Florian (Santander).
Sábado 24 de septiembre de 2016. Para ir a este municipio santandereano, se toma el bus en Barbosa, hace escala en Puente Nacional, sigue a Jesús María y tras un recorrido de cuatro horas, llega a Florián.
Antes de llegar a Florián se ve ‘La Trampa’, una sub estación de Ecopetrol en donde me imagino, guardan combustibles en los tanques inmensos que se ven a un lado de las oficinas.
Algo muy importante de tener en cuenta para venir y regresar de Florián es que, si se viene en horas de la mañana por La Belleza y se regresa en la tarde por La Venta, siempre el sol estará atrás, es decir, se verá el frente con buena iluminación.
Lo primero fue presentarme en la Estación de Policía en donde, para mi sorpresa cuando le entregué la tarjeta del blog a un patrullero, me dijo que él ya había abierto mi página.
Seguramente le compartió el link algún compañero suyo de otro municipio en donde yo ya había promocionado el blog.
En el parque central saludé a unas chicas jóvenes y bonitas. Las fotografié ‘para poder demostrar que en Florián sí hay mujeres hermosas’.
También enfoqué la torre de la iglesia, atractiva pero sin mayor decorado. Por dentro el templo también es sencillo.
En este día abierto, la prioridad será fotografiar las Ventanas de Tisquizoque por la cual sale el río La Venta, luego de atravesar el cerro por cavernas con estalactitas.
Antes de formar la bella caída, el río transcurre como por entre un gran salón con esas formaciones calcáreas.
Le pedí a un señor con potente motocicleta, que me llevara hasta el punto en las afueras del casco urbano desde donde se puede fotografiar mejor la cas-ca-da de tres cuerpos.
El hombre accedió de buena gana a llevarme en su vehículo. El amigo no solo me llevó hasta las afueras del pueblo, sino que esperó hasta cuando yo tomara todas las fotos que quise, justo cuando los rayos del sol se proyectaron sobre la caída de agua.
Por la tarde es cuando mejor luminosidad se tiene para contemplar ese espectáculo acuático que, difícilmente se ve en otro lugar del mundo.
Qué atractivo natural tan hermoso este en honor al cacique Tisquizoque quien gobernó estas tierras antes de la venida de los españoles. Vale la pena el viaje de cuatro horas por carretera destapada para tener el privilegio de contemplar semejante hermosura.
No puedo ocultar la emoción de estar frente a este cerro tan bellamente decorado, con una caída de agua de más de 300 metros de altura. Los amantes de la escalada tienen acá un santuario para sus ambiciones.
Pensé que no iba a tener la oportunidad de conocer la cascada de Tisquizoque, un atractivo natural que te quita el aliento. Ya puedo morir tranquilo…
Al regreso pasamos frente al Palacio Municipal Jorge Armando Pineda González, que no queda sobre el marco de la plaza principal.
Mi amigo de la moto me dejó cerca al pequeño parque que hay más allá de la plaza. A pie regresé las tres cuadras que me separaban del centro.
Apenas me aproximaba a la plaza, vi cómo en ese momento salía la buseta de las 2:30 la misma en la que vine a Florián, esta vez con destino Barbosa vía Jesús María, pero por la vía de La Venta.
En instantes entendí que debía salir a alcanzarla si quería estar esta noche en Barbosa. Ahí mismo empecé a correr y a gritar mientras veía que el bus se alejaba lentamente.
Parece que todos los lugareños que me vieron en apuros, colaboraron con silbidos y gritos hasta cuando el conductor recibió la alarma y se detuvo a esperarme, cuadra y media adelante de la oficina de la Flota Ricaurte, en donde había dejado el morral.
Entré rápido a la taquilla, recuperé el equipaje y alcancé el transporte de las dos y media. Ah, qué carrera y cuánta emoción haber logrado este objetivo.
Saliendo de Florián se pasa por la portada decorada con piedras pequeñas donde se lee: Bienvenido a las Ventanas de Tisquizoque.
Qué paisajes tan bellos se ven alrededor de la carretera sin pavimento. El río La Venta corre a un lado y abundan los árboles frondosos, los helechos verdes iluminados por el sol, árboles de tronco colorado, el musgo en los taludes y todo tan verde y fresco.
Esta zona es la más recomendable para quienes disfrutan de la naturaleza. Y eso que no vimos ningún animal exótico que sin duda tienen su hábitat en medio de la floresta.
Pero sí observé gallinas calentando huevos, otras buscando lombrices entre la hierba, árboles de troncos grises, un puente antiguo en madera y los perros que salen entusiastas a dar la bienvenida a sus amos.
¡Todo se ve tan grandioso! Es como si se transitara por un camino inhóspito por el que aún no hubiera pasado el hombre. Paisajes de fantasía, por acá prometo volver.
Viajar por carretera destapada es muy bueno porque hay que ir sin prisa y se puede disfrutar con calma del paisaje. Ahora me ubico con confianza en el puesto de copiloto, yendo a poca velocidad, el riesgo de colisión es mínimo.
Más adelante el conductor se bajó con una botella para llenarla con agua del ‘Chorro Cuca’, como llaman la fuente hídrica que nunca se seca y que de verdad tiene una forma muy particular. Qué risa.
Al principio no entendí por qué se había bajado el chofer y fueron los pasajeros quienes me sugirieron que me apeara yo también, a fotografiar esa fuente adornada con crespos de musgo.
El conductor subió muy satisfecho con el frasco lleno de agua ‘pura’ a los ojos de los humanos, pero quién sabe si bajo el microscopio también será inmaculada.
Yo también quedé muy satisfecho con las fotos que pude tomar del famoso ‘Chorro Cuca’. Perdón por lo de chorro…
Pocas veces había terminado un día de viaje tan relajado y con una satisfacción tan grande como la de hoy. Es que sí fue una jornada, como para no creer, con sobresaltos y emociones a manos llenas.
Acá habitan en total 6.300 florianenses, 1.300 en el centro y 5.000 en las veredas.
El alcalde de Florián hasta el 2019 es el señor Alfonso Niño Quitián.