El Retén (Magdalena).

Martes 28 de febrero de 2017

En Barranquilla abordé un bus grande de la empresa VIP que va para Valledupar, de paso por la entrada a El Retén, mi destino de hoy.

El pasaje para dos horas y cuarto de recorrido cuesta $15.000 en un bus cómodo que hizo varias paradas, antes de llegar a la meta de este martes.

Como vamos pocos pasajeros, escogí la ventana con más amplitud para mirar el mar, los cordones de olas, las barcas rústicas y las aves que vuelan formando un delta perfecto.

Qué cantidad de sensaciones agradables por solo quince mil pesos.

La entrada a El Retén está a solo un kilómetro de Aracataca. Allí le puse la mano a una volqueta enorme, marca Volvo del año 1.980 de las que cargan las macetas que producen las palmas de cera africana.

Por acá cerca hay una refinería donde se extraen el aceite de cocina y otros derivados.

Hay muchos cultivos de ese producto por acá, algunas plantas están tan grandes y altas, que ya tienen reemplazo creciendo a sus raíces.

Me dicen que esas palmeras tan altas deben tener por ahí 40 años de edad.

Fue bueno no pagar los $5.000 que me pidió el moto-taxista por entrarme a la cabecera municipal.

Cada 300 metros hay huecos o falta el pavimento, así que en este camión de cabina muy amplia viajo más seguro y cómodo.

Al ingresar al casco urbano se ve la Tarima Municipal, que se utiliza para los festivales de música vallenata.

El Retén tiene las principales vías con pavimento.

El templo parroquial de diseño sencillo, es pequeño. La torre única se eleva formando un gran cilindro, como parte de la fachada.

La imagen de Cristo crucificado decora la puerta principal de la ermita.

En el edificio de dos plantas en donde funcionaba antes la Alcaldía, están las dependencias de la Casa de la Cultura.

Con motivo de los Carnavales, hoy no hay servicio al público en la administración municipal.

Me hago fotografiar en el parque decente, a un lado de juegos infantiles tan modernos como vistosos y elaborados en materiales plásticos.

Luego converso con algunos lugareños: los que tienen su mesa de trabajo para reparar y teñir calzado.

Y saludo a la señora que fríe las arepas de queso en una sartén con aceite hirviendo.

Una pareja de hombres sin empleo aparente,  descansa en una de las sillas, al lado de la calle.

‘No, qué vida tan dura’, les digo, a manera de saludo.

Responden con una risotada que me autoriza a fotografiarlos también a ellos.

Hace mucho calor, pero me encantan los pueblos de clima cálido.

Cada 15 minutos sale desde y hacia Aracataca una buseta vieja pero funcional, que cobra $2.500 por el cupo.

A las diez de la mañana termino mi visita a El Retén y por $3.500 viajo hasta Fundación para regresar al pueblo de Gabo.

El alcalde de hasta el 2019 es el señor John Sneider Vargas Lara.

Acá habitan en total 19.000 reteneros, 14.000 en el pueblo y 5.000 en las veredas.