Guadalupe (Antioquia).
‘Luz entre Montañas’
Martes 28 de febrero de 2012
Desde hacía meses quería conocer este municipio del cual me habló muy bien el padre que fue cura párroco allí y que ahora ejerce en Valdivia. Me ubiqué delante de la estación Niquia, para esperar la ruta que va para Guadalupe.
Media hora después de haber salido del Terminal del Norte, pasó la buseta de Juan B. Vásquez, que fue despachada a las 6:15. Con $15.000 pagué mi transporte hasta el municipio desde el cual se genera gran parte de la energía que consumimos, por lo cual este pueblo recibe el apelativo de: ‘Luz entre Montañas’.
En el peaje de El Trapiche, perdimos diez minutos mientras conductor y auxiliar bajaban una parte del freno de ahogo, que empezó a fallar. Como no tuve tiempo de desayunar en casa, una empanada de carne, por mil pesos, fue suficiente para mitigar el hambre.
Antes de llegar a Guadalupe nos desviamos un poco para estar, de entrada por salida, en El Salto, el corregimiento cercano, desde donde se va caminando durante unos cuatro minutos, hasta el Teleférico. El camino hacia ese medio de transporte se hace fácilmente a pie, por un sendero adoquinado y bien tenido, por parte de EPM, operadora de la hidroeléctrica.
Desde la cabina de la buseta tomé fotos a las calles del corregimiento, un tanto estrechas pero pavimentadas y limpias. Dimos media vuelta y ahí sí subimos a Guadalupe, destino final de este recorrido, a donde llegamos a las 10:30 de la mañana.
El alcalde de Guadalupe, hasta el 2015 es el señor César Augusto Agudelo Metrio.
Este municipio tiene en total seis mil habitantes, de los cuales 2.000 viven en el casco urbano y cuatro mil en las veredas.
Guadalupe es un pueblo pequeño, pero tranquilo. Está ubicado en la ladera de la montaña aunque sin demasiada pendiente.
El parque más bien plano, está bien arreglado; a un lado se ve la terraza con tres banderas coloridos, batidas por la brisa.
En el costado oriental se levantó la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe y en el otro extremo, un kiosco decente.
En la parte arriba de la plaza, se observa un caserón grande con balcón corrido, donde antes funcionó la Casa Consistorial. Ahora sesiona allí el Concejo Municipal, dado que a media cuadra de la plaza, se construyó otro edificio de dos plantas, para el Palacio Municipal.
El templo parroquial de espadaña frontal, es sencillo pero bien iluminado. Tiene columnas redondas, vitrales coloridos y un cielo raso en cuadros diagonales, que combina sencillez y elegancia.
Un óleo grande con la imagen de la patrona, adorna la parte alta del altar que, además tiene cuatro balcones decorativos. Para subir al coro, dispone de una escalera blanca y en espiral.
Desde el parque miro hacia el costado sur-oriental del pueblo, donde hay un barrio alto desde el cual se obtiene una buena panorámica de Guadalupe. Así que lo mejor es subir, tomar algunas fotos y, de esa manera tener una idea general del municipio.
Entonces ‘el negro’, como conocen al moto taxista de la región, por tres mil pesos, me subió, en su nueva moto amarilla, hasta la casa de Jacobo, en donde fui bien recibido y mejor fotografiado, con la panorámica del caso urbano al fondo.
De nuevo en el centro conocí la Casa de la Cultura, con ventanas arrodilladas clásicas.
Después de almuerzo recuperé el morral y abordé el otro carro, que salía para Medellín.
En el viaje hasta Puerto Gambino me concentré en la conversación de un par de campesinos que iban a mi lado. Los paisanos hablaban de caficultura y ganadería.
‘Cómo le parece que el año pasado me ofrecieron a mí un macho lo más de fornido, con muy buena presencia, lo más de bonito el animal, y dizque por dos millones de pesos. Yo inmediatamente malicié, porque un macho de ese talante debe costar por ahí sus cinco millones. Preciso, el muchacho que lo vendía se lo había robado en Yolombó y claro, a la semana siguiente le decomisaron el animal a quien aprovechó la ganga, y peor aún, después los paras mataron a ese muchacho, cómo le parece a usted’.
Y así continuó la conversación:
‘Definitivamente no hay como el cafecito. El ganado está bien, pero tiene usted que tener más de cien reses para que le dé ganancia. Y con estos pastos tan secos, peor. Cómo le parece a usted que la semana pasada que estuve en la feria de Amalfi, estaban ofreciendo un ternero de 18 meses, por $450.000 y nadie lo volteaba a ver. El otro día un señor me ofreció cuatro terneritos mamones, pidiéndome dizque a $350.000 cada uno. Y como están las cosas, si el verano sigue, ahí sí es cierto que se rebaja más el ganado. Anterior un ternero, acabando de chuparle la teta a la vaca valía $500.000, y vaya a ver ahora…
Y es que también hay gente que no le pone fundamento a las cosas. Al ganado que le da nuche ya no se alimenta porque el nuche no lo deja. Ya con la droga que hay hoy en día, es muy fácil mantener el ganado limpiecito. Yo me arrecuerdo hace años cuando la fiebre aftosa, me tocó ver animales con la geta quemada y la lengua toda ampollada, que no los dejaba comer. Pidámosle a mi Dios que esa peste no vuelva. Un compadre mío perdió 50 reses de una, por la aftosa’.
Luego los campesinos hablaron de sus vecinos, en estos términos:
‘La mujer mía es hermana de Eliécer, el que tiene una tierrita allá arriba, en La Bramadora, con una casa colorada. Eliecer tiene una finquita muy buena como con 25.000 palos de café. Sí, Eliécer sí…’.
Gracias viajero por mostrarle al mundo nuestro municipio. Dios lo bendiga en sus viajes.
Gracias a tí Juan Pablo por valorar mi trabajo, saludos.
Me encanto esta cronica de viaje tan amena. Gracias por llevarnos a conocer nuestra hermosa tierra antioque~a de su pu~o y letra. Me lleno de nostalgia pues me hizo vivir tan bonito al leerla y recordar aquel blog maravilloso que tuvieron un dia mis queridos amigos los Caminantes Todo Terreno. Que igual nos deleitaban con bellisimas cronicas de sus viajes y que tambien adornaban con bellas fotografias. Tuve el gusto de hacer algunas caminatas con ellos, fue un tiempo maravilloso junto a ellos.
Que hermosa y maravillosa es nuestra tierra antioque~a, ni que decir de quienes la cultivan y asi lleguen nuestros alimentos a la mesa.
El campesino, hombre de gran valor y que ahora mismo deberia de tener un mayor apoyo de nuestros gobernantes. Porque por cada campesino que vaya abandonando el campo significa dejar cada dia mas huerfana la tierra.
Don German, felicitaciones y siga recorriendo caminos. Disfrutar de la belleza de nuestros pueblos nos enriquece el alma y a la vista nos la emborracha de belleza.
Un saludo desde USA.
Gracias por sus palabras y sí, continuaré dando a conocer las bellezas de Colombia. Saludos.
Que vale el transporte para ir a guadalupe
Desde Oiba unos 18.000 pesos. Saludos.