Melgar (Tolima).
Jueves 30 de abril de 2015
Mucha gente pasa por Melgar, pero no tiene oportunidad de conocer el centro de la ciudad. Eso me había sucedido a mí.
Está ubicado a una distancia de cien kilómetros, equidistante entre Bogotá e Ibagué.
Cuando llegué a este municipio ya había escampado el chapuzón que cayó al medio día y que duró pocos minutos.
Toda esta es una zona de mucho turismo, especialmente el que viene de la capital del país, a tomar unos días de sol. De ahí que abundan los hoteles, las parcelaciones campestres y fincas de recreo.
Melgar es de las ciudades del mundo con mayor número de piscinas por habitante.
Me bajé del transporte cerca de la Plaza Gustavo Rojas Pinilla, una explanada inmensa sin árboles y piso de lozas grandes. El general Rojas nació en Tunja pero murió en Melgar en 1.975.
Lo particular de esta plaza, es que le construyeron parqueaderos en el sótano, ya ve, buena idea.
Allí disfruté de un delicioso ‘cholao’, muy apropiado para la temperatura alta que se siente ahora.
La iglesia central, pequeña, de una sola torre y de estilo colonial, estaba cerrada, pero de todas maneras pude conocer su interior colocando la lente de mi cámara sobre uno de los ojos de la cerradura.
Se ve decente, con sus doce columnas de capiteles dorados y todo el interior muy iluminado por la luz que refleja la pintura blanca de las paredes y la cubierta.
Luego fotografié el edificio moderno donde funcionan las oficinas gubernamentales; también enfoqué hacia la pintura de personajes famosos, entre ellos Mandela y Mahatma Gandhi, mis héroes favoritos.
La sorpresa fue encontrar en el marco de la Plaza Rojas Pinilla, una sucursal de PPC, el establecimiento de comidas que frecuentaba con mis hijos cuando vivíamos en Bogotá. Pues nada mejor que almorzar, con un cuarto de pollo asado, allí donde hay baños limpios y garantía de seguridad alimentaria.
No hay mejor plato para comer en los viajes, que un pedazo de pollo, asado con buena sazón y en un sitio de confianza. La gaseosa la tomaré con el postre en una panadería cercana y así podré mirar otro ángulo del centro melgaruno.
También queda en la plaza central la sede del Instituto Técnico del Sumapaz, un establecimiento de educación de gran capacidad y mejores instalaciones.
Con frecuencia surcan el firmamento, helicópteros y aviones que despegan o aterrizan en la Base Aérea de Tolemaida, que está muy cerca.
Mi impresión es que Girardot le lleva mucha ventaja a Melgar en cuanto a cosas para admirar. Melgar se me hace que es más condominios campestres y piscinas para veraneantes.
A la 1:30 salí en una buseta hacia Girardot, para quedarme en el Puente Peatonal donde sale la carretera para Ricaurte, el municipio cundinamarquez que conoceré en seguida.
Por $2.500 una buseta grande me llevó por la doble calzada. Primero atravesamos el puente sobre el río Sumapaz, que es muy bello en ese punto, por las rocas amarillas y ocres que forman la orilla del afluente.
Más adelante está el Fuerte Militar de Tolemaida, con la doble calzada al frente. Hace poco pasé por acá, cuando todavía no habían trasladado la Portería de lo que se llamaba simplemente: Base Aérea de Tolemaida.
Ahí cerca se encuentra el Club Militar de Melgar, en donde alguna vez vine a hacer curso de capacitación, cuando trabajaba con laboratorios farmaceúticos. Pero fueron más las ocasiones que me alojé en el Club Militar de Bogotá, en el sector de Puente Aranda.
Y por último, pasamos frente a Piscilago, el Club Recreacional de la Caja de Compensación Colsubsidio.
Acá viven en total 33.000 melgarunos, 27.000 en el centro urbano y seis mil en las veredas.
El alcalde de Melgar hasta el 2019 es el señor Miguel Antonio Parra Pinilla.