Entrerríos (Antioquia).
Domingo 9 de noviembre de 2014
El pasaje desde San Pedro de los Milagros hasta ‘La Suiza Colombiana’, como se conoce también a Entrerríos, cuesta $3.000, para 40 minutos de recorrido. Por esta zona, el costo de los viajes es bien económico, y lo prestan busetas modernas. Y desde Medellín, saliendo por la Facultad de Minas y Robledo, el tiquete cuesta $8.000.
El paisaje por el norte antioqueño es muy bello. Todo verde, así sea de pastizales fértiles en los cuales se alimentan las vacas lecheras. Provoca ser un bovino para comer de esa hierba tan fresca y copiosa.
Pasamos por un lado del embalse de Rio Grande II, que surte la hidroeléctrica del mismo nombre y después, através de Manantiales, por la Autopista Medellín-Bogotá, esa agua alimenta acueductos del Norte del Valle de Aburrá. Más adelante está la finca La Suiza, una de las más hermosas de la región. Por ahí veo un caballo como muy ‘achantado’, en medio de 27 vacas de ubres redondas. Qué paisajes tan bellos los que se observan por todo este recorrido en medio de colinas bajas y verdes o cultivos de tomate de árbol.
Luego de un trayecto de muchas curvas, viene al final un ascenso, antes de entrar en el casco urbano de Entrerríos. Este municipio tiene en total 8.500 habitantes, de los cuales en el pueblo viven 4.000 y en las veredas 4.500. El alcalde actual, hasta el 2015, es el señor Oscar Pérez Betancur.
Me bajé en un extremo de la calle real, junto a los colegios Santa Inés, que es parroquial, y el otro, oficial. Por ahí está también la hermosa Casa de la Cultura. Me deleito observando algunas casas tradicionales, muy bellas, con matas de flores: novios, begonias o alondras. Cerca a ‘Cuatro Esquinas’, sobre la carrera 13, hay otras casas preciosas, una de ellas, conserva todavía el piso en ladrillo cocido.
En la calle 10 13-55, está el punto de Venta de Colanta, la empresa líder del sector. Allí pruebo el pandeyuca y el pastel de arequipe, de muy buena calidad y precios razonables.
Desde el comienzo Entrerríos me ha impresionado favorablemente. Qué limpieza, qué orden, se ve todo como bonito y hecho con gusto. Es evidente que los entrerrieños tienen un gran sentido de pertenencia por su patria chica. El parque principal tiene árboles pequeños, bonito jardín y sillas suficientes donde los lugareños conversan con amigos. Me llama la atención los cuatro magnolios que crecen en el parque y que cuando florezcan, se deben ver preciosos.
El Palacio Municipal, al norte de la plaza principal, es hermoso. Una casona antigua, de balcón corrido y chambrana con macanas, en donde florecen matas de jardín. Cuando lo remodelaron, supieron conservar el estilo colonial de la edificación y de muchas de las residencias pueblerinas.
La sorpresa fue encontrar como cura párroco, a quien fue mi compañero de bachillerato, el P. Ernesto Gómez. Fui a escuchar su plática durante la misa de once de la mañana, la más concurrida. La iglesia de la Virgen de los Dolores, es muy linda. Hace poco pintaron el interior con colores pasteles: verde y crema, que la hacen ver más hermosa aún. En la cubierta se ven óleos del maestro Salvador Arango, en los que se recrean escenas bíblicas.
Me recomendaron fotografiar la Calle Guanteros, o calle octava, entre carreras 13 y 14. Y sí, se trata de una cuadra larga muy bonita, con todas las fachadas de las casas bien cuidadas y mejor conservadas, cuya foto sirve de portada a este relato. Y cerca de la Escuela de Niños, Carrera 14 No. 7-12, está la vivienda más hermosa, con corredor delantero y chambrana de macanas, toda decorada con matas de novios rojos y rosados. Es una residencia auténtica y encantadora.
Más adelante conozco la casa de una profesora, con quien dialogo un rato sobre temas de educación y sentados en el nido frente al patio central de su casa. Los estudiantes de hoy son muy facilistas y pocas cosas los motivan, pero teniendo vocación, como la tiene mi profe amiga, todo es más fácil.
En varios establecimientos comerciales he visto una foto del siglo pasado cuando osados obreros subieron, a través de andamios precarios, la imagen de la virgen, hasta la cima de la llamada ‘Piedra del Peñón de Entrerrios’. Se trata de un monolito de más de 70 metros de altura, ubicado a cuatro kilómetros del casco urbano y que conocí en una venida anterior a este municipio.
A la una de la tarde doy por terminada mi visita a Entrerríos, luego de tomarme un tinto y una foto en el parque central. Aquí el Terminal de Transportes queda a solo dos cuadras de la plaza. Allí pagué $4.000 para desplazarme hasta Santa Rosa de Osos, mi tercer destino del periplo por el norte cercano del departamento. En un solo día y en transporte público, recorreré cuatro municipios.
Gracias por dar a conocer mi municipio, nuestro gentilicio no es «entrerienses» sino «entrerrieños», y la Piedra del Peñol queda en Guatape, la nuestra es la piedra del Peñon.
Y si queda a 4 kilometros del pueblo la Piedra del Peñon? Me gustaría visitarla. Yo vivo en Santa Rosa de Osos.
Y algo más.
Puedo visitar la represa desde la Piedra? Es segura esa zona? A cuánto queda más o menos la Represa de La Piedra?, Hay que pagar algo?
Saludos
Hola Tomás: la zona ha sido siempre muy segura. Y efectivamente desde Entrerríos al Peñón son como cuatro kilómetros. Averigua si va transporte veredal por allí, o si no se puede contratar un campero. Para ir al embalse es mejor bajarse en la carretera yendo a Entrerríos desde San Pedro, desde donde se observa ese espejo de agua. Saludos.