotografiarlos, en muchas ocasiones me limito a admirar ese estilo de vida que también disfruté yo en mi niñez.

La época tecnológica que vivimos ahora me encanta. El Internet, el Whats App y todo lo que va a venir en el futuro inmediato, ofrece muchas comodidades también a quienes crecimos en el siglo XX.

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Generalmente los muchachos de poblaciones son más alegres y expresivos que los de ciudad.

No nos cansamos de admirar la inmediatez, el confort y la inteligencia que nos ofrece la tecnología.

Pienso que, para los niños del siglo actual sería mejor no entrar tan rápido a ese mundo de los robots, el e-commerce, la impresión 3D, los drones y la nanotecnología.

Los expertos dicen que un niño de nuestras ciudades no debería tener smart hasta después de los 14 años.

Antes de usar las comunicaciones virtuales deberán disfrutar de los juegos con amigos, las actividades que les fortalezcan su motricidad fina,  la vida al aire libre y el disfrute de la naturaleza.

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En Ataco (Tolima), niños jugando canicas en el centro del pueblo.

En Ataco (Tolima), estos muchachos ejercitan su motricidad jugando bolas.

Escenas comunes en los pueblos: niños jugando ‘en barra’ con sus pares, subiéndose a los árboles, pateando un balón o saltando lazo, como estas chicas en un barrio de Cartagena, lejos de Bocagrande o El Laguito.

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Niñas saltando lazo en un barrio popular de Cartagena.

Podría ocurrir que en poco tiempo, las empresas prefieran como empleados a quienes pasaron su infancia en pueblos, sin Internet permanente, así adolezcan de la habilidad para los juegos electrónicos.

Siempre se necesitarán funcionarios que sepan trabajar en equipo, conserven la capacidad de asombro que les hizo abrir los ojos en la niñez, sean recursivos y disfruten de cosas sencillas. La capacidad de logro se aprende más fácil en medio de las dificultades que teniéndolo todo a la mano.

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En Jericó niños disfrutan dentro de un ‘palacio’.

Estos pequeños jericoanos no están dentro de una caja de cartón sino en un palacio, una nave espacial o un escondite.

Tenerlo todo ya, no es la mejor manera de darle gusto a los hijos. Fabricar un barquito con una tapa y una hoja de cuaderno hace más creativo a un niño que juega en la calle.

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Barco navegando en una calle de Maceo (Antioquia).

Estos muchachos de Maceo (Antioquia), descalzos y en la calle se divierten con el buque que navega en un mar imaginario.

Claro que los juegos electrónicos también capacitan la mente para otras actividades, las del futuro, pero el disfrute de uno y otros pasatiempos no es el mismo.

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Volqueta con muchos ‘viajes’, ropa y zapatos heredados y una cara de satisfacción.

Este niño que conocí en Pensilvania, (Caldas), juega con un camión muchas veces ‘reparado’, pero su alegría es tan grande como la talla de sus tenis ‘heredados’.

La corrupción de la sociedad actual no es más que el resultado de la ambición desbordada por el dinero. Y quienes más poseen, no son los más felices.

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Nada como la sensación de Libertad que da mirar el mundo desde la copa de un árbol.

Estas niñas de Alejandría de pronto no tienen más ropa para cambiarse el uniforme, pero cuánto no disfrutan en la copa de los árboles.

En las ciudades los estudiantes regresan del colegios a sus unidades residenciales, mirando los celulares, dormidos o casi siempre aburridos. En los pueblos el regresos a casa generalmente a pie, es un juego u otra oportunidad para compartir con amigos.

Los líderes del futuro no se forman frente a la pantalla de un smart. Sino en relación con amigos, compartiendo juegos o repartiendo en platos plásticos la ‘comidita’ de arena.

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Una futura líder comunitaria que se forma con amigos en Angelópolis (Antioquia).

Esta es una escena pueblerina vivida en Angelópolis (Antioquia).

A la salida de los colegios citadinos, son las mamás quienes cargan los morrales de sus hijos.

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Aún con el morral a cuestas, este chico de Hato (Santander), juega trompo en la calle.

En Hato (Santander), este niño no se desprende de su equipaje para jugar trompo y recogerlo en la mano.

Los niños que ahora viven ‘pegados’ a una pantalla, serán muy diestros para manejar los computadores en el futuro.

Pero lo que el mundo necesita es que seamos  menos egoístas, vivamos ligeros de equipaje y cultivemos mejores relaciones inter-personales.

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Cuando sean mayores estas chicas añorarán la tertulia sobre un árbol.

En Polo Nuevo (Atlántico), tres chicas están muertas de felicidad compartiendo el mismo árbol y riéndose de casi nada.

Jugando a ‘la comidita’ es como se forman los amos de casa del futuro: hombres o mujeres.

La base de la sociedad está sufriendo transformaciones impensadas, más allá de la tradicional pareja del paraíso terrenal.

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Niñas juegan a ‘la comidita’ en Bellavista, corregimiento de Don Matías (Antioquia).

Dentro de 50 años cuál será el tipo de familia que tengamos, difícil de saber. Lo cierto es que disfrutaremos más entre personas que encerrados en nosotros mismos.

Una cosa es cierta, en las ciudades es casi imposible mantener a los hijos libres del afán de aparentar, el consumismo o alejarlos de los medios de comunicación.

Ahora el Internet ofrece la posibilidad de vivir en los pueblos lejos del tsunami arrasador de la apariencia y el consumismo, para quienes deseen una vida más tranquila en poblaciones pequeñas.

 

Germán Vallejo

En este Blog publico relatos de mis viajes por Colombia y Antioquia. Desde el 2004 he realizado viajes, casi siempre solo, con pocos recursos y en transporte público. Estoy convencido que en un día soleado todo se ve más bonito, por lo que prefiero viajarenverano. Bienvenidos.

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