El Cerrito (Valle del Cauca).

Viernes 9 de octubre de 2015

Cerca a la Clínica de los Remedios de Cali, abordé la buseta hacia Rozo y El Cerrito que por $4.000 y en una hora, me llevó hasta mi destino.

El bus entró a Rozo y volvió a salir por la misma vía. Me impresionó en este corregimiento palmireño, la iglesia tan bella y con un diseño tan escaso. En lo alto de la fachada y los muros laterales tiene unas flechas arriba de las torrecillas, que la hacen ver exclusiva y diferente.

A las cuatro de la tarde me bajé en la plaza principal de El Cerrito. Ya había visto la Estación del Ferrocarril, recién remodelada.

‘Universitas’, es el nombre de la edificación sede de la Casa de la Cultura, en donde en otra época funcionó la Administración Municipal. De dos pisos, un tanto abandonada, pero con buen diseño, ojalá la remodelen pronto.

El parque principal Francisco Antonio Rada, está lleno de palmeras altivas. Se ven preciosas. Me encanta el ambiente de este espacio público. Con razón El Cerrito es llamado ‘La Ciudad Cariño de Colombia’.

Y lo que más me gustó fue comprobar cómo la mayoría de los pensionados, incluso aquellos tan veteranos como yo, llegan en bicicleta a conversar con sus amigos.

Parquean las ciclas a un lado de la banca, casi siempre para lucirla, pues son bicicletas tan valiosas como bien cuidadas.

En una de las eras se exhibe una bomba manual antigua, seguramente una reliquia que se usaba para sacar agua de pozos profundos, cuando no había acueducto en el pueblo.

En los alrededores del municipio se conservan haciendas del siglo XVIII como Piedechinche y El Paraíso, famosa ésta última porque fue allí donde Jorge Isaacs escribió su novela ‘La María’.

Es imperioso visitar esas fincas que conservan trapiches movidos por agua, amplias habitaciones y la capilla a donde acudían los fieles los domingos. Para que los católicos del siglo dieciocho no tuvieran que caminar mucho, fue cuando el Padre Rada tuvo la idea de crear un centro habitado en lo que hoy es El Cerrito.

El nombre del municipio se debe a un cerro artificial que se formó al sacar tierra de una de las haciendas.

No olvidemos que el Valle del Cauca es un departamento completamente plano, así que cualquier elevación llama la atención y de ahí surgió el nombre de ‘El Cerrito’.

También admiré el ‘Club El Paraiso’ o mejor dicho, la edificación que fue sede de esa institución social y en donde ahora se adecuaron oficinas para distintas dependencias de la alcaldía. El estilo arquitectónico es bien diferente a lo usual.

Lo más destacado de este pueblo presenta ahora sol favorable.

En seguida de la administración municipal, que no tiene mucha gracia pero sí envidiable ubicación, está la casona que fue sede del Colegio Pedro Antonio Molina. Da la vuelta a la esquina, pero también pide a gritos una restauración.

La iglesia en ladrillo rojo, no tiene mucho para admirar en su fachada.

Arriba del altar mayor aparece un vitral con la imagen de la patrona: la Virgen de Chiquinquirá, tan grande como prolijo. Me encantó.

La Semana Santa de El Cerrito tiene fama y ha sido declarada Patrimonio Religioso del Valle del Cauca.

En este momento se celebra una misa de funeral. Un señor que vino con camisa de luto, estaba afuera y al verme como extraño vino a saludarme.

Pero lo más especial fue que cuando supo que yo venía de Medellín, empezó a decirme cuánto le gusta escuchar las novelas con acento antioqueño y de qué manera admira a los paisas.

El hombre fue tan expresivo que inmediatamente saqué el celular para registrar sus palabras y sí, se expresó muy bien este habitante de El Cerrito. Yo me moría de la risa al escucharlo, porque también me encanta la forma como hablan los vallunos.

Estas son las sorpresas tan agradables que se encuentra uno en los paseos. Por eso: ¡Amo viajar!

El alcalde de El Cerrito hasta el 2019 es el señor Severo Reyes Millán. Acá viven en total 55 mil cerriteños, 33 mil en el casco urbano y 22 mil en las fincas.