El Guacamayo (Santander).
El Guacamayo es un pequeño municipio que hace parte de la Provincia Comunera en el departamento Santander.
Desde Contratación.
Históricamente El Guacamayo es importante porque allí funcionó un colegio que acogía a hijos de enfermos, internos en el leprosorio de Contratación, el municipio vecino.
En Contratación, con la colaboración del profesor Carlos Sánchez, me ubiqué a la salida para mi destino, dado que hasta muy tarde no pasa transporte para El Guacamayo.
Conversamos un rato hasta cuando apareció una volqueta vieja y vacía que va justo para mi destino y el conductor es amigo del profesor. Excelente: por $5.000 el chofer aceptó llevarme en media hora hasta El Guacamayo.
Muy contento me subí a la cabina alta de la volqueta Mercedez Benz modelo 1.982 que aunque sin carga, hace mucho ruido el motor.
Carretera de infarto.
No, qué maravilla de viaje, esta es una de las carreteras más bellas por las que he transitado. Se sube hasta la Loma del Zorro, en seguida otro altico y luego un tendidito, antes de llegar a El Guacamayo.
La vista sobre el casco urbano de Contratación es espléndida. La panorámica de Guadalupe también se hace evidente aunque más lejana, en esta tarde de firmamento abierto y tarde veraniega.
Abundan los taludes con rocas desnudas de colores ocres y formas geométricas variadas. Una carretera para repetir, con abismos profundos, de tierra roja muy firme y paisaje de ensueño.
Tal como me prometió el chofer, en solo media hora estuvimos en El Guacamayo. Qué bien.
Estuve tan afortunado que al salir del hospedaje conocí a Fortunato, el conductor el campero Toyota que mañana a las 5:30 de la madrugada saldrá para Aguada y La Paz, dos municipios santandereanos que no he visitado aún. Me reservará el puesto que me gusta, adelante y a su lado.
Tour en moto.
La suerte no dejó de estar de mi lado. Cuando caminaba hacia el colegio, apareció en su moto Orlando, padre de una enfermera profesional, un hombre joven que sin cobrarme me llevó de muy buena gana por los sitios a los que yo quería ir.
Bajamos al Estadio, una cancha amplia con algunas graderías. Después fotografié las ruinas del que fue el Colegio donde se capacitaban los jóvenes hijos de enfermos de lepra. En Contratación y Agua de Dios vivían los leprosos adultos y en Guadalupe las niñas afectadas por el mal.
En seguida pasamos frente a los 70 apartamentos que hace poco entregó el vice-presidente a familias necesitadas, sin dar un solo peso. No me parece bien que las cosas se den regaladas del todo. Pero para quien necesita conseguir votos, sí es una gran oportunidad.
También visitamos las hermosas rocas que hay detrás de la iglesia y fotografié la avenida con lámparas en el separador que hay a la entrada a El Guacamayo.
Visitamos por las ruinas del Asilo San Evasio del cual apenas su se conservan los muros y una vieja casona.
Centro del pueblo.
En el parque principal montan guardia dos guacamayos y varios leones. Un kiosco inmenso ocupa un costado del parque y en el centro se ve el busto del sacerdote Italiano Juan Bautista Soler, líder de la comunidad Salesiana que desde 1.927 tuvo mucho que ver en el desarrollo del municipio.
La iglesia de San Juan Bautista estaba cerrada, pero el joven de la casa cural consiguió autorización el Padre Alirio para dejarme entrar por la residencia y fotografiar el interior del templo.
No es gran cosa, lo destacable son los capiteles de las columnas que sostienen la cubierta.
A un lado de la parroquia funciona la alcaldía municipal. La biblioteca municipal también se encuentra sobre el marco de la plaza. Fue muy grato ver tantos niños haciendo tareas en las tablets.
Desde el centro del pueblo se observa el Cerro de la Virgen Milagrosa, una advocación muy querida para los salesianos. Desde esa atalaya se obtiene una preciosa vista del pueblo y el costado de la iglesia de San Juan Bautista.
El Guacamayo es un pueblo de poco movimiento comercial, de clima frío, que a las siete de la noche ya está muerto. Pero eso sí, las mujeres tienen buen aspecto, vi varias jóvenes de rasgos tan finos que me admiraron.
Continúa el recorrido.
Desde antes de las 4:30 estuve en pie empacando el morral para esperar a Don Fortunato. Muy cumplido me había reservado el puesto de co-piloto en su campero Toyota modelo 2008, de los verdaderos ‘care-vaca’, que tienen sobre el capó el logo de la marca. Los anteriores camperos son los que llaman ‘oreja de perro’, por la forma de los guarda-barros delanteros.
Me cuenta el conductor que esa tierra amarilla que abunda en la zona, la llevan para otras partes y es utilizada en el arreglo de vías, a cambio del asfalto. Por ser arenosa y como con greda, esa tierra más bien se apelmaza y no se pone resbalosa durante el invierno.
Anoche llovió bastante y esta madrugada amaneció el firmamento de El Guacamayo con arreboles naranja.
Vemos los estudiantes que vienen a pie de sus casas campesinas a estudiar al pueblo. Tienen que hacer caminadas extensas, como que no hay transporte escolar en El Guacamayo.
Una cosa que he observado por acá es que no se ven tantas motos, en cambio sí abundan los caballos, parece como si el progreso no hubiera llegado todavía a El Guacamayo y Aguada. Hasta mejor que se demore.
Alcaldes de El Guacamayo han sido: 2012-2015 Fernando Andrés Balaguera Díaz, 2016-2019 Fabio Nel Díaz Castillo y hasta el 2023 es el señor Jorge Eduardo Cruz Ortiz.
Acá habitan en total 2.300 guacamayunos, 500 en el pueblo y 1.800 en las veredas.
Fecha de la visita: Lunes 12 de febrero de 2018.