Momil (Córdoba).

Domingo 3 de julio de 2016

Este es el pueblo más grande de los tres municipios costeños que he visitado hoy: Palmito, Chimá y Momil.

Al entrar a la localidad pasamos frente al CAMU: Centro de Atención Médica y Urgencias, una edificación nueva y suficiente para la demanda local.

La iglesia momilera tiene la particularidad de una terraza amplia arriba de la fachada y un par de ángeles al lado.

Dentro se venera la imagen de un Jesucristo con cara muy triste.

En el parque saludé a jóvenes que reparaban la máquina de hacer los conos con poca lactosa, que tanto me gustan.

Aquí también se rinde homenaje al fundador de Momil y varios pueblos de la Costa Caribe: Antonio de La Torre y Miranda, un español de elegante figura y bien vestido con sombrero, correa, botas y bolso de cuero.

Hoy hace mucho calor, así que una tajada de sandía fresca me vino muy bien.

Y ni hablar del buñuelo con café en DeliTortas Momil.

Este negocio tiene mesas afuera del salón principal, lo que para mí es una ventaja.

No hay como detallar el acontecer de la plaza mientras se toma un tinto.

También animé en su trabajo al zapatero que saca de apuros a sus clientes.

Esta vez le solucionó el problema a una vecina que, ante la muerte inesperada de su suegra, tuvo que traer los zapatos blancos que lució en el matrimonio para que el zapatero le cambiara el color, a negro.

Comprar otro par, sería difícil para ella.

La Alcaldía de dos plantas y fachada blanca, bien. En el parque las eras están decoradas con plantas de coral, del mismo color de la sandía.

El Centro Cultural del Bajo Sinú está en las afueras del pueblo, con instalaciones amplias y variadas.

Y también hay una Biblioteca bien surtida. Ojalá con suficientes lectores todos los días.

Tener libros es lo de menos, lo difícil es crear entre los jóvenes y niños el hábito de la lectura que, seamos sinceros, se aprende es en el hogar, cuando los padres son buenos lectores.

Lo que vi luego me cautivó: una señora hermosa montada en su burro sin rienda, al cual manejaba halándolo de la crin y para hacerlo caminar lo puyaba con un garabato.

La dama va con su sombrilla amplia para librarse del sol canicular.

Al principio la señora no se dejaba fotografiar pero por fin logré convencerla de que me regalara esa imagen pueblerina tan simpática y original.

Al igual que en San Onofre, acá en Momil están de fiesta. El pasado jueves fue la cabalgata y hoy habrá corralejas en la plaza construida para los tres días que duran los festejos.

Así que alquilé una moto-taxi para conocer la Plaza de Toros. Muy grande y con suficientes graderías. Ahora están señalando los linderos del gramado, para que esté todo listo a las cuatro de la tarde, cuando comenzará la corraleja.

Infortunadamente esta violenta costumbre se prolongará en el tiempo, gracias a los niños que asisten a la faena. Ya el tío abuelo madrugó con sus dos sobrinos para esperar el momento cuando suelten los astados.

Los vendedores de cerveza, fritos y cojines hechos con capacho, también esperan obtener buenas ganancias, cuando comience a llegar la gente.

Por esta zona vimos además la cancha mixta con graderías que construyeron en seguida de un parquecito amañador.

Me encanta fotografiar las casitas de paja humildes, que en su interior deben ser tan frescas, por el material natural que las protege.

La misma moto me llevó hasta la troncal donde esperaré transporte para Lorica y de ahí a San Bernardo del Viento.

La alcaldesa de Momil hasta el 2019 es la señora Erika Patricia Díaz Mésquida.

En este pueblo viven en total 14.000 momileros,  9.000 en el centro urbano y 5.000 en los campos.