Cogua (Cundinamarca).
Domingo 21 de agosto de 2016
Cogua está ubicado a 50 kilómetros de Bogotá y a escasos tres kilómetros al norte de Zipaquirá.
Mientras el viaje sonó en el equipo de la buseta una música deliciosa de los años 60, con melodías tan hermosas como ‘Ríos de Babilonia’ y ‘El Cacique y la Cautiva’, que me remontan a mis años juveniles.
La primera impresión que uno tiene al llegar a Cogua es muy favorable. Se ve todo como tan limpio, tan amable.
El único que me hizo mala cara fue el rostro tallado en la fuente central del parque.
Pero el templo de San Antonio de Padua, la sede administrativa y la vegetación del centro, ofrecen una imagen receptiva y agradable.
Así que la primera estrofa del himno de Cogua, no es solo metáfora:
‘Avancemos coguanos triunfantes
y brindemos al mundo valor
somos gente de paz anhelante
digna, fuerte y de buen corazón’.
La sede del Concejo Municipal se encuentra ahora en el edificio donde antes estuvo la Escuela Las Palmas.
A un lado del templo se puede ver la Casa Cogua en donde desde mediados del siglo XIX funcionó una de las escuelas más antiguas de Cundinamarca.
En Cogua hay un gran respeto por todo, como por ‘Rodamonte’, el árbol municipal que tiene propiedades medicinales y ornamentales y se usa también en la protección de quebradas y nacimientos de agua.
La represa del Neusa abarca territorio de Cogua, con hermosos paisajes que recuerdan los colores de la bandera coguana: verde por la vegetación, azul por su riqueza hídrica y blanco por la paz que se respira a orillas del lago.
Camino a la represa se ofrecen hospedajes campestres y un hotel de lujo sobre todo el verde que predomina en el paisaje.
Por estos días de agosto se celebra en Cogua el ‘Festival del Rodamonte’.
Así que en Cogua me esperaba un evento increíble: la presentación en la Media Torta de conjuntos musicales que tocaban canciones carrangueras.
Lo impresionante es la cantidad de gente sentada en las graderías.
A pesar del sol que les daba en el rostro, los asistentes permanecían en sus puestos y aplaudían con entusiasmo después de cada interpretación.
Conocí al alcalde William Forero Forero, a quien felicité por su programa de gobierno que busca fortalecer la parte social, deportiva y cultural.
Me hice fotografiar con el funcionario para tener un recuerdo de este momento tan interesante.
Los conjuntos carrangueros interpretaron coplas, tan simpáticas como esta:
‘Ay quién fuera zapatico en ese bonito pie,
para ver con estos ojos, lo que el zapatico ve’.
Qué risa.
Regresé a la plaza principal en donde el ambiente festivo era evidente.
En Cogua se fabrican mantas, guantes y cobijas en lana de oveja.
Y para comer, los visitantes disponen de muchos establecimientos donde se ofrece Fritanga, el plato típico del municipio, una apetitosa mezcla de chorizo, morcilla y plátano maduro. Prohibido ver esos fritos sin almorzar.
Los pictogramas de las Piedras de las Ballenas y el Puente Los Comuneros son otros atractivos imperdibles en Cogua.
Para llegar hasta el Portal 80 debí tomar varios transportes. Primero uno a Zipaquirá para solo tres kilómetros. Luego bus hasta Facatativá por $5.500 y en Siberia otro transporte hasta el TransMilenio.
Tuve suerte que en todos los transportes me tocó asiento.
Ya en Villas del Dorado alcancé a ver la última hora de la clausura de los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro.
Muy bonita la premiación de la Maratón, la prueba insigne de los Juegos.
También observé cuando arriaron la bandera de los Olímpicos que le fue entregada a la embajada de Japón, en donde en el 2020 se celebrarán los próximos juegos.
Por último se apagaron las luces del estadio para ver cómo un chorro de agua daba al traste con la llama olímpica.
Siempre da nostalgia ver cómo terminan estos juegos en los cuales a Colombia le fue tan bien, con tres medallas doradas para deportistas antioqueños.
Y no deja uno de pensar si estará saludable para la próxima contienda.
Ojalá nos toquen las Olimpíadas niponas.
En Cogua habitan en total 18.000 coguanos, 5.000 en el pueblo y 13.000 en las veredas.