Marsella (Risaralda) 1/2
Martes 14 de julio de 2009:
Marsella es uno de los 14 municipios del departamento del Risaralda, y se encuentra a solo 30 kilómetros de la capital del departamento.
Ya en el Terminal de transporte de Pereira decido continuar viaje hacia Marsella, un municipio que conocí en los años 80 cuando estuve trabajando en la capital del Risaralda.
La carretera Pereira-Marsella tiene numerosas curvas y el recorrido dura una hora y veinte minutos. Por supuesto que me ubiqué al lado del conductor para no perder detalle. Y en general sentí una gran decepción al comprobar, cómo es de diferente ahora el ambiente de la carretera. Hace 25 años cuando subí por esta vía, todo el trayecto estaba rodeado de naturaleza virgen y espesa, de una belleza impresionante.
Ahora apenas si quedan pequeños tramos con ese paisaje de bosque tropical tupido. De resto, la carretera luce sin árboles a los lados y en cambio muchas praderas para cebar ganado. Qué pesar! Cómo se acabó con la vegetación tan hermosa que se veía antes, por lo cual Marsella sí merecía el apelativo del ‘Municipio Verde de Colombia’.
El cambio ha sido tan notorio que esta vez me pareció la ruta sin tantas curvas como esperaba. Y es lógico, cuando el ambiente es cerrado por la vegetación, las vueltas se hacen más pronunciadas y al haber menos visibilidad las curvas se cierran más. En cambio sin árboles a los lados y con más amplitud, los giros pasan desapercibidas.
El alcalde de Marsella hasta el 2011 es el señor Carlos Andrés Gómez Escobar. Este municipio tiene en total 21.500 habitantes, de los cuales 11.500 viven en el casco urbano y el resto: 10 mil habitan las veredas.
Ahora hablemos de la iglesia de María Inmaculada que es más bonita por fuera que por dentro. El frontis es bello, con muchos detalles que decoran la fachada de por sí muy encumbrada y con dos preciosas torres puntiagudas.
El interior del templo tiene ventanas coloridas, arcos ojivales y rosetones arriba de la nave principal, pero sin más detalles. El altar mayor, también de estilo gótico como el frontis y tallado en madera, exhibe en el centro la imagen de la Inmaculada Concepción.
La plaza central de Marsella es amplia, bonita y bien cuidada, aunque ahora está llena de carpas y furgones de RCN, pues por estos días se está grabando una novela para ese canal de televisión.
Estuve observando algo de la grabación, pero qué cansancio: la repetición de la repetidera. Me cuentan que ayer estuvieron grabando de dos de la tarde a dos de la mañana. Algunos lugareños actúan como extras. Yo ahora los miro desde lejos mientras me tomo un delicioso café en la Panadería Tasmania.
El parque de marsellés tiene un diseño bonito, está bien arborizado y con abundantes jardines: sanjoaquines amarillos, azulinas, rosas rojas y crotos. Luego bajé hasta la galería, a dos cuadras del parque pero no la abren los días martes.
De nuevo en la plaza principal admiré algunos edificios bien conservados y con rasgos propios de la arquitectura antioqueña.
Ahora Marsella está muy bien cuidado. En las esquinas se ven tablones con márgenes tallados, donde se leen los nombres de las calles: de los Suspiros, de los Artesanos, del Nevado, etc.
Lo más hermoso para ver en Marsella, fuera del Sendero Ecológico, es la Casa de la Cultura ubicada en una esquina de la plaza y en el edificio de tres plantas en donde antes funcionó el Colegio el Sagrado Corazón de las hermanas Betlehemitas.
En las salas y los corredores se exhiben piezas antiguas que lo transportan a uno a la infancia: patines de cuatro ruedas con correas de cuero; la cartilla Alegría de Leer; frasco de tinta china con encavador; romana, pucha, quintal y balanza como muestras de pesas y medidas de los años 50; medallas de condecoración escolar, etc.
Y en el primer piso encontré cuatro mesas de ping pong cuya vista me alegró la tarde. Desde el segundo piso le hice señas a uno de los jóvenes que tenía raqueta en mano, para que me invitara a jugar con él. ‘Qué va a jugar ese cucho’, – pensaría el muchacho-.
Pues sí que jugamos tres partidas y aunque no fui capaz de ganarle, él si se dio cuenta que yo no era tampoco un inhábil para la raqueta. Me hizo falta cogerle el tiro en los saques, que el joven hacía con mucho efecto.
En la biblioteca de la Casa de la Cultura revisé algunas monografías de municipios risaraldenses y fue entonces cuando comprendí que Mistrató es otro municipio interesante, al cual debo ir en próxima ocasión. Entonces comprendí, la conveniencia de investigar sobre los municipios que me falta recorrer, antes de ir a visitarlos.
En ese centro cultural, una niña muy concentrada, estudiaba saxo con la partitura al frente. Me quedé impresionado de la gran cantidad de actividades que se desarrollan en Marsella, con participación de jóvenes, niños y madres cabeza de familia. Qué bien, un aplauso para todos ellos.
Me faltó fotografiar el Cementerio Jesús María Estrada, de Marsella, que tiene un hermoso pórtico con el Ángel del Silencio en lo alto de la puerta.
Camino hasta la avenida por donde pasan los buses para Pereira. Por ahí queda el Jardín Botánico Alejandro Humbolt, con gran variedad de fauna y flora; es muy recomendado como lugar de esparcimiento, en medio de la naturaleza.
Abordo una buseta que me regresa a la capital de Risaralda. Son las tres de la tarde y aún no sé en dónde voy a dormir esta noche. No me gustaría pernoctar en Pereira pues las ciudades no son buenas para pasear a mi estilo.
Mientras decido qué hacer converso con el conductor de la buseta.
Me cuenta que hoy lo han llamado varios clientes a ofrecerle compra de los cerdos gordos que tiene. Parece que el precio de la carne porcina está subiendo ahora después que llegó a estar a solo $ 3.000 el kilo, lo cual significó la bancarrota para muchos porcicultores.
A raíz de la pandemia AH1N1, la gente dejó de consumir carne porcina, que antes se pagaba a $ 5.500. Ahora ya está por los lados de cuatro mil pesos el kilo en pié.
Bajando de Marsella el paisaje es bastante bonito. Se divisa allá abajo el Valle del río Otún. Luego unos cafetales preciosos, antes de llegar a la vereda La Bodega. Y por fin el Terminal de Transportes de Pereira en donde decido continuar el viaje hasta Chinchiná.