Dagua (Valle del Cauca).

Estando en ‘Tableros’ como se llama la entrada a Calima, a mí y a un joven de piel negra nos recogió un señor en un auto particular que va para Buenaventura. En Loboguerrero, las partidas para el puerto, me desvié hacia Dagua.

De ‘Tableros’ hasta Loboguerrero la carretera es en descenso. Están construyendo la doble calzada y a partir de Loboguerrero comienzan los túneles en la vía a Buenaventura.

Hay avisos en las casas a orilla de la vía con avisos artesanales que dicen:  ‘Se lava ropa’. Seguramente ese servicio lo demandan los conductores de tracto-mulas que van para el puerto y reclaman sus prendas limpias al regreso de Buenaventura.

Especie de bisagra.

Dagua se ve bien. Claro que hoy hace un día de sol intenso bajo el cual todo resplandece.

El pueblo es muy inclinado, se desarrolla hacia una y otra ladera por encima del río Dagua que baja por todo el cañón formando lo que sería el eje de una gran bisagra o el lomo de un libro abierto.

Arriba de la localidad está el Alto de las Tres Cruces. Averigüé una moto que me subiera hasta la atalaya, pero cuesta mucho el ascenso. Porque claro, la vía es destapada y mis 95 kilos son demasiado para esa cuesta. Tienen razón. En Internet encontré la foto del Diario Occidente que seguramente fue tomada desde ese punto encumbrado.

Un árbol frondoso lleno de melenas sirve de refugio a las garzas que construyen sus nidos y crían los polluelos sobre el cauce del río.

Centro de Dagua.

Primero fui en búsqueda de la Alcaldía, que está cerrada por estos días. Pero ahí cerca fotografié unos cambia-vías del tren lo más de hermosos. Me recuerdan el oficio de El Principito accionando los swiches.

Más allá hay un pedestal sin estatua. Cuánto quisiera treparme en él, para que me tomen una foto al estilo Sebastián de Belalcázar en Cali.

Sobre otro zócalo frente al edificio gubernamental aparece el busto colorido del Libertador.

La iglesia parroquial de Dagua es más bien una capilla con espadaña sencilla y adornos navideños por estos días.

Dagua es un pueblo con mucho comercio. Sobre todo celulares, ropa, todo a mil, bares y heladerías.

Más adelante me tocó presenciar la mayor alcahuetería: a una niña como de 6 años sentada en la moto, la tía le daba cucharadas de sopa con la mamá de conductora: ‘Una por el papá, otra por el tío…’. Qué cosa cómo los adultos no sabemos educar bien a los niños. Menos mal ya no estamos para esas bregas.

Escenas pueblerinas.

En una casa con baldosa antigua y cuadros ajedrezados, había una señora cosiendo a mano la prenda. La saludé y felicité por su entretención tan útil, valoro mucho esas labores artesanales de paciencia y creación. A lo cual la dama respondió:

‘Sí, pero es una entretención que llevo desde cuando tenía 17 años…’.

Pa’ que vea.

Luego vino la risa: a un grupo de hombres veteranos que estaban compartiendo en el pequeño espacio público, les pregunté cómo se llamaba ese parque. Uno de ellos tomó la palabra:

Se llama el ‘Parque de las Palomas Caídas’

Inmediatamente el más veterano de ellos se levantó malencarado y se fue. Los otros tres, claro, se estallaban de la risa. Qué chistoso.

Como en  casa.

Como ya había pasado el medio día, llegué al restaurante ‘Ricuras La Estación’ a escribir el borrador del diario, mientras me servían la presa de pollo y demás. Ya me habían traído el plato y yo seguía escribiendo. Entonces la señora del restaurante me dice:

‘Deje de escribir y coma!’

A lo que le respondí:

‘Por eso me gusta venir acá, me siento como en casa, hasta tengo quien me regañe…’. Ja ja, otro motivo de risa.

Acá viven en total 35.000 dagueños, 8.000 en el pueblo y 27.000 en las veredas. Así que este municipio debe tener una gran extensión territorial.

Alcaldes de Dagua han sido: 2004-2007 Rafael Pérez Manquillo; 2016-2019 Guillermo León Giraldo García y hasta el 2023 es la señora Ana María Sanclemente Jaramillo.

Viernes 30 de diciembre de 2016