Hacia una sociedad de mudos.
Martes 20 de febrero de 2018
En el avión, durante la espera para decolar, me impresiona el silencio. Venimos 138 pasajeros y no se escucha hablar a nadie.
Incomunicados.
La electrónica nos está volviendo mudos, taciturnos, flemáticos. La mayoría de las personas están pendientes de su celular. No se escucha ninguna conversación, nadie habla con su vecino de silla.
Me imagino cómo era el abordaje de un DC3 en los años 60: hombres con sombrero y sobretodo, las damas de vestido sastre, tacones y medias veladas. En esa época, los pasajeros saludaban o comentaban cosas entre sí, también porque volar era una experiencia poco común, elitista y sorprendente.
En la actualidad los viajes en avión son de todos los días, para todas las clases sociales y tan seguros que ya nadie se santigua antes del despegue.
Contacto humano.
La tecnología tiene cosas maravillosas, pero también nos ha distanciado a pesar de la facilidad con la que nos ‘comunicamos’. En realidad sí tenemos tantos ‘amigos’ en las redes sociales?
Google es otro que ha contribuido al silencio. Ya no necesitamos consultar nada a nadie, para eso están el buscador o el GPS.
De todas maneras en los viajes yo prefiero consultar varias fuentes y le doy prioridad a la información que recibo de las personas.
En los terminales de transporte acostumbro reunir varios conductores en una especie de ‘Comité Asesor’ que me orienta para planear el viaje. Porque en varias ocasiones hasta Google me ha hecho desviar de la ruta. Los choferes me asesoran con gusto y se sienten importantes.
Borradores físicos.
Aún ahora, no me pueden faltar hojas tamaño oficio en las cuales elaboro los resúmenes manuscritos de las vivencias. Escritas con ‘letra de médico’, según dicen.
Eso sí, apenas termino la cuarta página, les tomo foto y las envío por Whats App a mi primo, para que no se pierda la información en caso que desaparezcan el autor o las hojas físicas.
Pertenezco a la época el bolígrafo pero también disfruto de escribir en teclado. Quizá en diez años ya nadie sepa escribir a mano, solo grabaciones de voz o textos digitalizados.
De todas maneras es maravilloso disfrutar de los avances tecnológicos manteniendo el gusto por el contacto humano y la comunicación personal. Para los jubilados, esta época es estupenda, increíble. Quisiera vivir muchos años más, mientras tenga autonomía personal y no tenga que prescindir de una comunicación con mirada a los ojos, por otra pendiente de la pantalla.