Labateca (Norte Santander).
Sábado 26 de agosto de 2017
Antes de las cinco de la mañana estuve en el terminal de transportes de la capital nortesantandereana. El pasaje hasta Labateca, para cuatro horas de recorrido y casi cien kilómetros desde Cúcuta, cuesta $16.000.
Viaje agradable.
‘Don Álvaro’ llaman al conductor del bus. Casi todos los pasajeros lo saludan con familiaridad y él se mantiene frente a la cabrilla como si fuera su escritorio gerencial, que en realidad lo es. Un señor amable y de buen aspecto.
El viaje en el bus Kodiak de don Álvaro, es a través de una carretera espléndida, con mucho verde y gran biodiversidad. Se sube hasta el Alto de Mejué para descender luego a Toledo.
Una vía encantadora con abundante manto vegetal, a veces se observan en la cordillera del frente palmeras altas que, a esta hora de la mañana proyectan su sombra contra el suelo, duplicando su esbelta imagen.
Por esta región abundan árboles de ramas y tallo color naranja, semejante a los guayabos. Me cuentan que se llaman arrayanes o cinaro, propios de terrenos fértiles y su estructura es maderable y muy aprovechada para fijar horcones y limitar potreros.
Vecinos y ‘enemigos’.
A solo cinco kilómetros de Toledo está Labateca, población a la cual se llega después de bajar hasta una vertiente y subir de nuevo a mi destino.
Ambos municipios están frente a frente y han sido contrincantes desde la época de la guerra de los partidos políticos. En Labateca se ubicaron los liberales y en Toledo los conservadores.
Aún ahora hay cierta rivalidad, pero más sana y diferente a cuando godos y chulavitas se mataban por un trapo azul o rojo. Lo chistoso es que cada pueblo tiene algo de gran interés para el otro.
Mientras que la imagen al óleo de la Virgen de las Angustias está en Laboteca, a pesar que se le apareció a una campesina en Toledo, desde este último pueblo se ve muy bien la cascada alta que decora la cordillera del frente y que, a pesar que pertenece a los vecinos, no es visible desde Labateca.
El nombre de este pueblo se debe a los asentamientos indígenas que había a la llegada de los españoles, tribus comandadas por el cacique Bateca.
Santuario mariano.
En el centro y parte alta del altar mayor de la iglesia de Nuestra Señora de las Angustias se exhibe el retablo de la ‘Virgen Morena’.
Se puede subir hasta el camarín donde la mayoría de los fieles se detienen frente a la imagen en actitud reverente y suplicante.
Se dice que en 1.560 la Virgen se le apareció a una campesina que lavaba ropa en el río. Cuando la lavandera recogió las prendas secas, encontró impresa la imagen de la Virgen en uno de los trapos
También fotografié los confesonarios en madera tallada y el sitio donde se conservan las lápidas y testimonios de fieles que fueron favorecidos con milagros atribuidos a la Virgen.
En Labateca no hay mucho comercio. La casa más grande y mejor ubicada es donde vive el cura párroco.
Las fachadas de las edificaciones en la parte de abajo del marco de la plaza, llaman la atención por su sencillez y aspecto residencial.
En cualquier otro pueblo habría establecimientos comerciales en todo el centro del municipio.
El parque está decorado con palmeras altas y ofrece una cancha mixta a los deportistas. En Labateca las calles son empinadas en tanto que las carreras planas.
Una de las edificaciones más grandes es la del colegio antiguo, a media cuadra de la plaza. Parece que ahora solo se utiliza el auditorio pues desde hace un tiempo el establecimiento educativo funciona en la sede moderna.
El Bar tres Esquinas es uno de los más solicitados en Laboteca. Pero no tanto para tomar cerveza, sino para hacer uso del orinal que está a la vista, incluso desde la calle. Desde que uno pueda acceder fácilmente y sin pagar a ese servicio, es porque se encuentra en un pueblo.
Taparon una joya.
Cerca a la iglesia, cuando levantaron el pavimento, descubrieron una cañería de agua rastrera que hace décadas corría por el centro de la calle. Lástima que según me informaron la van a cerrar, ocultando lo que podría ser un atractivo turístico de Labateca.
El alcalde de Labateca hasta el 2019 es el señor Evelio Valencia Peñaloza.
Acá habitan en total 5.500 labatequenses, mil en el pueblo y 4.500 en las veredas.