Nariño (Antioquia).

Viernes 7 de abril de 2017

Nariño es un hermoso municipio del oriente antioqueño, ubicado a 150 kilómetros de Medellín.

La ruta, casi toda pavimentada,  va por La Ceja, La Unión, Sonsón y después del alto de El Páramo.

Un poco más abajo se encuentra el sitio llamado ‘La Quiebra’ donde se puede seguir para Argelia a la izquierda o Nariño a la derecha.

Se transita siempre por tierras muy bellas.

No  faltan los sectores con bosque virgen, pero casi todos los predios están cultivados o sembrados de pasto para las vacas lecheras.

Se ven cultivos variados: fresa, lulo, tomate de árbol, aguacate hass, lulo, maíz y, claro está: papa.

El conductor me cuenta que Argelia tiene 48 veredas, Nariño 50 y Sonsón 108.

Y sí, por toda la vía se observan casas campesinas en las cuales no faltan las plantas floridas, la caneca para la leche, las botas pantaneras y, a cambio del caballo de antes, la moto como transporte.

Lo primero que se encuentra uno en Nariño es el cementerio oval, a la entrada.

Transcurridas cinco horas de viaje estuve en la plaza principal de Nariño, la ‘de arriba’ o la plaza Buenos Aires como en realidad se llama.

Una de las peculiaridades de este pueblo es que, no tiene solo una, sino cuatro plazas: la primera en honor a Bernardo Toro, donde está la Casa de la Cultura y una estación de servicio Zeuss.

Una segunda plaza sería el parqueadero de las escaleras que está justo a la entrada al Sendero Ecológico El Colibrí.

La tercera plaza, se ubica frente a la iglesia de Nuestra Señora de las Mercedes y el Colegio de la Inmaculada Concepción. Esta es la Plazoleta Antonio Nariño, que tiene en el centro el busto del héroe, la gente la conoce como ‘la placita’.

La cuarta, la Simón Bolívar, donde cuadran los buses de las dos empresas transportadoras.

En este espacio están las sedes de la Caja Agraria, la Policía Nacional, el Edificio del Café y la Alcaldía.

El Cable Aéreo, que va hasta las veredas Guamito y Las Mangas, también arranca de esta plaza.

Con la construcción del Parque Biblioteca Macondo y el arreglo del parque frente a la alcaldía se mejoró mucho este sector.

Hicieron un kiosco moderno con mesas y sillas afuera, muy agradable para pasar la tarde.

Faltan sillas con espaldar y apenas están creciendo los árboles, pero cuando estén grandes habrá sombra suficiente.

La vía más concurrida y comercial de Nariño es la calle estrecha y serpenteante que une las dos plazas principales: la que está frente a la Alcaldía y la de abajo donde se levanta el templo de las Mercedes.

Fotografié algunos talleres de modistería de los cuales hay varios en Nariño. Eso sí, todos muy ordenados y con los cortes de tela, como decoración y exhibición al mismo tiempo.

Me llama la atención la limpieza de la calle y la gente tan querida.

Generalmente los pueblos que sufrieron tanto durante la guerra (qué bueno que ya se menciona la confrontación en pasado), la gente de esos municipios es como más acogedora y amable que la del resto de las poblaciones.

Le comento a un amigo la percepción que he tenido en esos pueblos antioqueños como San Francisco, San Luis o Nariño, en donde me ha impresionado la gentileza de sus moradores.

Él me explica que los paros armados que ordenaba la guerrilla en los años 90, hicieron que los campesinos y habitantes de estos pueblos se unieran y

fueran más solidarios para sobrevivir en medio de los acosos y ataques violentos. Al final ese espíritu de servicio se asumió como cultura.

Otro habitante me contaba cómo en el 2012 cuando llegó a Nariño, había en la estación 33 policías, en cambio ahora es un pueblo con solo cinco agentes. Y sí, este ya es un municipio tranquilo donde no ocurre casi nada de qué se ocupen los policías.

En la plaza de abajo está la iglesia de Nuestra Señora de las Mercedes, que es muy bella e imponente.

Visible desde muchos puntos del pueblo, es el templo más alto de la Diócesis de Sonsón-Rionegro. En el centro y en lo más alto de la fachada se ve la Virgen Mercedaria.

Bajo una de las torres de la iglesia hay un pequeño museo con ornamentos y artículos que pertenecieron a Monseñor Alfonso Uribe Jaramillo, un obispo muy  prestigioso en los años 70. Este obispo nació acá en Nariño hace 107 años, concretamente en la vereda Berlín, finca ‘La Balsa’.

Dentro del templo me encantaron las pinturas en óleo del altar principal y el coro. También la pila bautismal en mármol de carrara.

Muchas casas de los barrios periféricos en Nariño tienen adheridas a la fachada, donde pega el sol por la mañana, materas rudimentarias con hermosas flores de muchos colores.

Nariño tiene forma de araña, su territorio es bastante quebrado, pero por ello mismo pintoresco y con muchos balcones para divisar.

Desde los aviones que van de Medellín a Bogotá, es frecuente ver la panorámica del pueblo como un insecto con muchas patas.

En Nariño las calles son curvas y estrechas y las fachadas de las casas están bien pintadas. Seguramente hubo una campaña del gobierno que obsequió pintura a los ciudadanos, para decorar las viviendas.

A la una de la tarde salió el Cable Aéreo que presta servicio entre el pueblo y algunas veredas del occidente.

El pasaje para los turistas cuesta $3.000 cada trayecto y $2.500 para los habitantes del sector. Este sistema es más rudimentario y por lo tanto más lento que los cables de Medellín.

La cabina para 8 pasajeros y hasta 800 kilos de carga se desplaza lentamente y en un mese-mese continuo. Pero es un aparato seguro que presta un gran servicio a los campesinos.

Antes de tener el cable los labriegos gastaban hasta tres horas para venir de sus fincas hasta el pueblo.

Desde Nariño viajan varias escaleras todos los días hasta La Dorada (Caldas), en un viaje que puede durar hasta siete horas. Por ahí también quedan, a dos horas, los Termales del Espíritu Santo.

El Bar Campesino, en donde escribo a esta hora de la tarde, es el punto más entretenido de Nariño.

Por esta esquina pasa todo el que viene a mercar los domingos, bien sea que llegue por la vía de Sonsón o que haya ingresado por ‘la placita’.

Poco a poco van arribando a la plaza de arriba las escaleras cargadas de labriegos con sus productos del campo.

Incluso las peladas  adolescentes se bajan por la escalera con cuánta facilidad. Los bultos de panela envueltos en papel kraf y las pipetas de gas también hay que bajarlos con cuidado.

Por los distintos accesos llegan también mulas con panela y café, que se estacionan frente a la Federación de Cafeteros.

Me ha llamado la atención el buen tipo de los jóvenes nariñenses. Sobre todo los muchachos tienen rostro pulido y agradable.

También supe que hay un chico nariñense que en el 2012 obtuvo en Neiva el primer puesto en un concurso internacional de novela.

Se trata de Jacobo Cardona Echeverri, quien participó con su novela: ‘Las vidas posibles’.

El alcalde de Nariño hasta el 2019 es el señor Carlos Arturo Marín Londoño.

Acá habitan en total 15.500 nariñenses, 2.500 en el pueblo y los 13.000 restantes en las 50 veredas.