El Anonimato.
Será porque en la modernidad tenemos tantas formas de comunicarnos o porque casi nadie quiere asumir compromisos, por lo que hoy las personas tratan de esconderse, no dar la cara, permanecer anónimos.
‘El que algo teme, algo debe’, decía mi abuelo. ¿Por qué ese afán por pasar desapercibidos?
Hay actitudes que se han vuelto comunes mediante las cuales las personas buscan pasar de incógnito. Veamos cinco ejemplos.
1 – Los vidrios polarizados
Por estos días, es raro el auto que no tiene vidrios opacos para que afuera del habitáculo no se vea quién conduce o cuáles personas viajan dentro.
Ello a pesar de la incomodidad de no tener visibilidad completa en las noches, por ejemplo.
2 – Correos sin firma responsable.
Incluso empresas grandes y poderosas envían cartas sin la firma de quien ordenó o escribió el texto. Me parece falta de respeto con el destinatario.
Además se perdió la costumbre de identificar la empresa o la familia por parte de quien recibía la llamada. Las operadoras de antes fueron reemplazadas por inteligencia artificial o muñecas robots. ‘Familia tal a la orden’ o ‘Distribuidora el Baratillo para servirle’ ya no se volvió a escuchar.
3 – Whatsapp sin información de retorno.
Hasta hace poco se sabía cuándo el destinatario de un mensaje por whatsapp recibía el contenido.
Ahora no, muchos desactivan la confirmación de lectura para que el remitente no sepa si el mensaje fue leído o escuchado por el receptor. Otra manera de esconderse ante los demás.
4 – Funcionarios sin identidad.
Pocas empresas privadas y oficiales exigen portar una escarapela con foto y nombre visible. E infortunadamente a muchos usuarios les da pena preguntar el nombre de la persona que los atiende.
Incluso en las clínicas, los héroes de la salud no portan una identidad visible y dá brega distinguir quién es galeno o enfermero profesional, diferenciar la enfermera auxiliar del personal de aseo.
Hay profesionales de la salud que parecen de oficios varios y aseadores con gafas y cara de médicos.
5 – Carros con luces agresivas.
Como queriendo pasar desapercibidos, a muchos vehículos les colocan luces leds tan potentes que hieren la retina de los transeúntes y claro, se hace imposible identificar a los conductores.
Antes los autos y las motos tenían luces altas y luces bajas que se accionaban de acuerdo a las circunstancias. Ahora no, todas las farolas parecen luces máximas, sin que importe el peatón al cual encandilan con semejantes relámpagos.
En fin que, la tecnología nos ha traído muchas ventajas pero también ha dotado a los malos ciudadanos de herramientas para el anonimato muchas veces irresponsable.
Es cierto que hay personas que por seguridad requieren cierta dosis de anonimato pero en muchos casos lo que se busca es no ser asertivo o evadir responsabilidades.