Heliconia (Antioquia) 2 / 3.
Aunque poco conocido, Heliconia es un pueblo cerca de Medellín, de topografía quebrada y estupendos paisajes. Afortunadamente ya está pavimentada la vía aunque prevalecen fallas geológicas que dificultad el desplazamiento para autos pequeños.
Cómo llegar.
Para llegar a Heliconia desde Medellín lo más fácil es subir hasta el corregimiento San Antonio de Prado y desviarse luego hacia el norte por la vía que llega al Alto El Chuzcal.
En el alto la carretera se bifurca: hacia la izquierda para Armenia Mantequilla y a la derecha para Heliconia.
Aproveché para almorzar donde Ceci, con un chorizo muy rico. Da gusto comer fritos allí, pues la señora que atiende mantiene todo aseado y en perfecto orden.
Qué admirar en el pueblo.
Lo primero al llegar a Heliconia fue a fotografiar el interior de la iglesia de San Miguel Arcángel, que exhibe un piso en baldosa antigua precioso.
También decora la nave lateral, la imagen del Santo Cristo moreno que existe en otras iglesias. Las escalas en caracol que suben al coro están en mal estado, pero de todas maneras desde los primeros peldaños es posible fotografiar en picada el interior del templo. El frontis, de espadaña sencilla, se ve muy bien por la tarde, cuando contra él chocan los rayos del sol.
Heliconia ofrece a sus visitantes un parque agradable. En horas vespertinas la estrella tutelar ilumina muy bien el Cristo Rey allá arriba, las casas con excelente vista que construyeron sobre la ladera y la Casa de la Cultura.
Vale la pena dedicar tiempo a detallar la sede cultural de Heliconia, de tres plantas, corredores con chambrana y pilares en madera.
El edificio de dos plantas donde funciona la Alcaldía, tiene a la entrada el busto de uno de los hijos ilustres de este pueblo: Federico Estrada Vélez, quien fue alcalde de Medellín. Y aquí también como en Puerto Berrío, se ve la imagen de Enrique Olaya Herrera, el presidente boyacense.
Desde los balcones de la administración municipal se divisa no solo el parque principal, con el verraco en primer plano, sino hacia atrás, el cementerio que está a la entrada al pueblo cuando se viene de Medellín.
Heliconia es un pueblo de topografía bastante irregular. Desde la plaza se divisan hacia el oriente las calles que serpentean hacia los barrios altos. No obstante ese terreno tan quebrado hace que las residencias ubicadas arriba ofrezcan animadas panorámicas en horas de la mañana. Como una de color naranja y corredores al frente, donde cualquier turista desearía pasar una temporada.
Desde el salón de billares también se puede mirar hacia atrás otro ángulo del pueblo, nada plano pero pintoresco de todas maneras. Las casas se aprecian unas sobre otras, así de pendientes son los barrios heliconienses.
Importante labor de una funcionaria.
En la Comisaría de Familia converso con la auxiliar de la oficina, quien me da información muy interesante sobre la labor encomiable que realiza esa dependencia.
Violencia intra-familiar, acoso sexual, especialmente de padrastos hacia las hijas de sus compañeras, son los delitos más comunes en este municipio.
Desde la emisora y con brigadas dirigidas por la psicóloga, ésta oficina hace campañas de prevención e invita a los ciudadanos a denunciar los delitos que antes quedaban impunes y ahora la gente aprende a declarar.
No sabía yo qué era eso de Impugnar una Paternidad, cuando el hijo descubre que quien creía era su padre, no es el verdadero progenitor, sino otro.
También me informó la funcionaria sobre los asedios a que son sometidas muchas mujeres por parte de hombres testarudos que insisten en conquistarlas.
Incluso ha habido casas de docentes que de por su propia cuenta, le dan Ritalina a los alumnos que no pueden controlar. Humn, qué cosa.
Mientras llegaba el bus que sale a las cinco para San Antonio de Prado, escucho melodías que disfruto oír en los pueblos, como ‘Mujer ajena’ o ‘La vida es un rato’, temas que están a tono con los delitos que me explicaba la funcionaria de familia y que a mí me encantan, no por la letra, sino por la melodía.
Regreso inolvidable.
El bus en el que retorné de Heliconia, fue un carro grande y fogoso, conducido por un chofer experimentado que sabía dar las curvas con prudencia, luego de hacer sonar su potente corneta.
Pero lo mejor era sentir el sonido del bajo, a través de la carrocería, cuando había necesidad de exigir al máximo el motor del bus. Qué viaje tan rico.
Todas esas emociones mitigaron el polvo tan abundante que levantaban las llantas delanteras y entraba por mi ventana. Hacía tiempo no transitaba por una carretera destapada y tan empinada como esta.
Y otra cosa que me encantó fue la vista sobre los campos cultivados, los bosques de pino, los terrenos vírgenes donde abunda todo tipo de especies de fauna y flora, y la carretera que serpentea con dificultad para llegar hasta el Alto El Chuscal.
Una obra necesaria.
A las seis y media de la tarde me bajé en el Mall, como llaman el acceso a los buses de Prado, que llegan cada minuto.
Este corregimiento de Medellín tiene muy buen servicio de transporte, a pesar de carecer de vías amplias para un tráfico tan congestionado.
Cómo hace de falta un Metro-Cable que comunique a San Antonio de Prado con la Estación Itagüí del Metro.
En este pueblo viven total 7.000 heliconienses, de los cuales la mayoría habitan en el campo y solo 2.800 residen en el casco urbano.
Alcaldes de Heliconia han sido: 2012-2015 John Fredy Ortiz Tabares; 2016-2019 Argeni Taborda Ortiz; 2020-2023 John Fredy Ortiz Tabares.
Fecha de la visita: Martes 17 de marzo de 2015.