La Mesa (Cundinamarca).

Jueves 4 de abril de 2013

Estando en Bogotá, es muy fácil llegar a La Mesa. Basta ubicarse en el Portal Norte de Transmilenio, en la calle 170, por donde pasan busetas para Mosquera, desde donde se coge carro fácil para La Mesa y los otros municipios del occidente de Cundinamarca.

Ig La Mesa
Cristo de brazos abiertos en Iglesia de La Mesa.

La buseta hacia La Mesa sale por Mondoñedo,  donde hay varias minas o canteras de arena amarilla. A diez minutos de Mosquera se encuentra el Relleno Sanitario de la región y lo que sigue es puro descenso hasta La Mesa. Más adelante del peaje, están las partidas para Soacha, una vía que permite, a quienes vienen del sur, seguir hacia el norte por esta zona, sin entrar a Bogotá.

Una hora y cuarto después de salir de Mosquera, me bajé en La Mesa. El bus para frente a la Plaza de Mercado, a tres cuadras del centro del pueblo. Aproveché para conocer la galería, que no es gran cosa, pero sí limpia.

Luego en el centro del municipio, detallé y disfruté  de la plaza principal, muy agradable. A diferencia de otros pueblos, el marco de la plaza se conserva muy bien, con las construcciones patrimoniales intactas y bien hermosas. La arquitectura es uno de los atractivos de Mosquera.

En la esquina nor-occidental se observa una casa antigua de tapias, que aún conserva el techo de zinc oxidado y el aviso de Cerveza Águila, igual que en Restrepo, la población del Meta.

Alc
Casa de Gobierno.

Otra mansión bien antigua y aún sin restaurar, es la que tiene el número 20-30, sobre la calle octava y cuyo interior pude fotografiar gracias a la pantalla escualizable de mi cámara Sony.

La construcción más destacada, fuera de la iglesia, es la Casa de Gobierno Municipal, ubicada en el costado nor-occidental del marco de la plaza. Se trata de una edificación de dos plantas, con balcones corridos y recién restaurada. La bandera rojo, blanco y verde, insignia de La Mesa, flamea con el viento que sopla a lo largo de la calle principal.

Frente a la iglesia, en el costado occidental, está otra mansión de dos pisos, de amplias ventanas y un balcón extendido, donde sesiona el Concejo municipal.

SB
Iglesia de Santa Bárbara en La Mesa.

En el parque principal dos árboles grandes dan sombra, y aún permanecen parte del tronco,  los muñones y ramas truncas, de otra gran especie que hubo que cortar, pues amenazaba venirse al suelo con tantos años y ramas tan pesadas.

Lo que me interesó ver enseguida, fue el interior de la Iglesia de Santa Bárbara, una ermita grande, con dos torres bien separadas al frente y, una imagen de Cristo, con los brazos muy abiertos, entre las dos atalayas.

Cada torre tiene en la punta decorados en color rojo y verde, tan originales como artísticos. La iglesia estaba cerrada al público a esta hora cercana del medio día, entonces fui al Despacho Parroquial a ver cómo me podían ayudar. Y efectivamente, el cura, que, aún sin hacer la siesta, despachaba en su oficina, muy amablemente envió a joven, para que me abriera la puerta principal del templo, y poder  fotografiar el interior.

Talla
Talla en la puerta eclesial.

Qué iglesia tan bonita, aunque sencilla y sobria. Tiene más de 200 años y se levanta sobre columnas redondas con capiteles cuadrados. Toda la edificación está hecha con bloques grandes y labrados, en piedra amarilla, de la que abunda en la región. No hay muchas imágenes de santos en el recinto que, exhibe en el centro un gran crucifijo antiguo. El mosaico del piso, qué hermosura y lo más de escaso.

En la fachada del templo hay una placa que recuerda cómo, en La Mesa inició Humbolt su Expedición Botánica, por allá en 1.787. Las puertas principales de la Parroquia de Santa Bárbara, tienen tallas en madera muy bonitas con motivos eucarísticos. Al lado del gran templo, hay una capilla auxiliar de fachada tan antigua como el frente de la iglesia mayor.

Cuando ví las escalas para subir a la torre del reloj, le dije al joven:

– Cierto que podemos subir un poco para divisar el pueblo desde arriba? -.

Pza.
Vista de la plaza, desde la torre.

En medio de su timidez, mi amigo no podía contradecir a este viajero atrevido, fuera de que todos los días hay que darle cuerda al reloj, y hoy el muchacho no había recogido las tres pesas que impulsan el cronómetro eclesial.

Entonces subimos por escaleras muy frágiles, mi guía adelante más rápido y yo, con qué cuidado, agarrándome fuerte de los pasamanos, no fuera que alguna tabla fallara. Como en toda torre de iglesia, pues esta no es la primera que conozco, no faltan los nidos de paloma y la suciedad de sus excrementos, regados por todo el piso.

Desde el primer nicho donde está la imagen de la Virgen enfoqué el parque con esa explana amplia y los dos árboles frondosos que le dan sombra. Hubiera podido ascender más, pero qué va, esta vida mía está deliciosa, así que mejor regresemos sanos y salvos al piso.

La vía más comercial y transitada por los habitantes de La Villa de la Mesa de Juan Díaz, es la calle octava, la misma que pasa por el costado nor-occidental de la plaza. Es una avenida agradable, donde están los establecimientos comerciales más concurridos, muchos de ellos con mesas en el andén para ver pasar la gente, mientras se toma un tinto, se actualiza con las noticias del día o se ponen a tono con los chismes de último momento.

Pque.
Parque principal.

Luego entré a la Alcaldía para ver qué información obtenía acerca del pueblo o de sitios importantes para visitar. En la oficina de Planeación pude ver varias fotografías aéreas, tanto de La Mesa, como de los municipios vecinos: Mesitas del Colegio, Anapoima y Tena. Este último pueblo está ubicado allá abajo, a 15 minutos de la carretera principal y,  a pesar que tiene más de 400 años de fundado, ha venido perdiendo población e importancia, debido a una falla geológica que afecta su suelo.

Pues sí que La Mesa es un pueblo agradable, ordenado, limpio, de clima templado, muy sabroso. Como cosa rara, no hay Casa de la Cultura. Entonces en la oficina de distribución de El Tiempo, lo más cultural que encontré, una chica me habló de los tres miradores que tiene el pueblo: el primero en la parte de arriba, concretamente en el Centro Recreacional Macadamia, el segundo, a una cuadra de la Casa de Gobierno, por la Estación de Policía, y el tercero, al fondo de la Plaza de Mercado, sobre el sur oriente. Qué me han dicho. A mí me encantan los miradores, así que  fui a divisar desde el primero.

Mesitas.
Al fondo: Mesitas del Colegio.

La panorámica sobre el nor-occidente del pueblo es muy bella y bastante verde. Se ven allá abajo, varias urbanizaciones campestres y, aquí  más cerca, el barrio reciente, llamado Villas del Nuevo Siglo, que tiene más nombre que buen aspecto. Seguramente esa fue la obra insignia que inmortalizó al burgomaestre del año 2000. También se aprecian varios condominios bonitos en medio de espesa vegetación, no se nos olvide que esta zona es el veranadero de los capitalinos.

Al final de la carrera 21, al oriente, se encuentra el otro mirador que enfoca el municipio de Mesitas del Colegio. Qué panorámica tan especial esta, con el pueblo vecino en el centro, y las laderas de las cordilleras completas, ante la mirada del turista. De noche ‘el Colegio’, como resumidamente llaman al pueblo colindante, se debe ver precioso. Y en los fines de semana, este mirador es también una pequeña zona rosa de muy buen ambiente.

ZR
Zona Rosa de La Mesa.

Más abajo del Mirador, está la Plaza de Toros Santa Bárbara que, no sé qué tanto uso tenga. Con la terrorífica anécdota de la santa mártir, no haría falta más sangre derramada.

Bueno, ya es suficiente con lo que he conocido en La Mesa. Quise regresar en seguida a Mesitas del Colegio, pero había en ese momento una carrera ciclística que bajaba por la calle octava y demoraría media hora más. Qué peligro, a la velocidad que bajan esos ciclistas. Los conductores de los carros acompañantes se ven a gatas para seguirles el paso.

Para ganar tiempo, almorcé por $10.000 con róbalo frito en el Restaurante El Mar Pacífico, atendido por negritos, claro está.

 

 

 

 

 

 

 

Germán Vallejo

En este Blog publico relatos de mis viajes por Colombia y Antioquia. Desde el 2004 he realizado viajes, casi siempre solo, con pocos recursos y en transporte público. Estoy convencido que en un día soleado todo se ve más bonito, por lo que prefiero viajarenverano. Bienvenidos.

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