Cisneros (Antioquia).
Martes 17 de marzo de 2009:
Llegué a Cisneros procedente de Caracolí, a punto de terminar mi periplo por los pueblos del nordeste antioqueño.
Cisneros tiene en total 9.500 habitantes, de los cuales 2.000 viven en el campo y 7.500 habitan el casco urbano. Es de los pocos pueblos con menos población en las veredas que en el centro urbano.
El alcalde del 2016 al 2019 es Luis Guillermo Álvarez González.
El nombre de este municipio honra la memoria del ingeniero cubano Francisco Javier Cisneros, quien diseñó el trazado del Ferrocarril de Antioquia pero, según las malas lenguas, incumplió el contrato para su construcción y fue terminado por ingenieros y maestros paisas.
En 1899 Alejandro López, un estudiante de Ingeniería en la Escuela de Minas de Medellín, presentó su tesis de grado sobre ‘El Paso de La Quiebra en el Ferrocarril de Antioquia’.
A pesar de parecer una propuesta utópica, la tesis tuvo el apadrinamiento del ingeniero y ex presidente de Colombia Pedro Nel Ospina, quien intervino decisivamente para que el proyecto fuera una realidad. El Túnel de la Quiebra fue inaugurado el 7 de agosto de 1929.
Los restos de Alejandro López están sepultados en una de las entradas del Túnel de la Quiebra. Cuentan quienes lo vivieron, que los maquinistas del Ferrocarril daban un pitazo en su honor, cada que pasaban frente a la lápida, con la firma del ingeniero López.
Este pueblo parece de mucho ambiente. A las siete y media de la noche se ve bastante gente y ahora salen los estudiantes del colegio que decoran las calles con sus uniformes rojos.
Me cuentan que está proyectado construir una variante para el transporte pesado, que iría por detrás del barrio La Clavellina y por esa vía desviarán los camiones que todavía contaminan el pueblo.
La iglesia de Nuestra Señora del Carmen no es bonita, aunque de estilo moderno y una sola nave con cuatro hileras de bancas.
El techo en forma triangular está soportado por cerchas metálicas que permanecen a la vista y le dan un mal aspecto al templo.
Durante la misa una señora entona cantos acompañada de su guitarra y del perro que tranquilamente duerme la siesta, encima del presbiterio.
En Cisneros el sol no da de frente a la iglesia ni por la mañana ni en la tarde. Es como si el astro rey viniera de San José del Nus en las mañanas y se fuera para Medellín por la tarde.
Hacia el sur, por donde cruza el río Nus, está el barrio La Clavellina y una casa bien ubicada, con hermosa vista sobre el pueblo.
Hacia ese lugar me dirijo después de pasar el puente colgante, cerca al cual está la desembocadura de la quebrada Santa Gertrudis sobre el río Nus.
Allí se forma una isla ecológica muy frecuentada por los lugareños el fin de semana, a donde llegan a hacer sancocho. La Santa Gertrudis baja desde Santo Domingo y es la fuente que surte el acueducto de Cisneros.
Toda la ladera que hay detrás de la iglesia está sembrada, hasta muy arriba, de caña de azúcar.
La panela es una de las industrias más prósperas en la región. Se dice que por acá hay más de 200 trapiches, de los cuales El Zarzal es el principal.
Regreso al centro de Cisneros y me encuentro la vieja locomotora exhibida en el parque central.
Frente a la estación se conservan los rieles del ferrocarril, e incluso uno de los swiches con los cuales se cambiaban los rieles.
Allí está una casa antigua de dos plantas en donde se surtían los ferroviarios del comisariato local.
En seguida está una bodega que, en los años dorados del ferrocarril, fue el lugar en donde se guardaba la carga que llegaba a Cisneros.
Continúo el recorrido por la Plaza de Mercado que reemplazó a una hermosa Galería con la misma arquitectura de la estación.
Esta Plaza Moderna se utiliza poco, tal vez porque es de dos plantas y los lugareños estaban acostumbrados a su antigua plaza de un solo piso que, de verdad era el centro vital del pueblo.
En una cuadra peatonal cerca del parque está la Alcaldía, de tres plantas y en material.
La Biblioteca Municipal ocupa uno de los salones de la antigua estación del ferrocarril; allí saludo al encargado de la Cultura en Cisneros. El hombre me sugirió visitar la casa-museo de Hugo Alonso Arias Ramírez y su esposa.
Hugo Alonso fue profesor y hace 19 años está pensionado y disfrutando, como yo, de la buena vida. Es un coleccionista de música antigua con más de cien mil canciones y además es excelente conversador.
La casa de Hugo Alonso es toda una reliquia: tanto el piso como los muros de la segunda planta son hechos en madera antigua. Relojes de pared, radios antiguos, teléfonos ferroviarios, hacen parte de la colección de objetos memorables.
A las dos de la tarde me despido de mis anfitriones y bajo las escalas bastante prendido, pero feliz.
A manera de almuerzo, una deliciosa bandeja con hígado que me permitió pasar la rasca y estar de nuevo cuerdo.
Por tres mil pesos abordé un bus de Coonorte. En menos de media hora estuve en la estación Santiago. Es un poblado pequeño pero con capilla y parque bastante colorido.
En seguida voy a pasar el Túnel de la Quiebra en Moto-riel.
Buenas noches.
Sería muy satisfactorio para mí que la imagen que aparece denominada «Panorámica de Ferney A. Foronda» tuviera la autoría correcta. Es muy probable que le hubieran dado una información errónea, pero en realidad la panorámica corresponde al profesor Édgar Herrera.
Disculpe, ya hice la corrección. Saludos.