Coleccione algo en sus viajes.
Muchos viajeros acostumbran coleccionar cosas. El hecho de visitar países o ciudades diferentes, les permite recopilar objetos o situaciones. En la era digital, se pueden coleccionar cosas ‘inmateriales’, como fotos, videos, grabaciones de audio, etc.
En mi caso yo colecciono dos cosas: placas de vehículos y campaneros.
La primera afición la tengo desde los años 70 cuando salí del país por primera vez. De ahí que tengo placas valiosas por su origen o por el año en el que fueron usadas.
Pero no solo yo he recolectado las piezas. Mis familiares y amigos viajeros, han contribuido en gran medida a aumentar el muestrario.
Me gustó acumular placas por mi afición a los carros y también porque conseguirlas no es fácil y exige correr ciertos riesgos.
Además, y esto es quizá lo más importante, las placas, por sus colores y orígenes, son ideales para decorar un garaje, unas escalas o una habitación.
Hay personas que coleccionan artículos más comunes y fáciles de conseguir, como llaveros, mezcladores, jabones de hotel, etc.
Está bien, pero es mejor cuando se recogen piezas más difíciles de adquirir. Mientras más inusual y exótico, mayor es la satisfacción cuando se adquiere un objeto de colección.
La antigüedad de las piezas, determina en gran medida su valor. Fuera de que los objetos viejos, generalmente son más finos, tienen mejor diseño o son más duraderos.
La placa más valiosa de mi colección es una del departamento de Antioquia, del año 1.955. Pesa alrededor de media libra y tiene los números superpuestos y remachados sobre la lámina troquelada y de grueso calibre.
Esa placa antigua también tiene su historia: por ser un número redondo: 5000, se le adjudicó a un auto de carreras, del cual conservo una foto.
Otra ventaja de las colecciones, es que le permiten al viajero conectarse con personas que tengan la misma afición.
En los años 80, mantuve intercambio epistolar con un amigo brasilero, que también coleccionaba placas y al cual visité en su casa de Río de Janeiro.
Así que mi consejo es: aproveche los viajes para coleccionar objetos raros, relacionados con sus aficiones o gustos, que tengan un segundo uso, de los cuales se pueda saber el país y la fecha.
Es mejor si se trata de objetos pequeños, fáciles de transportar y difíciles de adquirir.