Coyaima (Tolima).
Miércoles 29 de abril de 2015
Coyaima se encuentra al sur de Ibagué, entre Ataco y Ortega y en el costado derecho de la cordillera central. Es un extenso municipio del departamento del Tolima.
Fue un viaje placentero viniendo de Planadas en un fabuloso bus Kodiak de los viejos, los que tienen excelente amortiguación y un ‘bajo’ que hasta hace cosquillas cuando ‘raspa’ el piso por debajo
Como siempre, anduve disfrutando del paisaje, a través de la ventana amplia de vidrio corredizo. Qué olores a naturaleza, cuán profundo el horizonte, qué suavidad de brisa refrescante. Me sentía tan feliz como los perros que disfrutan recibiendo el aire en sus hocicos.
Pero lo más simpático fue que en un momento cuando el bus se corrió mucho hacia el margen del pavimento, una rama de las que crece en el talud pegó duro contra el paral de la carrocería.
Qué susto me dio, aunque el retoño tierno no alcanzó a rozar mi cara.
En vista que ya va a oscurecer, decidí quedarme en el Hotel El Parque. Una habitación básica sin WiFi, pero suficiente para una dormida.
Coyaima es un pueblo bello, pequeño y pacífico. Me encantó.
Todo el casco urbano es completamente plano y navega en medio de un mar de árboles. Porque la mayoría de las viviendas tienen atrás un solar con jardín y frutos.
La plaza principal es amplia y agradable.
La iglesia, pequeña, de una sola torre, y muy bella: se trata de un templo de estilo colonial que tiene la fecha de 1.881 en la fachada.
El interior también es decente, aunque me gusta más el frontis.
El sol decadente pega ahora contra la portada y esa luz anaranjada le da a la ermita un toque encantador.
En otro costado de la plaza coyaimuna está otra joya arquitectónica única: el edificio de una planta donde funcionó el ‘pabellón de carnes’, que luce en el frente la fecha 1.939.
Esa edificación se utilizó para el expendio de proteína, cuando el mercado se realizaba en toldos ubicados en la plaza principal.
Dentro funciona ahora la Biblioteca y Casa de la Cultura. En este momento siete niños, dirigidos por el profesor, ensayan con instrumentos elementales de cuerdas y percusión.
Aproveché la pausa que hicieron para felicitar a los chicos y estimularlos a continuar con su afición musical.
Detrás de la Casa de la Cultura hay un parquecito con una rotonda donde crecen matas de flores. Y más allá parece que es la ‘zona rosa’ del pueblo.
En esas pasa una abuela con su nieto en moto. Va despacio, como corresponde a su edad, sin casco, tranquila y el niño feliz adelante.
Se ve que este es un buen vividero, ideal para educar niños y tranquilo para los mayores.
Los coyaimunos son descendientes directos de los indígenas Pijaos que se asentaron en territorio del municipio.
El maestro Miguel Angel Ospina compuso una hermosa canción a Coyaima que se puede escuchar en YouTube:
También fotografié el equipo de micro fútbol que todas las tardes juega en el centro del parque principal.
Unos gordos, alguno barrigón, pero todos entusiastas ‘rodillones’ que ocupan de la mejor manera sus horas de descanso.
Terminé la noche escribiendo las experiencias vividas hoy. Cómo me gustaría una totumada de chicha de maíz, de la que venden acá, pero como que solo la preparan los domingos y ciertos días por la mañana.
En la Heladería Bart pido una ensalada de frutas sin aderezos. Era lo que necesitaba. Un detalle original de este negocio: en cada mesa dice algo así como: ‘Aquí se sentó Homero’, o ‘Esta es la mesa preferida de Ralph’. Muy bien.
En Coyaima como en casi todos los pueblos del Tolima, se celebran cada año las Fiestas de San Pedro, con instalaciones sobre balsas que se desplazan por el río Saldaña.
Esas celebraciones se animan con chicha y almojábanas, además de la famosa lechona tolimense.
Sitios de interés en Coyaima son además, el Balneario Algodones en el río Mechi y la pesca en el río Saldaña.
Al día siguiente:
Al día siguiente salí temprano a recorrer el pueblo. En la madrugada se toman buenas fotos y, sobre todo, las calles están solas, sin vehículos.
En el Hotel El Parque me obsequiaron un tinto recién hecho, que fui a tomarlo sentado en una banca del parque, en medio de la soledad y viendo cómo poco a poco la luz diurna se hacía más evidente.
Y reflexiono sobre tantas cosas buenas como las que he vivido en este paseo, y las que me faltarán por disfrutar en lo que queda de este día.
Más adelante veo pasar dos mujeres en moto. Ambas manejan aparatos más bien grandes, se ven hasta sexi conduciéndolas. Pienso que en estas localidades, tener moto es símbolo de liberación. Y supongo que no a todos los maridos les gustará que su mujer ande en esas, porque sí, se ven atractivas.
Yendo ya hacia El Espinal, observé a niños y niñas de escuela, que iban con sus uniformes y morrales, hasta los salones de clase en bicicleta.
Qué bien, me encanta ver esas escenas tan desprevenidas, en estas regiones apartadas y tan diferentes a la ciudad.
Acá habitan en total 27.000 coyaimunos, 4.000 en el pueblo y 23.000 en los campos.
El alcalde de Coyaima hasta el 2019 es el señor Oswaldo Mauricio Álape Arias.
Excelente blog! felicitaciones
Gracias Jesús, saludos.
te voy siguiendo por tus viajes
estoy tomando de tus fotos las iglesias
(viajero desde 1966 por sudamérica-bus-barco-aliscafo-avión-tren y «dedo»)
felicito tu trabajo
abrazo
dese bogotá 2020
Sos de los míos: aventurero y fotógrafo. Me gusta que te sirvan mis publicaciones. Suerte.