Líbano (Tolima) 2 / 2.

En la primera publicación sobre El Líbano destacamos el centro del pueblo con la plaza central y el Catedral de Nuestra Señora del Carmen.

Y abordamos la ruta 3 con el recorrido más extenso por la localidad.

Transporte urbano.

Está claro que El Líbano dispone tres rutas de busetas que cubren el pueblo y en el 2011 cobraban 800 pesos por el servicio.

En esta oportunidad escribiremos el recorrido en la ruta 1. Todas las tres rutas salen al tiempo desde la parte de arriba del pueblo donde está el terminal y por donde se sale para Murillo y Villa Hermosa. Y por distintas calles bajan luego hacia el oriente en la parte baja de El Líbano.

Iglesia.
Catedral de el Líbano.
Plaza.
Centro de El Líbano.

Ruta 1.

En el Terminal esperan las busetas 10 minutos para salir otras tres al tiempo, cada una por su ruta. El conductor de la ruta No. 1 que abordé luego por otros 800 pesos no resultó tan amable como el anterior. Cuando le pregunté si me podía subir adelante, me dijo que no, que la puerta estaba mala, el vidrio suelto, en fin varios obstáculos.

Sin embargo, más adelante cuando íbamos en la mitad del recorrido apareció una amiga del chofer, muy empericuellada ella y ahí sí corrió a abrirle la puerta malograda. Lo mismo cuando otra chica de alta minifalda le puso la mano, para ella sí abrió fácil la puerta. Qué cosas las de la vida y las de los hombres y las mujeres!

Monumento.
Homenaje a Isidro Parra.

Esta ruta No. 1 también pasa por la avenida de los Fundadores, frente al Hospital pero sigue derecho hacia el monumento a la Virgen del Carmen que tiene un pedestal lindo y se ve muy bien cuando uno se aproxima a El Líbano, subiendo de El Cruce. Más abajo están el Colegio Técnico Industrial y después el Cementerio, nada bonito.

A continuación entramos al Barrio Las Américas y otros suburbios recientes, en el extremo oriental del casco urbano. De subida por una calle diferente, ví a lo lejos la Iglesia del Divino Niño, otro templo libanense que está muy bien ubicado sobre un montículo con excelente vista. En cambio la ermita, está sin terminar y con cemento a la vista.

Bueno, en el parque central terminé mi recorrido por El Líbano, muy satisfecho de todo lo que conocí y de las cosas que admiré.

Librero.
Gildardo y su librería.

Galería.

La Plaza de Mercado de El Líbano no es gran cosa pero sí espaciosa y cómoda. Me encantó el negocio de Gildardo, un encuadernador y librero que se destaca por mantener los libros sobre los estantes, en un orden exquisito. Le provoca a uno entrar a verlos. Así le pasó a mi tocayo Varga Lleras, también a Sergio Fajardo Valderrama y lo mismo le ocurrió a Gustavo  Petro cuando visitaron El Líbano. Ahí está el banquito en el cual se sentaron alguna vez esos líderes políticos, según cuenta con orgullo Gildardo.

Pasé luego al segundo piso en donde está el Restaurante de la Negra, atendido por señoras de piel blanca y en donde almorzó aquella vez el actual Ministro del Interior. Ya había comprado por $ 1.500 media libra de cuajada simple. Quería acompañarla con chocolate caliente y el buñuelo pequeño que había adquirido por 300 pesos. Una tercera parte del queso la sumergí en la taza de chocolate con una capa de espuma arriba que impedía ver la bebida.

Mercado.
Plaza de mercado cubierta.
Chocolate.
Bebida caliente.

Qué ricura de líquido caliente y espesito,  por mil pesos la taza. Incluso la señora del restaurante me dio un rebase de una porción más de chocolate espumoso y diluido en leche. Cuando la segunda taza iba por la mitad dejó ver un pedazo de queso náufrago y tirudo, que una vez en mi boca se resistía a fragmentarse de lo puro cauchudo que estaba. ‘Así de espumoso y rico servía el chocolate mi mamá’, le dije agradecido a la señora dueña del restaurante.

Algo natural y chistoso.

Lo que vi a continuación sobre la calle cuarta me hizo reír a solas. Un caballo que arrastraba un coche de pronto levantó la cola al tiempo que su anillo anal hizo movimientos adelante y atrás para expulsar pequeños gases. A continuación se relajó el ano de la bestia para dar salida a una gran masa de  hermoso, verde y brillante cagajón fresco. Los cascos de la deposición salían cuidadosamente trenzados a través del trasero equino. Algunos cascos de boñiga caían sueltos al piso mientras que otros formaban montículos verdes que se conservaban encadenados luego de caer sobre el pavimento frío.

Terminada la expulsión el ano del cuadrúpedo se relajó dos veces con movimientos sucesivos dejando el trasero del animal completamente limpio y a la bestia muy satisfecha, al sentirse liberada de una gran carga. Este evento que me hizo reír por dentro me recordó la vez aquella cuando en tiempos de Alto Vuelo estuve conociendo la producción de salchichón en comestibles Dann. Cualquier parecido con la realidad equina de ahora, no es coincidencia.

Estaba llegando al Hotel Las Colinas cuando escuché alguien que me hablaba, con voz sonora y fuerte:

‘Buenos días don Germán!’

Cuando volteé a mirar, identifiqué la voz gruesa y agradable del Pastor Jairo Tréllez, el mismo que conocí ayer cuando por iniciativa suya me saludó en la plaza.

Todavía sin reponerme de la sorpresa que, alguien en el Líbano me llamara por el nombre,  durante unos minutos escuché a mi amigo cuando me contó acerca de su labor evangélica con las ‘ovejas’ de su rebaño. Vea pues, en tan solo 12 horas ya tengo amigos que me reclaman en este pueblo acogedor e inolvidable.

Solo me falta conocer La Casa de la Cultura de El Líbano. Es una casa preciosa en forma de herradura con media torta en una especie de baño de inmersión, fuente de agua y jardines en el césped.

Cultura.
Casa de la Cultura.
Salchichón.
Un producto muy libanense.

Aproveché para consultar en la biblioteca una Monografía de los pueblos del Tolima a fin de tomar la decisión más acertada para el resto de mi viaje por el norte del departamento. Después de consultar un buen libro, llegué a la conclusión que debía seguir mi viaje hacia Fresno uno de los municipios más comerciales de la región.

La Gastronomía en el Líbano es variada.

Ancízar me invitó a probar el ‘Salchichón Tovar’, una exclusividad gastronómica de renombre en El Líbano.

Regreso satisfactorio.

La carretera que baja de El Líbano hasta El Cruce es preciosa. Sobre todo porque en muchos trayectos se ven árboles a un lado, preservando el abismo, y a veces las ramas de las plantas de ambas riveras se cruzan en lo alto formando un precioso arco que brinda acogida y abrigo. La sombra que esas ramas proyectan sobre el pavimento en un día de sol como este, forman un paisaje hermoso digno de fotografiar.

Sombras.
Siluetas sobre el pavimento.
Edificio.
Marco de la plaza.

Por todas partes hay espectáculos dignos de ver, y lo que más abunda son cafetales en flor o con ramas cargadas de abundantes granos verdes.

A propósito, el conductor me cuenta el caso del árbol de manzanillo, que a algunas personas les produce tal reacción alérgica con solo ubicarse debajo del palo, que se les hincha el cuerpo y se les desfigura la cara. Eso le ocurre, claro está, a aquellos individuos que son hipersensibles al polen o las excreciones del Manzanillo.

Pasamos por la vereda Campo Alegre y más abajo, antes de pasar por Padilla, está Mirolindo, ese mirador que ofrece una vista sin igual sobre todo el valle del Río Magdalena.

Para terminar este viaje tan placentero desde El Líbano, a la 1:15 de la tarde me bajé en El Cruce donde debí atravesar el puente sobre el río Lagunilla para esperar transporte hacia Fresno.

Acá habitan en total 42.000 libanenses, 26.000 en el pueblo y 16.000 en las veredas.

Alcaldes de El Líbano han sido: 2008-2011 Humberto Santamaría; 2012-2015 Jesús Antonio Giraldo Vega; 2016-2019 José Germán Castellanos Herrera; 2020-2023 Jesús Antonio Giraldo Vega.

Fecha de la visita: Jueves 3 de marzo de 2011.

Germán Vallejo

En este Blog publico relatos de mis viajes por Colombia y Antioquia. Desde el 2004 he realizado viajes, casi siempre solo, con pocos recursos y en transporte público. Estoy convencido que en un día soleado todo se ve más bonito, por lo que prefiero viajarenverano. Bienvenidos.

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