Casablanca, Envigado (Antioquia)
Débora Arango Pérez
Casa Blanca, es una hermosa mansión que se aprecia subiendo al parque principal de Envigado, en la carrera 43 No. 32 Sur 98.
Desde fuera se adivina lo que es: casa de abuelos, de niños jugando en los patios, muebles antiguos y pájaros bebiendo en la fuente.
El abuelo de la pintora Débora Arango Pérez (1.907-2005), nunca pensó llamar ‘Casablanca’ a su residencia sino que, como es una casa grande y vistosa que siempre ha estado pintada de blanco, los envigadeños terminaron identificándola con ese apelativo.
Desde los años 50 Casablanca ha sido una de las residencias más conocidas, punto de encuentro y sitio de referencia para los paisanos de la artista.
Mediante la Ley 1248 del 24 de noviembre de 2008, el Congreso de la República declaró la Casa de la Artista Débora Arango como Museo y Bien de Interés Cultural de la Nación.
Casablanca se conserva intacta con los muebles antiguos, elegantes lámparas y copias de los principales cuadros de la artista.
Incluso don Oscar, el jardinero de la mansión desde hace 43 años, aún riega las matas y deshierba el patio en piedras de mazorca.
La próxima Administración Municipal definirá las condiciones y horarios para que grupos pequeños puedan recorrerla.
Débora: la contestataria
Más que pintar mujeres desnudas, Débora Arango desnudó a la sociedad de su tiempo, tan hipócrita y arribista, a pesar que la pintora hacía parte de una familia de clase media alta.
En una sociedad católica y conservadora, sus obras fueron consideradas como inmorales en la medida que atentaban contra el recato y las buenas costumbres.
En su viaje a España y Austria Débora recibe la influencia del expresionismo, en boga en aquella época y en esos países.
Las obras de la pintora envigadeña son catalogadas como expresionistas dado que mediante figuradas deformadas la pintora comparte su manera de ver la realidad desde el punto de vista psicológico, social o político.
Para algunos las pinturas de Débora Arango son ‘feas’ en cuanto que no coinciden con la realidad pura, las formas son distorsionadas, las líneas gruesas y los rostros poco tiernos.
El expresionismo busca llamar la atención del espectador mediante la distorsión de las formas.
El fenómeno de las migraciones que tanto nos preocupa hoy a colombianos y centroamericanos, también lo abordó Débora.
En varias de sus obras quedó plasmado el sufrimiento y el desarraigo de los campesinos a las ciudades, como consecuencia de la guerra partidista.
Débora viajo a México donde conoció a Diego Rivera y se dejo tentar de sus murales. Pinto sólo dos con los cuales quiso cautivar a una masa de público más amplia.
Hoy los grafitis callejeros son también un arte que a muchos hace desviar la mirada. Con pinturas en fachadas y sitios de riesgo los artistas urbanos buscan alcanzar a un mayor número de espectadores.
Perseguida política
En 1.940 el entonces ministro de Educación Jorge Eliécer Gaitán invitó a Débora a que expusiera sus obras en el Museo Nacional, pero pronto el presidente conservador Laureano Gómez hizo descolgar los cuadros.
A ese caudillo conservador lo pinta Débora con forma de sapo en su obra ‘La salida de Laureano’.
En España el dictador Francisco Franco también hace desmontar una exposición suya.
Débora era una mujer creyente que tuvo la humildad de decorar su casa con el cuadro de las dos personas que le habían hecho la vida imposible y a las cuales admiraba como artistas: Eladio Vélez quien la acerca al paisajismo y Pedro Nel Gómez de quien admira sus obras muralistas.
Débora Arango fue duramente criticada, solo en los últimos años de su existencia fue valorada hasta el punto que en el 2003 se le otorgó la Cruz de Boyacá.
Estoy leyendo el libro «Algún día, hoy» de Ángela Becerra. En él, la Protagonista: Betsabé Espinal, conoce al final a la artista Débora Arango, que la contrata como su modelo.
Buen aporte, gracias.
Excelente leer tus aportes a la memoria, vida, obra y milagros de nuestra maestra Débora Arango.
La casa da fe, de un lugar, dónde vivía una familia, muy religiosa, que llevaba allí a sus hijos para temperar, es decir para descansar.
Era como la casa de los abuelos, dónde todo era un deleite, con sus enormes jardines, sus amplias habitaciones, y la decoración particular, en la cual la maestra Débora Arango, puso toda su creatividad.
Al entrar a la casa detallen los zócalos, realizados por la artista, observen las copias de algunas de sus obras de gran formato.
La maestra Débora Arango, fue una artista integral, realizó acuarelas, pinturas al óleo, aún se conservan algunos bocetos, además trabajó haciendo cerámica.
Esta casa fue el refugio de la artista los últimos años de su vida. Si las paredes hablaran, tendrían mucho que decirnos, de todo lo que pensaba, de todo que sacrificaba, por cumplir el sueño de ser una pintora.
Débora Arango fue alumna del maestro Pedro Nel Gómez, de quién recibió una fuerte influencia, en sus trazos. Además visitó México, dónde conoció a Diego Rivera, un muralista tal vez sin par.
La iglesia católica criticó sus obras al igual que algunos políticos de turno, sus cuadros fueron descolgados de exposiciones, en renombrada ciudades de Colombia y España.
Gracias por este blog, del cual tomé notas para documentar las fotos de la visita a la famosa Casa Blanca el día 3 de mayo de 2022.
Gracias a tí Ana Clarisa, muy oportunos tus aportes que reflejan tu sentido de pertenencia a Envigado y la admiración por Débora. Saludos.