Covarachía (Boyacá).
Domingo 23 de julio de 2017
El mapa del departamento de Boyacá tiene en la parte superior, dos cachos. El segundo y más pequeño corresponde al municipio de Covarachía que, como se ve, es una protuberancia intrusa que penetra en el mapa de Santander.
Mi desayuno fue en los comedores frente a la plaza de mercado de Capitanejo: un chocolate batido, caliente, con burbujas de arco iris, acompañado con panes y queso. Qué delicia.
Transporte difícil.
Hace unos meses perdí una hora esperando transporte hacia Covarachía y en todo ese tiempo no pasó ningún carro. Parece ser que solo hay una ruta que viene de Soatá, pero no todos los días. Aquella vez me acompañó el demonio.
Hoy los ángeles estuvieron de mi lado: apenas llegué en la moto-taxi, pasaron una buseta Nissan y una camioneta Mazda con estudiantes de Geología de la Universidad de Caldas, que vienen a hacer trabajo de campo en esta zona.
Haciendo un esfuerzo mi conductor logró alcanzar la camioneta que iba adelante. Le pedí el favor a la profesora que iba de co-piloto, pero no llevaba puesto.
Luego le solicité al conductor de la Mazda, aceptó y de inmediato ocupé al puesto que estaba libre en la silla trasera. Huy, qué salvada y cuánta suerte.
A mi lado va un estudiante que se interesó mucho por saber acerca de mis viajes. Se nota que es de los alumnos aventajados.
Todo el viaje estuvo mirando el GPS que cargaba en su mano y comunicándose con los compañeros del platón. Les compartía impresiones sobre las rocas que se veían a un lado de la carretera.
No, qué viaje tan agradable. Y algo increíble: no nos encontramos ningún carro o moto en toda la subida de una hora.
Por entre tierras arenosas, la carretera trepa desde Capitanejo con vista permanente sobre el cañón del río Chicamocha.
Esta aridez es admirable. No hay cultivos, solo cactus y de vez en cuando salen corriendo las cabras, especialistas en trepar por tierras rocosas y de poca vegetación.
El ascenso ininterrumpido ya se estaba haciendo largo hasta cuando, luego de coronar la cima vino una planicie, desde la cual se divisó a lo lejos, el casco urbano de Covarachía. El viaje duró 75 minutos.
Allí está el monumento a la Virgen del Carmen, patrona de los conductores.
Una localidad pequeña.
Anduve el centro del pueblo fotografiando todo lo que me parecía novedoso o interesante.
Ahora suenan las campanas de la iglesia llamando a los fieles para la misa de diez de la mañana.
En la puerta el párroco recibe a los fieles de abrazo. Parece que los sacerdotes le aprendieron la amabilidad y buena
acogida que acostumbrar dar los pastores de las iglesias cristianas.
El templo de construcción reciente, ostenta decorados modernos que no son de mi gusto.
Fotografío la imagen del patrono: San Juan Nepomuceno en un vitral a través del cual ingresa la luz natural.
Este es un pueblo bastante inclinado que dispone de poco espacio. A cambio de parque, en el centro construyeron una cancha mixta cubierta.
También quedan por ahí la Alcaldía y el Banco Agrario y, en la parte de arriba, el Colegio San Luis Beltrán.
Otro golpe de suerte.
De pronto cuando caminaba por la calle principal vi que arrancaba un furgón en el que iba el conductor con su ayudante. Les pedí que me bajaran hasta Capitanejo y el conductor aceptó, después que el acompañante asintió con la cabeza.
Ah, qué fortuna. Por el resto del día no sale carro de regreso.
La cabina de este vehículo chino, el equivalente de la NHR, es genial. Tiene un parabrisas panorámico que ofrece excelente vista de 180 grados, hacia el frente y los lados.
Al comienzo del viaje escuchamos la buena música sin publicidad que transmitía una emisora de Málaga. De vez en cuando el conductor hacía alguna parada para que yo tomara fotos.
La vista de Capitanejo desde estas alturas es preciosa. Porque se aprecia la iglesia de frente, el pueblo rodeado de verde y el río Chicamocha corriendo a su lado.
A las once de la mañana me despedí y agradecí a mis anfitriones el favor tan grande que me hicieron. Ellos siguieron hacia Soatá y El Cocuy.
En el puente doble, el moderno y el antiguo, abordé una moto que por mil pesos me llevó hasta el centro de Capitanejo.
En Covarachía viven en total 3.300 covarachenses, 500 en el pueblo y 2.800 en los campos.
La alcaldesa de Covarachía hasta el 2019 es la señora Yolanda Salazar Sierra.
Uaaaooooo se nota que Boyacá si es civilizado, pues un pueblo de poca población es municipio, fuera acá en santander ya lo habrían bajado a corregimiento y el caserío estaría siendo abandonado a como pasa con umpalá https://tierra.tutiempo.net/Colombia/Umpala-CO064604.html
El lector se refiere al corregimiento de Piedecuesta (Santander).