Guayatá (Boyacá).
Miércoles 20 de abril de 2016
Cerca a la plaza de mercado de Guateque (Boyacá), abordé un taxi colectivo que por $5.000 y en 40 minutos me trajo hasta acá.
La carretera forma una gran ‘V’: se baja hasta el puente sobre el río Súnuba, para ascender luego a Guayatá.
La localidad, con su iglesia de cúpula alta en el centro, se ve muy atractiva desde muchos puntos de la geografía boyacense. Pocos pueblos he conocido con una visibilidad tan agradable y generalizada.
Durante el viaje se formó una tertulia muy animada entre el conductor y los pasajeros. Y el tema predominante fue la política. Ese como que es un ‘deporte’ importante en Guayatá pues contaban cómo, en las pasadas elecciones para alcalde, hubo muchas apuestas frente a los distintos candidatos en contienda.
Pero lo lamentable es que entre la gente ha hecho carrera la idea de que, quien llega al poder lo hace para para favorecer sus intereses o los de aquellos que lo apoyaron.
No siempre es así, he conocido casos como en Ospina (Nariño), donde la administración anterior tuvo en cuenta sobre todo las necesidades de la comunidad.
La realidad es que en la mayoría de municipios de Colombia no se tiene un buen concepto de los gobernantes que de todas maneras, son el reflejo de quienes los eligen. Parece como si la elección popular de alcaldes se hubiera establecido en el país sin estar lo suficientemente preparados para ello.
Guayatá es un pueblo boyacense de seis mil habitantes en total, con muchos detalles para observar y al cual se accede por una calle con árboles en el separador.
Todas las calles son muy limpias y como destino turístico, Guayatá debería tener mayor divulgación. La verdad yo no lo había oído mencionar, así que me encantó haber venido. Además de ser una localidad con bellos paisajes, sus habitantes me hicieron sentir como en casa.
Lo que más llama la atención en Guayatá es ver cómo la mayoría de las edificaciones, incluyendo la alcaldía, tienen sus fachadas pintadas con colores verde, amarillo y blanco. Como que fue una campaña de alguna administración anterior y ya ve, de esa manera el pueblo se aprecia lucido.
La iglesia decente, quizá con una decoración exagerada pero de todas maneras cautivadora. Tiene nichos bien adornados y arcos vistosos. Se me ocurre que las columnas se verían mejor sin el acabado tipo mármol.
Una cúpula imponente con imágenes de los evangelistas abajo, baldosa antigua en el piso, estaciones del vía crucis primitivas y dramáticas, cornisas y apliques dorados.
En el marco de la plaza está también la Alcaldía en un edificio de dos plantas agradable. Y en la esquina siguiente está la Casa de la Cultura, también con una sede moderna y amplia.
El parque está siempre bien tenido y con bancas de lujo.
El movimiento en el pueblo un miércoles como hoy, es mínimo. Guayatá tiene poco comercio, pero esa es también una virtud para quienes buscan tranquilidad y descanso.
Los alrededores del pueblo son además muy verdes y sosegados.
No solo la iglesia tiene muchos elementos decorativos, también el parque principal.
Cuatro monumentos se destacan en el espacio público: la mogoya, delicia gastronómica que surgió en Guayatá; las arepas asadas guayatunas, la pareja de campesinos y, el
ensamble con el cual se escenifica la labor de la molienda de caña para sacar la panela, otro producto típico de la región.
Respecto a la mogoya, ese pastel delicioso, con alma de jalea de guayaba y un moño de azúcar encima, me pregunté: Cómo le harán el moño.
En una panadería de la zona obtuve la respuesta cuando entré a conocer el proceso de elaboración.
Pensé que las líneas se ‘escribían’ con un tarro colapsible, como los de salsa de tomate, pero no. El asunto es más complicado, un muchacho experto ‘dibuja’ el moño dejando caer sobre la mogoya cruda, una tira de masa azucarada, blanca y delgada. Lo demás ocurre dentro del horno.
Por $5.500 almuerzo en un restaurante del centro, donde a través del noticiero de televisión, todo el tiempo pasaron noticias acerca del terremoto de hace tres días en la costa pacífica Ecuatoriana.
Luego ‘se me pegó la aguja’, estuve como media hora esperando transporte de regreso hacia Guataque, hasta que el colectivo que esperaba dos pasajeros en la plaza, pasó por mí a la salida, frente al colegio, y a la 1:15 por fin pude viajar.
El alcalde de Guayatá hasta el 2019 es el señor Benjamín Piñeros Alfonso, quien ganó las pasadas elecciones por más de 500 sufragios, luego que en comicios anteriores había perdido por 50 y 32 votos, respectivamente.
hermoso Boyaca y eso que soy del quindio Armenia.
Estamos de acuerdo. saludos.