Chimichagua (Cesar).
Lunes 28 de marzo de 2016
En Astrea tuve suerte porque al momento de salir con el morral al hombro, pasó una buseta procedente de Mompox.
El pasaje hasta el corregimiento de Arjona cuesta $3.000, para 20 minutos de recorrido.
Por poco me toca viajar hasta Arjona en moto, lo cual no es bueno con equipaje atrás y el sol encima.
En Arjona se me estaba pegando la aguja, tuve que esperar 40 minutos, frente a la estación de policía. La mayoría de los carros pasan en sentido contrario, viniendo de Chimichagua.
Al fin apareció un chivero que por $10.000 me llevó a mi destino en 50 minutos. Es decir que el pasaje no es económico.
Y lo peor fue que el conductor que cobró más de lo usual, colocó música cristiana todo el recorrido, como para hacer apostolado con los pasajeros. Al bajarme le dije:
‘Lo importante no es tanto predicar, sino practicar’
El tipo se quedó pensando.
Me llaman la atención las casas de la carretera o las del pueblo en los barrios periféricos, casi todas con jardín adelante y muy limpias, a pesar de tener piso en tierra.
Chimichagua es un pueblo grande en el departamento del Cesar, de calles amplias, muchas arborizadas, pero no todas con pavimento.
Lo primero al llegar en moto taxi hasta la Alcaldía, fue repartir tarjetas del blog entre los funcionarios.
Luego dejé el equipaje en una fotocopiadora, y arrendé otra moto taxi que me llevó a conocer el muelle recién construido sobre la laguna La Zapatosa, que es un espejo de agua inmenso, de varios kilómetros cuadrados de extensión.
Cómo será que en el mapa se ve del tamaño de un municipio.
Allí hay un muelle logístico y turístico que se extiende hacia la laguna.
Varias embarcaciones de madera permanecen fondeadas, pero a esta hora del medio día el movimiento es mínimo.
Seguramente es en los fines de semana cuando el muelle cobra vida.
Lo que me pareció novedoso fueron las baldosas plásticas que le colocaron al muelle como de dos cuadras de largo. Para humedad a la intemperie, están perfectas.
Al final del muelle colocaron la estructura metálica que recuerda un famoso hotel asiático.
El mismo moto-taxista me pasó luego por el Centro de Convenciones, muy grande y pretencioso. Uno se pregunta: ¿para qué semejante edificación en un pueblo mediano?
También fotografié las fachadas de la sede del Concejo Municipal y la Casa de la Cultura.
Más adelante se encuentra una edificación larga, pintada ahora de marrón, donde viven los ancianos. Esa sí me parece una buena inversión social.
Ahora se termina de construir lo que será el Terminal de Transportes, con cancha y graderías detrás, pero todavía no están en uso.
Finalizamos el recorrido en el Parque Santander, en donde está la tarima permanente y la estatua del líder político nortesantandereano.
Parece que este parque por las noches congrega a muchos jóvenes en lo que sería la Zona Rosa del pueblo.
Y hablemos ahora de la iglesia católica, que es grande, con dos torres redondas de diseño precario, con
garitas y balcón cada una, en recuerdo no sé si de la iglesia de Santa Bárbara en Mompox o las mezquitas islámicas.
Por dentro es un recinto blanco, sencillo, con muchos ventiladores.
La alcaldesa de Chimichagua hasta el 2019 es la señora Maritza Pérez Ramírez. En este municipio habitan 31.000 chimichagüeros, 11.000 en la cabecera y 20.000 en los campos.
A pesar de ser tan nombrado, Chimichagua no ha sido el pueblo que más me ha gustado, aunque tiene espacios muy amplios y parece que la administración anterior invirtió mucho dinero en obras de cemento.
Así que reclamé el morral frente a la alcaldía y salí a tomar transporte hacia El Banco.