Canalete (Córdoba).
Sábado 15 de abril de 2017
Recorrido variopinto.
El viaje desde Cereté hasta Canelete fue muy variado. Primero en bus hasta Montería y de ahí en auto-stop desde el puente amarillo por donde sale la vía para Arboletes.
Por esta ruta se ven cultivos de árboles maderables, todavía en crecimiento. Menos mal se siembran esas especies para que no se talen bosques naturales.
En el radio del bus se escucharon todo el tiempo, comentarios adoloridos por la muerte de ‘El Gran Martín Elías’.
Definitivamente seremos subdesarrollados por mucho tiempo.
Y claro, tenía que ser en la emisora de mayor audiencia en Colombia, en la que hacen esos comentarios lastimeros, que mueven corazones y convocan audiencias. Todo por la mayor sintonía.
La tierna imagen de una gallina con sus pollitos encima, me renovó el ánimo. Qué belleza cómo son de traviesos esos polluelos. Y la mamá tolerante con su atrevimiento.
Auto-Stop.
Ya en el cruce comencé a echar dedo por si algún carro me recogía. Al rato paró una camioneta en la que anduve hasta el corregimiento Durango, a mitad de camino hasta mi destino. Bueno, algo es algo.
Desde ahí la moto de un lugareño que iba para más allá de Canalete me llevó en 20 minutos hasta el pueblo. Siempre estuve nervioso durante el viaje en moto.
Para vencer el miedo, tuve actitud favorable, es decir, positivo en el sentido que nada malo nos iba a suceder, y con la idea de avanzar hacia adelante, no con el cuerpo ahí colgado como algo inerte y pesado, más bien con el cerebro conectado en modo positivo. Eso es muy importante.
El hombre de la moto no me quiso cobrar, entonces lo invité a gaseosa con galleta de limón, en el kiosco del primer parque, a la entrada a Canalete.
Cerca al pueblo, otra imagen campesina me corroboró la idea de cómo las motos han reemplazado a las bestias, incluso para cargar hojas con las cuales se cubren los techos de las viviendas.
Pedestal sin héroe.
Ahora sí a caminar por canalete. Al llegar al parque central, qué veo: un pedestal a un lado del espacio público, sin ninguna estatua encima.
A lo mejor está en proceso la escultura del fundador de Canalete o la imagen pedestre del Libertador Simón Bolívar.
Así que como ‘héroe’ me subí a lo alto y le pedí a un chico que me tomara fotos con los brazos arriba o en actitud de pro-hombre.
Esta circunstancia me hizo pensar en una nueva idea de negocio: en sitios turísticos, como por ejemplo en Santafé de Antioquia, armar un pedestal de madera y crear vestuarios acordes a la imagen del Mariscal Jorge Robledo o cualquier héroe, para alquilar a los viajeros.
Los turistas estarán felices de tomarse fotos arriba del pedestal con el atuendo adecuado.
Parque renovado.
El parque principal de Canalete está recién restaurado, valió la pena la inversión, se ve muy bien ahora, con palos de mangos cargados de frutos.
Hace unos años la iglesia parroquial estuvo pintada de colores pasteles, que la hacían ver mejor que ahora, cuando aperece toda blanca.
Una tarima a un lado y un sendero con sombra en el otro.
La alcaldía de Canalete es de un solo piso y decente.
La que está un poco descuidada es la Casa de la Cultura, en una edificación con arcos, cerca a la plaza central.
En seguida saludé a don Manuel, el mecánico de todo: autos, camiones y hasta tractores.
En el Terminal de Transportes aseguraré por $9.500, el regreso a Montería para la tarde.
Mientras se completan los 11 pasajeros, almuerzo con sopa de gallina vieja en el restaurante contiguo al Terminal.
Dejando huella.
Desde el año pasado he tomado la costumbre de llevar mis platos vacíos e incluso los de otras mesas, hasta la cocina o el mostrador del restaurante donde como.
Ese gesto gusta a los empleados o dueños y es una actitud amable y de reconocimiento a quienes elaboraron los alimentos o me los sirvieron.
Y casi siempre soy expresivo en la manera como doy las gracias, generalmente ensalzando el menú, si fue que de verdad me gustó, lo que generalmente ocurre.
Esos gestos, como el de saludar o ser comedido, hacen que las personas con quienes interactúo, me traten tan bien como yo a ellos.
También fotografié una barbería muy costeña y a la fresca, con espejo y silla insipientes.
Para el viaje a Montería, la chica del Terminal de Canalete que es quien acomoda a cada uno de los pasajeros, tuvo la deferencia conmigo de acomodarme en el puesto de adelante, con todo el paisaje a la vista.
Acá habitan en total 17.000 canaletenses, 4.000 en el pueblo y 13.000 en las veredas.
El alcalde de Canalete hasta el 2019 es el señor Armando José Lambertinez Bolaño.