Gómez Plata (Antioquia).
Viernes 5 de septiembre de 2014
Al norte de Antioquia se encuentra Gómez Plata un agradable municipio que debe su nombre a Juan de la Cruz Gómez Plata, el obispo nacido en Barichara que a principios de 1.800 tuvo a su cargo la Diócesis de Santafé de Antioquia.
A Gómez Plata se le conoce como ‘Tierra de la Cordialidad’. Y es uno de los principales productores de energía en el departamento de Antioquia, gracias a los ríos que atraviesan su territorio.
Por eso en Gómez Plata se celebran dos efemérides importantes: en el primer puente de noviembre: las ‘Fiestas de la Cordialidad’ y, en el segundo puente, las ‘Fiestas del Agua’ en el corregimiento de El Salto.
Adelante de Porce, tomamos la carretera que va para Gómez Plata. Es un tramo en ascenso suave. Se ven hermosos todo el verde de los bosques vírgenes o los potreros con ganado.
La cabecera municipal.
A Gómez Plata se llega cuando uno menos piensa, no hay vista panorámica previa, sino que de un momento a otro el visitante se encuentra recorriendo las calles del pueblo.
La plaza de Gómez Plata es muy plana y las calles trazadas en cuadrícula.
El parque posee un pequeño oasis de árboles y un kiosco de material con mesas afuera. En las noches la iluminación es mínima, la próxima administración debería remodelar ese espacio público.
En el centro del pueblo se observa la escultura en honor al minero. Una mujer desnuda corona el arco de cemento.
En la plaza averigüé cómo subir al cerro cercano con panorámica única. Desde abajo se observa en la cima una casa finca y un sembrado de tomate de árbol.
Por la vía al matadero, en una moto potente, llegué hasta lo alto del morro acompañado del moto-taxista quien esperó a que yo tomara algunas fotografías.
Los 12 perros que salieron a recibirnos, ladrando y mostrando sus dientes, no nos mordieron, gracias al conductor. Por mí no hubiera entrado; estaba que me orinaba del susto. Lo que se me ocurrió fue el ‘modo estatua’ y, con palabras y mucha energía mental, tratar de convencer a los canes que éramos gente de bien.
En cambio el moto-taxista avanzó sin inmutarse con gran determinación hasta cuando después de darle una vuelta a la casa apareció el dueño del predio, un patriarca de cara ancha y barba blanca, que nos dio permiso de rondar su finca.
‘Cuando un perro lo va a morder a uno le manda el guascazo de una, sin ladrar dos veces’, me explicó con toda razón el conductor de la moto.
La ventaja de alquilar, en vez de tener carro o moto, pensaba yo. No solo se dispone de un vehículo, sino de un conductor que, además es compañero y guía.
De nuevo en el centro de Gómez Plata entré a conocer la iglesia de Nuestra Señora del Carmen. No es gran cosa. Por fuera tiene forma triangular y una empinada torre cuadrada.
Como todo el techo está cubierto en madera, el color café la hace ver oscura y lúgubre.
El plato típico en Gómez Plata es el pan de maíz que preparan muy rico en las panaderías tradicionales.
Hacia el corregimiento de El Salto.
Adelante de Gómez Plata nos desviamos a la derecha por una carretera destapada por la vía del Guayabo, que lleva hasta El Salto.
El Salto es un corregimiento de Gómez Plata con una sola calle. Hoy se ven muchos campesinos en tiendas de abarrotes o de cerveza.
De allí a las instalaciones de EPM son solo unas ocho cuadras.
Dejamos el bus en el centro y recorrimos a pie los 200 metros hasta llegar al teleférico.
Eran las once de la mañana cuando abordamos el aparato, después de pagar el ficho de 100 pesos (sí, solo una moneda de cien), que da derecho a hacer diez viajes dobles.
El cielo está libre de nubes. Hace un calor de mil demonios. Este teleférico fue construido en 1.962 y tiene capacidad para 12 pasajeros.
La carga se transporta en el funicular o malacate contiguo, que tarda 45 minutos en subir o bajar. En teleférico, en cambio, el recorrido demora solo 5 minutos.
El teleférico baja o sube 565 metros de cota a una velocidad de 4.4 metros por segundo. La longitud horizontal es de 730 metros. Es uno de los teleféricos más verticales del mundo.
Al llegar a la base, uno siente la diferencia de clima con respecto al terminal de El Salto.
Acá en Casa de Máquinas la temperatura es caliente, máxime en este día de verano.
El Salto es una localidad pequeña. Los domingos llegan los labriegos a hacer el mercado en el centro del corregimiento.
A esta hora un campesino le cambia herraduras a su caballo antes de regresar a la vereda.
A las tres de la tarde salimos hacia Medellín. Qué fortuna vicitar el norte de Antioquia en un día tan bello como este. Todo se aprecia abierto y refulgente.
Cerca de Medellín, sobre la autopista norte me impresionó gratamente la cantidad de árboles que sembraron en el separador, muchos de ellos son ya arbustos grandes; qué bueno que se reforeste esa zona.
Sobre todo porque plantaron árboles escogidos, como guayacanes rosados y amarillos, que en pocos años engalanarán de qué manera la vía.
El alcalde de Gómez Plata, hasta el 2015 fue el señor Mario Restrepo Pérez. Y hasta el 2019 Luis Guillermo Pérez Echeverri.
En este municipio habitan en total 11 mil gomezplatenses, repartidos por partes iguales en el casco urbano y en las veredas.