La Casa de las Piedritas – Envigado.
Historia de un Romance
Con la misma paciencia y dedicación que un pájaro construye su nido, vuelo tras vuelo, pajita por pajita, Santiago Rojas ha edificado un Palacio de Amor en Envigado, piedra a piedra, sin ningún apuro y con mucho esmero. No para él, sino para cumplirle la promesa a Gloria Ochoa la mujer que ama desde hace 44 años.
Al comienzo del idilio las piedritas eran los mensajes que Santiago le enviaba a Gloria desde la calle hasta el balcón de su casa. Tan pronto el reloj de la iglesia de Santa Gertrudis daba las nueve, el suegro cerraba todas las puertas, pero Gloria sabía que si una piedra golpeaba la ventana era porque su novio estaba al frente, pensando en ella, con el corazón agitado y deseando verla.
Gloria comenzó a coleccionar las piedritas que caían al balcón y muchas de esas ‘gemas’ hacen parte de los muros del castillo de los Rojas-Ochoa.
Santiago no distingue entre una esmeralda de Muzo o una piedra de la quebrada Ayurá. Para él todas las piedras son igualmente valiosas, sean rodadas, de veta o recogidas en cualquier basurero.
‘El Gamín’ del que se enamoró Gloria ya no regala a su esposa una flor cada día, pero sí contribuye con su buen genio y comprensión, para que el hogar se mantenga ardiente por el resto de sus vidas.
La Casa de Soñada.
Desde hace 32 años Santiago comenzó a edificar la casa en el predio que compró a su tía Gertrudis.
Son tres pisos llenos de creatividad e ingenio recursivo. Muchos de los diseños de las piezas y corredores están hechos con materiales de segundo uso que Santiago consigue en chatarrerías y en sus viajes por pueblos antioqueños.
Cada una de las hijas de los Rojas-Ochoa tiene reservada una habitación en la Casa de las Piedritas, con el nombre de la heredera ausente, impreso en teja de barro o en el tablón de alguna demolición.
Sin embargo, la pieza mejor dotada es la alcoba matrimonial. Santiago muestra con orgullo la ducha de la cual cae un chorro como de cascada, entre piedras rodadas y pedazos de rocas pulidas.
Decorados
Para decorar los espacios, Santiago echa mano de todo: rejas en forja, tapas de semáforos con los tres colores rojo, amarillo y verde, canicas, botellas de vidrio de diferentes tamaños, durmientes de carrilera, vidrios rotos que utiliza para formar triángulos, estrellas o tragaluces.
Pero Gloria no se queda atrás para contribuir en la decoración de la casa. Costuras con telas festivas le imprimen alegría, que contrasta con los tonos ocres de las piedras, ladrillos y tapias con pañete de cagajón de caballo.
Plantas de interior regadas con esmero, cojines para sillas, cobertores elaborados con retazos de tela, colchas de camas, tapas para ‘nidos’, le aportan a la vivienda no solo su toque personal sino el aire acogedor de las casonas ancestrales.
Al entrar a la Casa de las Piedritas se siente de una, un aire de frescura y recogimiento como si se ingresara a un templo budista. Y a la salida se cierran las pupilas, al mirar con cierto desengaño, los edificios de la ciudad moderna que es ahora Envigado.
También Museo.
La Casa de las Piedritas es además un museo de antigüedades donde se pueden encontrar accesorios de los años 50 como: maletines en cuero, planchas en hierro macizo, despulpadoras de café, olletas, láminas troqueladas traídas de Europa para decorar zócalos de iglesia Cadenas viejas o tótems tallados en alfardas de madera, atraen las miradas de los visitantes esporádicos.
Esta casa se puede visitar todos los días de 2 a 6 de la tarde. La condición es no tocar nada y dejar algún dinero para contribuir a la terminación de la construcción. Que no tendrá fin, porque al igual que Gaudí con la Sagrada Familia, el señor Rojas no deja de soñar e imaginar espacios nuevos, con la piedra como elemento principal.
Con su espesa barba de color negro, Santiago no parece un arquitecto, sino el busto vivo de un filósofo griego. No estudió ninguna de las dos profesiones, pero en la conversación se atreve a lanzar reflexiones metafísicas y sus dotes de constructor son evidentes al recorrer los tres plantas de la mansión.
El hierro forjado es un elemento constante en los tres pisos de la casa. A veces colocados en las ventanas, otras veces impreso en el cemento del piso o decorando un rincón estratégico.
Antes de salir, los invitados de cualquier país del mundo estampan su firma en el libro de visitantes que Gloria conserva con recelo. En el libro se pueden leer los testimonios de admiración escritos por viajeros de Europa, Estados Unidos, Colombia y cuanto turista ha llegado a ‘La Casa de las Piedritas’ para admirar el nido de amor de Santiago y Gloria.
Video Luisa Cañas Hora 13 Noticias
Sábado 19 de octubre de 2019