Corozal (Sucre).
Jueves 29 de mayo de 2014
‘La Perla de la Sabana’, como se le llama a Corozal, es la segunda ciudad del departamento de Sucre. Dicen que, cuando en 1.775 llegaron los colonizadores españoles a fundar a Corozal, encontraron muchas palmas de corozo, por lo cual llamaron con ese nombre a la nueva población. Corozal dista de Sincelejo, solo 16 kilómetros, que se recorren por una vía moderna de dobla calzada.
Aquí, como en Sincé, también había mucha gente dentro de la iglesia, por ser jueves, en honor del Santísimo Sacramento. No espera uno encontrar tanta devoción católica, en estos pueblos de la región Caribe.
El interior del templo es precioso, bien iluminado y bastante sobrio: exhibe columnas cuadradas y cubiertas de mármol, muy sólidas. A un lado de la iglesia de San José, está la estatua de Monseñor Carmelo Percy Vergara.
El parque es bonito, tiene un kiosco antiguo en el centro, una cubierta moderna a un lado, árboles muy fértiles y diversos ambientes en donde descansan los abuelos.
Al lado de un tapete hermoso de flores rosadas y blancas, descansaba una dama vestida del mismo color de los pétalos caídos. Una fuente de agua refresca el ambiente y engalana este espacio público, tan agradable y festivo.
La venta de comidas rápidas y los jugos de naranja, está reservada a un extremo del parque.
Fuera del ‘Festival Nacional del Corozo’, en este municipio también se celebran desfiles y bailes, durante el fin de semana de Carnaval, previo al Miércoles de Ceniza.
Corozal también tiene buena arquitectura y hay casas patrimoniales bien conservadas, como la que admiré, esquinera y alta, construida en 1.930.
En un costado de la plaza principal, hay otra casona antigua, que tuve el privilegio de fotografiar por dentro, con unos muebles vieneses y sillas mecedoras, muy bellas.
El patio con arcos y con palmeras, también está muy bien conservado, lo mismo que los muebles de las alcobas familiares. Acaudaladas familias corozaleras, conservan estas residencias de arquitectura republicana y tradicional.
A continuación disfruté por $500, de un helado de maquinita, de los que venden en la plaza y no tiene tanta grasa. Me encanta ese refrigerio.
También conversé con un par de jubilados del parque y, en la moderna Panadería Los Recuerdos, pequé con un postre arco iris, del que tanto me gusta, a base de gelatina de diversos colores, ¡qué delicia!
En la plaza principal de Corozal, la tarde está muy animada. Por estar cerca el fin de semana, con lunes festivo, a esta hora vespertina, hay mucha gente en el centro del pueblo. Me gustaría quedarme aquí más tiempo, pero ya debo regresar. Así que a las 5:30 abordé una buseta que me condujo hasta Sincelejo.
A kilómetro y medio de Corozal, está Morroa, cerca del aeropuerto Las Brujas. De Morroa son famosas las hamacas, de lindos colores y telas en algodón. Y el aeropuerto local lleva ese nombre, debido a que se construyó en los predios donde, según cuentan los abuelos, en tiempos de la Inquisición, hasta allí se llevaba a las brujas del pueblo, para luego ser quemadas. Uishn, hasta la leyenda atemoriza!
Quedó pendiente de visitar el ‘Monumento al Garrochero’, personaje típico de las Corralejas del 20 de enero, localizado en el Paseo Nelson Martelo, cerca de la plaza de mercado. Se trata de un caballo parado en las patas traseras con el jinete encima, garrocha en mano.
Corozal es bonito. Mi papá vivió allí muchísimo tiempo y es como si fuera su municipio de nacimiento. Por cierto, usted dice que le parece raro que en el caribe haya devoción católica ¿por qué lo piensa? Curiosamente yo pensaba lo mismo de los paisas.