Celulares y Mascotas
Dos ideas me inquietan desde hace tiempo: Los celulares nos están convirtiendo en una sociedad de mudos y las mascotas están acaparando las manifestaciones de afecto.
1 – En cuanto a los Smartphone,
nadie duda de su utilidad y de cómo, hasta cierto punto han democratizado la humanidad. Ya todo el mundo tiene un celular inteligente. Tanto el millonario como el campesino usan Whats App o Instagram para comunicarse. Aquí y en cualquier país del mundo.
Pero de la misma manera como nos facilitan la comunicación y la vida, paradójicamente los celulares nos están volviendo cada vez más egoístas, ensimismados e inexpresivos.
Hasta hace 20 años los asuntos que hoy consultamos en Google se los preguntábamos a un amigo, un profesor o un lugareño. La facilidad con la que en Internet encontramos ‘todas’ las respuestas, nos está volviendo egocéntricos, poco comunicativos.
Cualquier manual de ideas para ser feliz incluye necesariamente: cultivar las amistades, hablar con extraños, hacer bien a otros. Justo esas normas capitales de la felicidad son las que estamos perdiendo con la tecnología.
Hasta donde la tenemos hoy en Colombia. Peor será cuando manejemos Inteligencia Artificial, Internet de las Cosas, Aprendizaje profundo.
2 – La otra inquietud: De qué manera las mascotas nos están robando la ternura.
Alguna vez le preguntaron a una extranjera de paso por Colombia, qué era lo que más le gustaba del país y su respuesta fue: ‘Que acá la gente no se suicida’. Porque en su país es frecuente que las personas se quiten la vida y tomen antidepresivos.
Se ha dicho que la especie humana es sociable por naturaleza. Pero ahora la necesidad de compañía la estamos solucionando con las mascotas. Más de la mitad de los hogares hoy, son multi-especie. Un perro, una gato, un pájaro enjaulado completan la célula de nuestra sociedad.
La Nobel de Literatura 2019 Olga Tokarczuk lamenta que perdamos la ternura que, según ella, es necesaria para mejorar el mundo y la vida.
En su discurso al recibir el Nobel la escritora polaca afirmó:
‘La avaricia, la falta de respeto a la naturaleza, el egoísmo… han reducido el mundo al estado de un objeto que se puede cortar en pedazos, agotar y destruir’.
Y más adelante su sentencia fue peor:
‘El mundo se está muriendo y no lo notamos… se está convirtiendo en una colección de cosas e incidentes, una extensión sin vida en la que nos movemos perdidos y solitarios’
Imposible negar la importancia de un perro para un anciano que vive solo o para el niño sin hermanitos.
Pero en la mayoría de los hogares las mascotas son la destinatarias de todo el afecto que debería recibir el resto de la familia.
Cómo sería diferente nuestro mundo si, al llegar a casa el hijo saludara a su mamá con el mismo entusiasmo con que acaricia al perro y carga al gato. O que el esposo colmara de picos no solo al can que le volea la cola, sino a la esposa que lo recibe entusiasmada.